Entrevista realizada por José Antonio Alcaraz: Diorama de la Cultura, Excélsior, México, 5 de noviembre de 1961
La Quinta y la Sexta Sinfonías de Chávez
En medio del ambiente magnífico, pleno de trabajo, que significa el taller de composición, encuentro a Carlos Chávez rodeado de sus discípulos.
Podría extenderme en minuciosa forma, describiendo y calificando el ambiente, la atmósfera, las particularidades y logros de este lugar en el cual reciben entrenamiento profesional seis jóvenes, quienes lejos de toda improvisación podría escribir música el día de mañana; pero no es este el caso; la personalidad de Chávez, admirada por mí profundamente desde los años de la Orquesta Sinfónica de México, me parece tan importante, que quiero enfocarla, presentando en forma directa, objetiva, tan compacta, clara y concisamente como sea posible, su actual etapa de trabajo.
Sus anteriores etapas han sido analizadas, compiladas y reseñadas por personas tan inteligentes como Weinstock y Bal y Gay, o tan terriblemente impersonales como García Morillo, pero es indudable que la actual etapa, iniciada, según puede decirse ―en cierta forma― guiados por las palabras del compositor, con Invención, será una de las más importantes de Chávez, puesto que la sorprendente madurez de los logros anteriores hacen prever, o bien el posible asentamiento y depuración en el estilo, o bien una evolución (moderada, bastante moderada).
Los conceptos de Chávez, que suele tener siempre un poquitín de úcase y otro tanto de bula, lo que les presta un aire particular, y dado que son sólidamente meditados, tras largas reflexiones, suelen ser casi invariables. Si a esto se añade un ligero toque de picante stravinskiano, se tendrá una idea cercana, y a la vez una explicación de muchas particularidades del enfático lenguaje de Chávez.
¿En qué obra está usted trabajando actualmente?
En mi sexta y séptima sinfonías, esta última escrita por encargo de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Esto por lo que a composición respecta, pues estoy también ocupadísimo en la corrección de pruebas de ediciones nuevas de mis obras. Entre las más recientes se encuentra la Chacona de Buxtehude, orquestada por mí, el Soli No. 2 para cuarteto de alientos, estrenado este año y escrito para el Festival Panamericano de Washington, y mis Siete piezas para piano (editadas anteriormente por New Music).
Todas estas ediciones están siendo hechas por Mills Editions, con la que he firmado un contrato de exclusividad y que se ha obligado a comprar toda mi música.
¿Con qué propósito escribió usted sus nuevas sinfonías?
Cada obra tiene sus propios propósitos. Todas las obras son un experimento, a partir del romanticismo. Cuánto se logra en este experimento, es lo que da el sentido o la descalificación a la obra. Por ejemplo, Invención trata de huir radicalmente del cliché clásico, o sea de la forma lograda a base de repetición; este es un propósito aparentemente negativo, pero en realidad se trata de explorar nuevas formas.
(Honegger habla de la medida de la legitimidad de una obra, conforme a lo que el compositor se propuso realizar en ella y lo que obtuvo.)
¿Con qué obras anteriores conecta usted sus nuevas sinfonías?
El estilo es el hombre. Toda mi música, todas mis obras, tienen mi estilo; el estilo es polifacético y creo que es la expresión fundamental de una personalidad, y por lo tanto es una manifestación subjetiva que me resulta difícil analizar en el caso propio.
Podemos decir que la expresión se acerca, en cierta forma, a Invención, dado que hay una fuente estructura tonal y casi diatónica.
Los factores circunstanciales técnicos intervienen en cada obra, y por lo tanto quizá pueda hablarse de una cierta alianza estilística.
¿Puede hablarse de exploración en estas obras, como lo ha hecho usted al referirse a Invención?
La exploración existe en toda la música que escribo, de una manera consciente, sin forzarla, impregnándose de una intención: obedece a un sentimiento legítimo. En este caso concreto debo decir que la repetición me cansa. Tengo un sentimiento no reiterativo muy fuerte, sobre todo en la Séptima.
He tratado de obtener la deducción de elementos temáticos, unos de otros, de manera más íntima.
¿Qué construcción tienen sus sinfonías?
Toda sinfonía es una construcción simétrica, y la simetría pide repetición. En general, toda sinfonía está basada en dos elementos esenciales que se exponen, desarrollan y reexponen. El énfasis varía la importancia de los elementos.
Ambas sinfonías están hechas a base de piezas contrastadas, y ambas tienen cuatro movimientos.
La orquestación ha sido solicitada por las necesidades de la música misma.
¿En qué otras composiciones trabaja usted actualmente?
Mi Prometeo, cantata sobre textos de Esquilo, está detenido, pues me he consagrado totalmente a las sinfonías y a mi labor docente en el Taller de Composición, del que estoy sumamente satisfecho, pues todos los muchachos que tengo como alumnos son de gran talento.
¿Y qué obras suyas se editarán en un futuro inmediato?
El Corrido del sol, la Obertura mexicana, la Sonata para cuatro cornos y mi Concierto para violín (Obertura mexicana es el título definitivo de la Obertura republicana).
Asimismo, una vez que termine yo la reconstrucción de la orquestación de mi ópera será editada. Noel Lindsay ha hecho ya una magnífica traducción al español.
También se editará una versión a capella de Tierra mojada.
Sabemos que próximamente realizará usted una serie de conciertos al frente de varias importantes orquestales del extranjero.
¿Quiere darnos su itinerario?
Pues, por lo pronto, este noviembre daré varios conciertos con la Filarmónica de Nueva Orléans. Y en el año próximo una gira a Europa que se desarrollará así: 7 de enero, Bruselas; 11 Oslo. Berlín (la filarmónica), 16 y 17. Después, Hamburgo, Viena, Praga, París y Tel Aviv.
En mi permanencia en Viena, grabaré mi Concierto para Piano, que será tocado en todas las ciudades de la gira, a excepción de Tel Aviv, por Eugéne Liszt. En todas estas ciudades tocaré también La Sinfonía India, y en Berlín El Trópico de mi HP.
(Esperamos el estreno de estas nuevas obras de Carlos Chávez y deseamos al gran músico mexicano el mayor de los éxitos en el continente europeo.)
Diorama de la Cultura, Excélsior, 5 de noviembre de 1961