JUVENTINO ROSAS (1868 – 1894)

Me mudé al pueblo de Tacuba donde conocí a una de las personas que marcaron mi vida, el señor Vicente Alfaro, quien me abrió las puertas de su casa, lo que me permitió seguir componiendo. En agradecimiento a la familia les dediqué algunas de mis composiciones, por ejemplo, el vals Sobre las olas, se lo dediqué a su esposa y a su nieto el vals para piano titulado Ensueño seductor.
En 1888 le vendí a la Casa Wagner y Levien, dedicada a la edición de música mexicana, mi vals Sobre las olas y el chotis Lazo de amor. Te diré que el vals se volvió muy popular y su fama llegó hasta Austria, la tierra de los valses, en donde tuvo una gran aceptación. Apuesto a que los has escuchado alguna vez.
Te sigo contando, en ese mismo año le escribí un vals a la esposa del presidente Porfirio Díaz, doña Carmelita Romero Rubio. Se estrenó como parte del programa de celebración del cumpleaños del presidente el 14 de septiembre. Como imaginarás, a partir de entonces el vals Carmen se tocó en jardines, paseos y festivales haciéndome famoso. En ese tiempo compuse varias obras como: el chotis Floricultura, el vals Eva y La cantinera. Todo parecía ir muy bien y que mis problemas habían terminado, pero en ese momento mi esposa Juana me abandonó, lo que me deprimió muchísimo. Para desahogar mis penas escribí algunas piezas, por ejemplo, una mazurca llamada Juanita op. 22 y tres danzas.
Morí lejos de mi patria en La Habana, Cuba, aunque al poco tiempo trajeron mis restos a México. Ahora se me conoce como el compositor de valses.