Para que los mariachis no callen, autoridades culturales del Gobierno del Distrito Federal inauguraron el pasado 6 de junio la primera escuela de mariachis de México. ¿Dónde? Dónde más: en la cuna de esta música, la plaza Garibaldi. En realidad, la escuela brinda servicio desde finales de 2012, pero, como faltaban algunos detalles para su presentación institucional, se optó por inaugurarla la fecha arriba referida. La escuela de mariachis es un proyecto de la Secretaría de Cultura del GDF y depende del Centro Cultural Ollin Yoliztli. En 2011, la Unesco incluyó al mariachi en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por ser una expresión única y representativa de todo México. En este centro, casi un centenar de alumnos de entre 10 y 50 años estudian las asignaturas de solfeo, armonía, técnica vocal e historia de la música, así como el instrumento en el que se especializan: violín, trompeta, guitarrón, guitarra, vihuela o arpa.
Los antiguos romanos tocaban la música con tambores y costillas de humano.
Se ha demostrado que la música relajante reduce en el cuerpo los niveles de cortisol, la hormona asociada con el estrés.
El próximo 28 de junio se cumplirán 50 años de la publicación de la novela “Rayuela” del argentino Julio Cortázar, un autor que mantuvo una relación muy estrecha con la música. Decía, por ejemplo, que pese a que no era un escritor de métodos, confiaba en su oído para saber qué rumbo estilístico tomar. “Hay una especie de ritmo que no tiene nada que ver con la rima o las aliteraciones”, señalaba. Asimismo, tampoco fue muy discreto a la hora de ventilar sus pasiones, una de ellas, perdurable y monolítica, con la trompeta. De acuerdo con Mario Vargas Llosa, en la casa parisina de Cortázar había una habitación adaptada como estudio para que el escritor argentino se diera vuelo practicando el ritmo favorito de los beatniks: el bebop. Pero Cortázar lo hacía a solas, en privado, y creía tener sus razones para ello: “Sí, en verdad toco la trompeta, pero sólo como desahogo. Soy pésimo”. (Con información de: elcomercio.pe. Junio 1, 2013).
A unos cuantos días de que cumpla 53 años, la película “Psicosis” –estrenada en Estados Unidos el 16 de junio de 1960— es considerada una de las cintas prominentes en la historia del cine. “Psicosis”, del director británico Alfred Hitchcock, integra a la trama una de las bandas sonoras más impactantes de las que se tenga memoria. El compositor del tema fue el neoyorquino Bernard Hermann, de quien se dice tuvo que rogar literalmente al excéntrico director para que éste le autorizara musicalizar la escena en que Marion Crane se ducha antes de dormir, momento en que el espectador observa aterrorizado la silueta de una anciana acuchillando a la joven. Hitchcock deseaba que dicho segmento se mantuviera en silencio. Sin embargo, al apreciar el impacto que se lograba con la música, fue el primero en comprender que estaba ante uno de los grandes momentos musicales de la cinematografía mundial.
La forma latina “Stradivarius” proviene del apellido del luthier italiano Antonio Stradivari (Cremona, 1644 - 18 de diciembre de 1737), y se utiliza para referirse a sus instrumentos. Además de violines, Stradivarius construyó arpas, guitarras, violas y violoncellos, casi mil 100 instrumentos en total, de los cuales alrededor de 650 se conservan.
Pitágoras (siglo IV a.c) fue quizá el primer pensador griego en estudiar las relaciones entre los sonidos. El primer teórico musical definió el arte musical como “síntesis de los opuestos, unidad de múltiples y combinación de contrarios”.
Del 14 al 17 de marzo, el maestro Jorge Córdoba V. participará en la convención de la ACDA (Asociación Americana de Directores Corales), a celebrarse en Dallas, Texas. En las actividades de la convención, Córdoba ofrecerá una conferencia ejemplificada con una de sus composiciones corales, la cual forma parte de las ediciones digitales del ensamble VocalEssence, que interpretará bajo la dirección del maestro Philip Brunelle. Posteriormente, del 18 al 25 siguientes, Córdoba viajará a Japón, donde dirigirá al ensamble vocal femenino Tuúmben Paax, con el que ofrecerá un par de conciertos, además de que participarán en conjunto en el Concurso Internacional Coral de Fukushima.
En un día como hoy, pero en 1685, nació el compositor alemán Johann Sebastian Bach, destacado compositor de obras de música religiosa, caracterizadas por la riqueza de su armonía. En 1839 nació el compositor ruso Modest Petrovich Mussorgsky, cuyas obras teatrales realistas fueron acompañadas con música basada en las melodías populares de los campesinos rusos.
“Rigoletto”, melodrama en tres actos con música de Giusseppe Verdi, y libreto de Francesco Maria Piave, tomando como base la obra teatral “Le Roi s’amuse” de Victor Hugo, fue estrenada el 11 de marzo de 1851 en La Fenice de Venecia. Pasión, engaño, amor filial y venganza, ingredientes extremos presentes en todo momento de la existencia humana, se mezclan en una historia que tiene como personaje central a Rigoletto, un deforme bufón de la corte del Ducado de Mantua.
La flauta, posiblemente el instrumento más antiguo creado por el ser humano, tiene registros de su presencia histórica desde la edad de piedra, cuando los huesos de animales y rocas huecas fueron acondicionados para producir sonido. Al llegar a la Grecia clásica, la flauta era ya un instrumento cotidiano, como se puede ver en vasijas y relieves.
El 30 de marzo de 1282, las iglesias de Palermo llamaban al oficio de vísperas. Pero ese día las campanas señalaron el fin del dominio francés en la isla. Las “Vísperas sicilianas”, como se conoce a este acontecimiento, inspiraron la ópera en cinco actos “I vespri siciliani”, con música de Giuseppe Verdi y libreto en francés de Charles Duveyrier y Eugène Scribe, a partir de su obra “Le duc d’Albe”. La obra fue estrenada en la Académie Impériale de Musique el 13 de junio de 1855. El término regresó del pasado el 10 de septiembre de 1931, horas después de ser asesinado el jefe de la Mafia en Nueva York, Salvatore Maranzano, por gente de Lucky Luciano. En “La noche de las vísperas sicilianas” murieron más de 50 jefes de la vieja guardia de la honorable sociedad, con lo que Luciano tomó el poder del crimen organizado de Norteamérica.
Su habilidad y apariencia dieron fama de “diabólico” a Niccoló Paganini, aunque el público idolatraba a este compositor y violinista italiano. Y había razón de sobra para la admiración que despertaba: entre otras cosas, amplió las posibilidades interpretativas del violín mediante digitaciones especiales y posiciones muy avanzadas en el diapasón, a la vez que terminó con los mitos de la necesidad de ciertas condiciones físicas para la ejecución del instrumento. Paganini fue el primer músico en demostrar la trascendencia del virtuosismo como un elemento en el arte.
En beneficio de los autores y su ámbito, el Centro de Música de Concierto también trabaja en conjunto con otras tres asociaciones, que son: *La Liga de Compositores de Música de Concierto, creada para difundir y conservar la música compuesta en nuestro país en todos sus periodos. *La Música de Concierto de México, formada con el objetivo de llevar el control y difusión de las obras sinfónicas de sus socios, las cuales son alquiladas a orquestas sinfónicas tanto nacionales como extranjeras. *La Sociedad Mexicana de Música Nueva, la cual defiende y difunde la música de concierto de nuestros compositores mexicanos actuales o contemporáneos. El Centro de Música de Concierto tiene nuevos proyectos y temporadas de conciertos para los compositores y permanece con las puertas abiertas para los nuevos talentos.
En los 18 años que vivió en París (1831 a 1849), el pianista polaco Frederic Chopin fue el centro gravitacional de una gran cantidad de artistas que florecieron o arribaron a la ciudad luz en las primeras décadas del siglo XIX. Hombre con una gran encanto personal, cálido y con una envidiable facilidad de palabra, el artista, sin embargo, tenía un lado oscuro marcado por la inseguridad, los ataques repentinos de ira, la depresión y la melancolía, elementos a los que hay que añadir la enfermedad que lo llevó a la tumba: la tuberculosis. Pese a su gran poder de convocatoria artística, el músico era exageradamente renuente a actuar en público. De hecho, sólo dio 30 conciertos en sus 39 años de vida. “El público me intimida”, escribió Chopin a Franz Liszt. “Me sofoca, me siento paralizado por las miradas curiosas, y los rostros desconocidos me perturban”.
Del 14 al 17 de marzo, el maestro Jorge Córdoba V. participará en la convención de la ACDA (Asociación Americana de Directores Corales), a celebrarse en Dallas, Texas. En las actividades de la convención, Córdoba ofrecerá una conferencia ejemplificada con una de sus composiciones corales, la cual forma parte de las ediciones digitales del ensamble VocalEssence, que interpretará bajo la dirección del maestro Philip Brunelle. Posteriormente, del 18 al 25 siguientes, Córdoba viajará a Japón, donde dirigirá al ensamble vocal femenino Tuúmben Paax, con el que ofrecerá un par de conciertos, además de que participarán en conjunto en el Concurso Internacional Coral de Fukushima.
El Museo Diego Rivera-Anahuacalli celebrará el próximo 21 de marzo la entrada de la primavera con un espectáculo musical que abarca rythm and blues, boogie, gypsy, rock & roll, rocksteady o bolero, con una estructura afín al jazz. El boleto incluye también entrada al museo, recorrido por la exposición temporal The Clipperton Project: Capítulo Uno, y cata de mezcal.
El investigador japonés Shigeyoshi Osaki, vinculado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Nara (Japón), ha fabricado cuerdas de violín juntando entre 3 mil y 5 mil hilos de araña para cada una. Osaki lleva años trabajando sobre las propiedades de los hilos que tejen las arañas y sus aplicaciones prácticas, ya que se trata de un material sumamente resistente. Para ello utiliza más de 300 arañas hembra en su laboratorio, de la variedad “Nephila maculata”. En el caso de las cuerdas de violín, las realizadas con hilos de araña aguantan mucha más tensión que las habituales de nailon y aluminio. De acuerdo con los violinistas profesionales consultados, el sonido que producen estas novedosas cuerdas es de gran calidad, suave y profundo, aunque distinto al de las cuerdas habituales, y algunos han declarado que es preferible al convencional.
Cuando Franz Schubert murió (1828), entre sus posesiones apareció el primer acto de su inconclusa cantata “Lazarus”, de febrero de 1820, proyectada en tres actos, que se estrenó en la Pascua de 1830. Treinta años más tarde aparecieron páginas del manuscrito del acto II y finalmente, en 1863, Johann von Herbeck, un director de orquesta alemán, por casualidad encontró otra página, también del acto II, en manos de un tendero que iba a utilizarla para envolver mercado.
Aunque Wolfgang Amadeus Mozart desde niño dio muestras de ser un genio musical y de que alcanzó la fama muy joven, su situación económica siempre fue difícil. Su muerte temprana ha sido motivo de diversas especulaciones: gripe, afecciones cardiacas e incluso envenenamiento por mercurio, han sido mencionadas por los estudiosos. La causa verdadera quizá nunca se sepa, ya que cuando el cadáver del músico fue encontrado, el estado de descomposición era muy avanzado. Mozart padeció el síndrome de Tourette, de ahí su hiperactividad y comportamiento obsesivo-compulsivo, conducta que en su época fue ampliamente criticada.
La fabricación de los “castrati” comenzó en el siglo XVI y tomó auge en el XVII, cuando la popularidad de la ópera creó una demanda de individuos de voces prodigiosas que combinaban las notas agudas de niños prepúberes con la fuerza de los pulmones adultos. En ese universo del espectáculo clásico, lo peor y lo mejor que le podía suceder a un niño italiano era tener una voz de hermosa promesa. Si los padres accedían, el infante era llevado al barbero de la esquina, donde la transformación se consumaba. La cirugía tomaba un par de horas. En realidad, el efecto del opio en los sentidos del muchacho era lo que requería mayor tiempo. Pero no siempre las promesas se cumplen. De la gran cantidad de niños que fueron pasados a cuchillo, sólo unos cuantos tuvieron la fortuna de cantar frente a las exigentes audiencias de la ópera europea. Muy pocos de ellos se convertían en las estrellas rutilantes que compensara el sacrificio de la sexualidad.
Un estudio publicado en el “Journal of Neuroscience” explica que los niños que asistieron a clases de música se aseguran un mejor sistema auditivo como adultos. Los autores de la investigación afirman que los menores que tocaron un instrumento, aunque no haya sido durante toda su infancia, desarrollaron respuestas cerebrales a sonidos complejos. Y citan un ejemplo: si usted es de las personas que sigue sin problemas el hilo de una conversación en un ambiente muy ruidoso, sin que nada lo distraiga, quizás se lo debe a aquellas dos horas de clases de flauta dulce. La investigación añade que si usted estudió durante un período de uno a cinco años, enhorabuena, tiene muchas más posibilidades de reconocer diferentes frecuencias que aquellos que hicieron la pinta en la clase de música.
A principios de 2012, apareció una carta del compositor Ludwig van Beethoven después de que había sido legada a un instituto de música en Lubeck, en el norte del país. Se trata de una misiva garabateada de seis páginas que fue escrita en 1823. El mensaje describe en parte la personalidad del músico, pues rebosa de esa melancolía que sentía Beethoven por su mala salud y penurias financieras. Y, la verdad, no había mucho espacio para el optimismo en la vida del genio, pues al momento de escribirla estaba sordo y necesitado de dinero. De hecho, en la carta Beethoven pide ayuda a otro músico, Franz Anton Stockhausen, para encontrar un patrocinador para su última obra, la “Missa Solemnis”.
Luciano Pavarotti (Módena, 12 de octubre de 1935- Módena, 6 de septiembre de 2007) es considerado uno de los cantantes contemporáneos más famosos, tanto en el mundo de la ópera como en otros géneros musicales. Fue hijo de Adele Venturi, trabajadora en una fábrica cigarrera, y de Fernando Pavarotti, panadero y tenor aficionado, que estimuló a Luciano para comenzar sus estudios en el mundo del canto. Sin embargo, al parecer las penurias que vivió la familia impidieron que Luciano estudiara en forma un arte para el que nació. Es decir, Luciano Pavarotti, uno de los extraordinarios tenores del mundo, era incapaz de reconocer una clave de sol en la partitura. “Ya soy demasiado viejo para aprender”, decía. Aun así, aprendió un sistema de líneas y colores para guiarse en la evolución e interpretación de la melodía.
El músico estadounidense John Cage (1919-1992) es uno de los primeros compositores en dar una gran importancia al silencio en la música. Cage se dio cuenta que lo que concibe como silencio en realidad no lo es, ya que durante los silencios musicales en un concierto continúan sucediendo eventos sonoros (la tos del público, los ruidos en el exterior del auditorio, etcétera.) En 1951, Cage visitó la cámara anecoica de la Universidad de Harvard. Buscaba obtener una perspectiva del “silencio total”. Sin embargo, se dio cuenta de que en ésta cámara percibía dos sonidos, uno alto y otro bajo, el primero su sistema nervioso y el segundo los latidos de su corazón y la sangre que corría por sus venas. La experiencia modificó por completo su concepto del silencio. Llegó a la conclusión de que: “El significado esencial del silencio es la pérdida de atención… el silencio no es acústico… es solamente el abandono de la intención de oír.”
En marzo pasado, como parte del Festival de Teatro Latino de Chicago, se presentó “Pedro Páramo”, obra basada en la novela homónima del escritor Juan Rulfo. La puesta en escena fue dirigida por Flora Lauten, directora del Teatro Buendía de Cuba, y el guión correspondió a la dramaturga Raquel Carrió, también de la compañía cubana. “’Pedro Páramo’ es una novela perfecta para reflexionar sobre temas que son muy duros, como los conflictos sociales, la pobreza, la miseria de un pueblo, la desigualdad en pueblos mexicanos, cubanos. En ambos países se da el fenómeno de que los pueblos pobres son ricos en mitología, que es el sentido más tremendo de la novela de Rulfo”, explicó Carrió. La música estuvo a cargo de Jomary Hechavarra (cubano), Víctor y Zacbé Pichardo, estos dos últimos, de la agrupación Sones de México Ensemble.
Para muchos músicos, la guitarra eléctrica es un instrumento que si bien guarda mucha similitud con su pariente acústica, las diferencias entre ambas son notables. Notables también son las rarezas que rodean a los maestros del rock, jazz, country, etc. con dicho instrumento. Por ejemplo, Brian May, de la banda Queen, utiliza una guitarra hecha en casa, a mano, que jamás estuvo exhibida en una tienda de instrumentos musicales. El jazzista gitano Django Reinhardt y el británico Tony Iommi, “inventor” de los riffs del heavy metal”, son músicos “con capacidades diferentes, ya que Django sólo utilizaba la mitad de los dedos de su mano izquierda, pues tenía el anular y el meñique agarrotados y paralizados como consecuencia de un accidente. Por su parte, Tony Iommi perdió las yemas de los dedos medio y anular en las cuchillas de una factoría de metales. De hecho, Iommi toca con una prótesis de plástico que sustituye a las yemas faltantes.
“Uno no hace música por la inmortalidad, es por el momento, por captar esa dicha, por estar vivo en el planeta Tierra. Todo el mundo debería vivirla de esa manera”. Así se expresaba Raymond Daniel Manczarek (Ray Manzarek) músico de Chicago que, junto con James Douglas (Jim) Morrison, fundaron en 1965 la banda de rock & blues The Doors. Manzarek comenzó sus estudios de piano a los siete años, aunque se mudó a Los Ángeles para estudiar cine en la Universidad de California. En el campus conoció a Morrison. La mancuerna invitó al guitarrista Robby Krieger y a John Densmore para la batería, con lo que se integró una agrupación que ha vendido más de 100 millones de copias en el mundo. Nada mal para una banda que surgió de una idea casual, como Manzarek alguna vez lo señaló: “Nunca hubo una idea de lo que debía ser The Doors, excepto poesía y música”.
El pueblo británico destaca por sus tradiciones. Una de ellas, relativamente reciente, corresponde a las transmisiones en vivo de la BBC, sobre todo la que anualmente hacía en mayo, cuando colocaba los micrófonos a las aves de un jardín de Surrey. El canto de los ruiseñores había comenzado a emitirse en 1923, y fue una idea de la violonchelista clásica Beatrice Harrison, quien convenció al director general de la BBC de transmitir su dúo con las aves por la radio. A regañadientes, el funcionario aceptó, sólo que, después de colocar el equipo en el jardín trasero de la casa de Harrison, en Oxted, Surrey, los pájaros brillaron por su ausencia. Harrison tocó su instrumento y 15 minutos antes de finalizar el programa, los ruiseñores aparecieron. El canto de estas aves fue la primera grabación de un animal en la naturaleza, y pese a los veleidosos ruiseñores, la emisión se volvió muy popular.
Hace 42 años, el 3 de julio de 1971, la policía parisina rescató de un departamento de París el cuerpo de Jim Morrison, el extrovertido vocalista de The Doors, quien reposaba en la bañera. El músico tenía 27 años y desde hacía meses vivía en una especie de retiro voluntario. Lo cierto es que su carrera estaba próxima a su fin. Con su muerte, la fama llegó para quedarse. El joven de Melbourne, Florida, era un huracán húmedo arriba del escenario, un dueño absoluto del espectáculo excesivo, de ahí la gran pasión que aún despierta entre jóvenes, adultos y viejo en el mundo. Como sucede cada año, este día se espera la visita de cientos de fans a la tumba del Rey Lagarto en el cementerio parisino de Pere Lachaise. Pero en esta ocasión habrá una ausencia notable: la de Ray Manzarek, el tecladista de The Doors fallecido el pasado 20 de mayo, quien año con año visitaba el promontorio del amigo que se adelantó en ese viaje que todos tarde o temprano emprendemos.
En 2003, en los festejos del bicentenario del nacimiento de Héctor Berlioz, surgió una controversia acerca del sitio final de su descanso. Berlioz fue un hombre peculiar. Estudió medicina, pero nunca la ejerció debido a que sentía náuseas al ver sangre. Decidió dedicarse a la música, aunque nunca llegó a dominar algún instrumento armónico. No fue un compositor prolífico, pero sus cuatro sinfonías, tres óperas, un réquiem y otras 20 piezas son más que suficientes para figurar en el top ten de los grandes compositores de música clásica. Berlioz era ciudadano francés, pero Francia le negó el reconocimiento que sí gozaba en Italia, Reino Unido y Alemania. En 2003, ante la propuesta de llevar los restos del músico al Panteón de París, el presidente Jacques Chirac consideró que Berlioz carecía de los tamaños para figurar al lado de glorias como André Malraux y Alejandro Dumas. Berlioz continúa en el cementerio de Montmartre, con sus dos esposas al lado.
Nació en Tlacotalpan, Veracruz. A los seis años ya radicaba en la ciudad de México. Tiempo después era pianista en prostíbulos y casas de citas, y podía sostener perfectamente una conversación en francés con el presidente Charles De Gaulle o la cantante Edith Piaff. Era Agustín Lara Aguirre del Pino, quien tras estudiar piano con varios maestros, decidió seguir su trayectoria como músico, oponiéndose a su padre, que deseaba para su hijo una carrera militar. Y la decisión de Agustín Lara fue la mejor, sobre todo para un público que, dentro y fuera de México, idolatró sus composiciones, las hizo suyas y las inmortalizó. Propios y extraños reconocieron en el delgadísimo músico al maestro y poeta, al seductor de gazné al cuello y cigarro aprisionado en la comisura de los labios, quien con voz poca agraciada, entonaba las coplas más bellas, al amor, a la prostituta, a la muerte, al mar… en resumen, a la vida, con su melosidad a cuentagotas y amargura a raudales.
En 1991, Alexandra Besymenskaja encontró una caja en el ático de una casa vieja de Moscú. Contenía cerca de 100 discos de pasta, etiquetados como parte de una colección perteneciente al Führerhauptquartier (jefe de oficina en alemán). Resulta que el jefe de oficina no era cualquier gutierritos. No, el jefe de oficina en la época a la que pertenecían los registros musicales era nada menos que Adolf Hitler. ¿Qué hacían esos discos en Moscú? Eran parte del botín que algunos soldados obtuvieron al saquear las oficinas del Partido Nazi en Alemania. Los registros sirvieron para mostrar al mundo la música favorita del Führer. Y qué sorpresas. En primer lugar, Hitler tenía una predilección marcada por los compositores rusos, pese a que en público había dicho que tales músicos eran subhumanos. Pero lo más sorprendente fue el gusto del líder germano por concertistas judíos como el violinista Bronislaw Huberman, el pianista Artur Schnabel y el bajo ruso Fyodor Shalyapin.
En 1908, a la par que debutó como pianista, Sergei Prokofiev comenzó la construcción de su imagen de niño terrible. ¿Cómo? Mediante la creación de obras extravagantes como los Conciertos Románticos para Piano no.1 y no.2. Para 1914, dejó el Conservatorio de St. Petersburgo y viajó a Londres. Luego, vivió un tiempo en Estados Unidos, para en 1918 establecerse –él pensaba que de forma definitiva— en Francia. Los esbozos de su regreso a la Unión Soviética los trazó Romeo y Julieta, el ballet clásico comisionado por los Bolshoi, cuyo primer estreno ocurrió en 1938. Para entonces, Prokofiev vivía en Moscú, a donde llegó en 1936, para dedicarse en cuerpo y alma a los temas relacionados con los niños, como Pedro y el lobo. En adelante, mantuvo su interés en el tema, de ahí el ballet clásico integral Cinderella. Conciliado con su país, Prokofiev murió sin que casi nadie se percatara de su partida, pues ésta sucedió el mismo día en que falleció Lósif Stalin.
El pasado 30 de mayo, la Fonoteca Nacional realizó un homenaje al comediante mexicano Germán Valdés, Tin Tan. La institución no desbordó su ámbito normativo, pues una de las facetas del histrión, reconocida en el plano popular, es la de cantante. El público que ha visto sus películas lo recordará entonando una versión inmejorable de Bonita, tema inmortal de Luis Arcaraz y José Antonio Zorrilla. Y lo hacía con un estilo inigualable, gracias a una formación autodidacta que tomó lo mejor del estilo de los crooners, como bien lo señala el especialista Jaime Almeida. Sin embargo, Tin Tan era mucho más, y de aquí el homenaje que le rindió la Fonoteca. Germán Valdés era compositor, no sólo un excelente intérprete. Es autor, entre otras, de Cantando en el baño, Adela y La nuez. Los agachados, Las tobilleras a las medias, Preso me llevan y El hijo pródigo, son otras de las piezas de su autoría. Por supuesto, su inspiración también produjo el tema Calabacitas tiernas.
Para el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, un prejuicio de sus colegas era creer que toda música proviene de las sirenas. Ironía o no, lo cierto es que el pensador daba una gran importancia a la armonía. Como cualquier ser humano, Nietzsche tenía su música y compositores preferidos. Se inclinaba, es cierto, por su coterráneos –Bach, Beethoven, Schubert, entre otros—, a los que investía de dotes filosóficas que posiblemente tales músicos ignoraban. Y, como se sabe, fue Wagner el artista que primero lo conquistó y al que más adelante repudió. En Wagner, el filósofo vio la condensación de la decadencia alemanda, de la demagogia y de la falsa moral. ¿Qué motivó la ruptura de esos dos genios? ¿Por qué cuando Nietzsche sufre su primer gran apagón mental termina acariciando la cabeza de un caballo al que confunde con Wagner? Imposible saberlo. Pero algo es seguro: cuando Nietzsche afirmó que Sin la Música sería un Error, para bien o para mal, pensaba en Wagner.
http://www.sacm.org.mx/mmc/inicio.asp
El compositor y director de orquesta mexicano Carlos Chávez fue prácticamente un músico autodidacto. Se inició como compositor muy joven, tanto que a los 16 años contaba ya con una sinfonía escrita. Las primeras composiciones maduras de Chávez se enmarcan dentro de la estética nacionalista vigente en México en la primera mitad del siglo XX. No es de extrañar, entonces, que el músico buscara su inspiración en temas históricos y legendarios de su tierra natal, reinventando, y no citando, su folclor. Carlos Chávez fundó la Orquesta Sinfónica de México, a la que dirigió de 1928 a 1949. Su catálogo incluye los ballets “Los cuatro soles” (1925) y “Antígona” (1940), siete sinfonías, entre las que destaca “Sinfonía india” (1935), y un “Concierto para piano y orquesta” (1940).
El 15 abril de 2013 es la fecha límite para participar en el 14 Concurso Internacional de Ensambles de Música de Cámara “Premio Trio di Trieste”. La primera selección se realizará mediante DVD el 26 mayo, y la segunda y última ronda será en Trieste, del 5 al 7 de septiembre. El jurado estará compuesto por Bruno Canino, Fedra Florit, Siavush Gadjiev, Johannes Kropfitsch, Milos Mlejnik, Claudio Horacios y Gerard Poulet. Tel. 39 040 34 80 598 segreteria@acmtrioditrieste.it
Un 7 de mayo, pero de 1840, Piotr Ilich Chaikovski llegó a este mundo. Contrariamente a otros genios, Chaikovski estuvo lejos de ser un niño prodigio como Mozart. El talento del que hizo gala de adulto –como pianista y compositor— estuvo en letargo durante su infancia. En la actualidad, sin embargo, Chaikovski es considerado el compositor ruso más popular, y no sólo eso, se le considera el compositor más ruso, pero sin el chauvinismo de, por ejemplo, Glinka. Llena de escollos, la vida de este genio nacido en el seno de la clase media no fue nada fácil. Y así continúa… Hasta la fecha está al margen de los compositores más famosos de Rusia, los así llamados “Poderosos Cinco”. ¿Y cuál es el pecado por el que Chaikovski sufre el desdén de sus coterráneos? Acusan a su música de ser demasiado occidental, pese a que fue escrita en el momento en que surgía el gran movimiento nacional.
De acuerdo con Moses Avalon, activista por los derechos de los artistas y experto estadounidense en la industria musical, los autores, artistas y compañías discográficas ganarán mucho más dinero del que han ganado en el pasado. “Hay licencias para televisión y cine, aplicaciones para celulares, servicios musicales en línea, tarjetas musicales, y todo tipo de dispositivos para reproducir música”, opina. Y Avalon pone como ejemplos de la forma en que ha cambiado el mercado a Eminem, Lady Gaga y Justin Bieber, quienes superaron las mil millones de visitas en sus respectivos canales de Youtube. Según la revista Rolling Stone, un autor gana poco menos que un dólar por cada mil reproducciones en Youtube. Un video de Eminem ha tenido mil millones, es decir, aproximadamente 960 mil dólares.
El gesto característico Herbert von Karajan –la cabeza caída y los ojos cerrados—, que el público consideraba un símbolo de concentración absoluta, no era de la simpatía de los músicos, pues veían en esa gesticulación una actitud desconsiderada e incluso denigrante. De acuerdo con el contrabajista solista de la Filarmónica de Berlín, Rudolf Watze: “Faltaba ese momento básico del contacto con la mirada del director; nosotros tocábamos ‘bajo Karajan’ y no ‘con Karajan’”, decía. Von Karajan cuya carrera comenzó duarante la hegemonía del nacionalsocialismo en Alemania 8al que estuvo afiliado), era además de estrella de la música clásica, una especie de playboy al que le gustaba conducir autos deportivos, coleccionar yates, asistir a fiestas de del jet set y engalanar las portadas en revistas de moda.
¿Mala suerte? ¿Mala promoción de su obra? ¿Malas relaciones públicas? Quién sabe. Lo cierto es que Georges Bizet (1838 - 1875) comenzó como una de las grandes promesas de la música de su época. Pero algo salió mal en su trayectoria. Al terminar sus estudios en el Conservatorio de París, pasó tres años en Italia, mismos que lo sacaron de cualquier circuito de compositores en su país natal. Pero de algo tenía que vivir; perfiló varios proyectos teatrales, pero no concluyó alguno. Así que decidió que sus ingresos provendrían de hacer arreglos a las obras de otros compositores. Siguió componiendo óperas. Algunas de ellas se estrenaron sin éxito. “Carmen”, su última obra, postergó su estreno, ya que la temática de traición y muerte podía ofender al público. Finalmente se estrenó en marzo de 1875. Bizet falleció en junio siguiente, sin saber que su querida “Carmen” le daría el reconocimiento que siempre buscó.
La mutabilidad de los sones se debe a que, en general, no quedan registrados en partitura. Un sonero sabe que el son que tocará hoy será distinto al que tocó ayer. Por ello, como lo señala el ensayo “El violín en México” (“Fiddler Magazine”, Vol. 5, Otoño 1998 y “Revista del Encuentro de Dos Tradiciones”, Vol. 2, marzo 1999), “cada son, en vez de ser una pieza musical definida, sería un subgénero musical. Se les puede definir más cercanos al jazz, como una base rítmico-armónica, una melodía de entrada para el instrumento cantante (declaración del son) y una figura de acompañamiento cíclica que se repetirá tantas veces como estrofas se deseen cantar…” A diferencia del son cubano, que tiene una fuerte carga ideológica, en México el son es un aliado para cortejar, contar anécdotas, jugar con la picaresca popular, enviar mensajes secretos, y también, por supuesto, para bailar.
Los “gusanos musicales” existen. Por supuesto, no espere encontrar ese tipo de larva en un maguey. No, es algo aún más interesante. En general, estamos de acuerdo en que un cuadro o un verso no se nos “pegan” al punto de no poder librarnos de ellos, pero esto sí ocurre frecuentemente con una música, es decir, esas melodías con las que nos “obsesionamos” contra nuestra voluntad. Pero, también sorprendente, es que existen técnicas para crear esas melodías pegajosas, y están en manos de profesionales que se dedican a usarlas para crear caretas publicitarias o canciones del verano.
Uno de los registros más antiguos que existen de una canción de cuna corresponde a una pieza babilónica en la que una madre le canta a su hijo. El mensaje del arrullo no era precisamente como para dormirse, pues en realidad se trataba de una reprimenda al bebé por despertar al dios de la casa con sus llantos. La susodicha canción fue, literalmente, grabada en una tableta de barro no más grande que la palma de la mano y data de aproximadamente 2000 AC. La escritora delata la época en que se acuñó, pues es cuneiforme. Asustar a los niños en las canciones de cuna, de acuerdo con algunos expertos, era típico en aquellos tiempos, aunque los especialistas añaden que muchas de las canciones de cuna hoy también tienen un trasfondo oscuro. ¿O no es tenebroso decirle al niño que se duerma o vendrá El Coco y se lo comerá?
“El anillo del nibelungo” es un ciclo de cuatro óperas épicas (si bien el autor prefería el término drama) compuestas por el músico alemán Richard Wagner y basadas libremente en figuras y elementos de la mitología germánica, particularmente las Sagas islandesas, así como del cantar de los nibelungos medieval. Estas óperas son “El oro del Rin” (Das Rheingold), “La valquiria” (Die Walküre), “Sigfrido” (Siegfried) y “El ocaso de los dioses” (Götterdämmerung), todas ellas forman parte del Canon de Bayreuth. La música y el libreto fueron escritos por Richard Wagner en el curso de 26 años, de 1848 a 1874.
De acuerdo con Edelmira Ramírez Leyva, en su texto “Afición y música durante el siglo XIX en México”, el instrumento preferido de los hogares porfirianos de las clases media y pudiente, fue, sin duda, el piano, el cual se convirtió en un objeto doméstico imprescindible. Las jóvenes tomaban clases particulares y estudiaban en sus casas, aunque algunas se dedicaron profesionalmente a la música, ingresando al Conservatorio. Y ayer como ahora, muchas familias no veían con agrado que sus hijos estudiaran música, por el futuro laboral incierto que les esperaba. “La vida artística de los jóvenes músicos que estudiaban o habían terminado sus estudios era difícil, pues no había muchas oportunidades profesionales y terminaban aceptando trabajos donde eran pagados por hora”, cita la investigadora.
El 16 de abril de 1889, hace 126 años, Charles Chaplin nació en Londres, Inglaterra. Todos conocemos su talento como comediante, guionista, director de cine, pero no se puede dejar de lado su gusto y creatividad en la música. Aunque él siempre se consideró incapaz de escribir en papel sus creaciones, se las arregló y compuso hermosos temas para películas como “Candilejas”, “Luces de la ciudad”, “El gran dictador”, “La quimera de oro” y “Tiempos modernos”, entre otros. En 1909, después de una actuación con la compañía de Fred Karno en París, el músico Claude Debussy citó a Chaplin en el Folies Bergère, donde le dijo: “Tienes el instinto de un músico y de un bailarín”. En ese entonces, Chaplin no tenía idea de quién era el hombre que lo elogiaba. Lo supo mucho después, cuando el amor del actor por la música clásica era cercano a la reverencia.
El escritor estadounidense de origen alemán Charles Bukowski se casó en 1985 con Linda Lee Beighle, 25 años menor que él y propietaria de una tienda de alimentos saludables. Linda y Bukowski se conocieron en 1976. Con el matrimonio, inició para el autor de “Música de cañerías” un periodo más equilibrado de su vida. Hacia el final de sus días, Bukowski vivía en una casa con piscina, conducía un BMW negro, escribía en computadora, y continuaba escuchando a sus músicos favoritos: Sibelius, Mahler, y Rossini. ¿Pero cuál era el músico favorito de Bukowski? De acuerdo con Linda Lee, el favorito del escritor era Sibelius. En una entrevista, ella dijo: “Oh, él amaba a Mahler y a Shostakovich, pero amaba más que a nadie, creo, a Sibelius, un compositor finlandés increíble”.
La música y el libreto en italiano de “Pagliacci” (Payasos) son de la inspiración del compositor Ruggero Leoncavallo, y la obra narra la tragedia de un esposo celoso y su esposa en una compañía teatral de la comedia del arte. El nombre de esta ópera es “Pagliacci”, y no “I Pagliacci”, como a menudo se le nombra. Después del éxito que “Cavalleria rusticana”, Leoncavallo decidió escribir “Pagliacci”, trabajo que fue demandado por plagiar presuntamente “La Femme de Tabarin”, obra de 1887, con libreto de Catulle Mendès, en la que un payaso asesina a su esposa. Leoncavallo señaló que “Pagliacci” se inspiró en una historia verdadera que atestiguó de niño. Dijo, asimismo, que contaba con documentos que reforzaban su aseveración, pero nunca los presentó. Existe un consenso de que Leoncavallo se “apoyó” en el libreto de Catulle Mendès, quien, cuando estrenó su obra en París, uno de los asistentes fue, precisamente, el autor de “Pagliacci”.
De acuerdo con el apartado de “Historia” de la página web de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco (www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/tye13/art_hist_04.html), durante el siglo XIX en México, los músicos profesionales estaban desplazados por los aficionados; aquellos en realidad tenían pocas oportunidades de sobrevivir en el medio, que no era el propicio para el desarrollo profesional, pues como decía Altamirano: “En México, triste es decirlo, pero es cierto, los artistas son parias; no tenemos ni bastante población ni bastante cultura para poder ofrecer a un artista un porvenir capaz de hacerle grata la vida,” (Mayer 1941, 37) ya que fueron los aficionados los que dominaron la práctica musical hasta la segunda mitad de ese siglo.
Leyenda o verdad, existe la historia de que durante el hundimiento del Titanic, en la transición del 14 al 15 de abril de 1912, los ocho músicos de la banda dirigida por Wallace Hartley continuaron apegados a su repertorio, esto como un intento de ofrecer calma y esperanza a una tripulación que paulatinamente entraba en situación de pánico. Conforme la nave se fue inundando, la agrupación abandonó el salón de primera clase para situarse en la popa de la cubierta de botes. La banda siguió tocando incluso cuando el hundimiento del enorme trasatlántico era inminente. En cuanto a cuál fue la última melodía que la banda interpretó, sólo hay especulaciones. Lo cierto es que ninguno de los integrantes de la banda sobrevivió y sólo el cuerpo de Wallace Hartley fue recuperado. En lo que es un detalle de pésimo gusto y nula humanidad, la naviera White Star Line cobró a la familia de Hartley el costo por la pérdida de su uniforme.
En 1025, Guido D’Arezzo, notó que al cantar un himno del siglo VIII dedicado a San Juan Bautista, la primera silaba de cada verso se entonaba un grado de la escala más arriba que el anterior. Decidió llamar a cada uno de estos tonos con la sílaba correspondiente dentro del himno: UT queant laxis, REsonare fibbris, MIra gestorum, FAmuli tuorum, SOLve polluti, LAbii reatum, Sancte Ioanne. Con el tiempo, la primera sílaba se cambió por Do y se añadió el Si uniendo la “S” de Sancte y la “I” de Ioanne de los dos últimos versos. Asimismo, D’Arezzo ideó un sistema de aprendizaje de los sonidos, intervalos y escalas que se hizo famoso y fue usado durante muchísimos años, conocido como la “mano guidoniana”. Con base en información de: “El pentagrama” (http://musicalrumi.blogspot.mx) y “El pentagrama musical y su historia (http://www.taringa.net/posts/arte/9498151/El-pentagrama-musical-y-su-historia.html).
“Cármina burana” es una colección de cantos de los siglos XII y XIII, conservada en un códice único hallado en 1803 por Johann Christoph von Aretin en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Benediktbeuern), en Baviera. Actualmente, los documentos los alberga la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich. Las rimas, un total de 300, en su mayoría en latín, fueron escritas hacia 1230, posiblemente en la abadía benedictina de Seckau o en el convento de Neustift, ambos en Austria. Los cantos enaltecen el gozo por vivir y el interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, al tiempo que satirizan los estamentos sociales y eclesiásticos. La corona, pero sobre todo el clero, fueron los objetivos principales de las críticas. Las cruzadas y el rapto de doncellas por parte de caballeros también tienen un lugar en estos poemas.
Antes de la invención de la “película sonora”, los filmes se proyectaban en completo silencio. ¿Por qué se incorporó música en las cintas? Una entre muchas razones fue que la melodía era un elemento imprescindible en los teatros. Asimismo, se especula que la armonía ayudaba a “ocultar” el sonido que producía el proyector. Previo a que apareciera la primera película con música ex profeso, la proyección se acompañaba generalmente con pianistas. En los años 30 del siglo pasado, con la aparición de las películas sonoras, la música se convirtió en un punto clave del cine, tanto que el siguiente paso fue la creación de partituras originales, como fue el caso de Max Steiner, quien escribió la totalidad de la partitura original de “King Kong” (1933). Actualmente es imposible concebir el cine sin la música, sobre todo porque la armonía apuntala la trama y los personajes de una cinta.
“El anillo del nibelungo” es un ciclo de cuatro óperas épicas compuestas por el músico alemán Richard Wagner. La trama habla de un anillo mágico –forjado por el enano Alberich con el oro que robó a las doncellas Rin— que otorga el poder de gobernar al mundo. Con la ayuda de Loge, Wotan –el jefe de los dioses— le roba la joya a Alberich. Sin embargo, Wotan entrega el anillo a los gigantes Fafner y Fasolt como pago por la construcción del Valhalla, la casa de los dioses. Los planes de Wotan por recupera el anillo abarcan generaciones y gran parte de una historia inspirada en la fusión de elementos de las sagas nórdicas y los cuentos populares. Aunque la novela “El señor de los anillos” de J.R.R. Tolkien comparte similitudes con “El anillo del nibelungo”, Tolkien ha negado que la obra de Wagner lo haya inspirado. Lo cierto es que ambos acudieron prácticamente a las mismas fuentes históricas.
Si usted es hombre y en estos momentos no tiene una guitarra en la mano, lo mejor será que corra por una. De lo contrario, usted está muy lejos de alcanzar su máximo potencial de atracción con el sexo opuesto, de acuerdo con un estudio realizado recientemente en Francia. La investigación señala que las mujeres se sienten muy atraídas por los tipos que se hacen acompañar del mencionado instrumento musical. En la realización del estudio, tres jóvenes varones –uno cargando un estuche de guitarra en la espalda, otro con una bolsa deportiva y otro con una bolsa de la que nadie sabía el contenido—abordaron a mujeres a las que les pidieron su número telefónico. Los resultados mostraron que portar un estuche de guitarra se asoció con una mayor cantidad de números telefónicos conseguidos, lo que sugiere –para los investigadores— que la práctica musical se asocia con la selección sexual.
Con una mezcla que alternó jazz y rock, el violinista, tecladista y compositor Jean-Luc Ponty clausuró con su actuación el 16 Festival Cultural de Mayo de Guadalajara. Una banda básica fue suficiente para que el púbico comprendiera que estaba frente a uno de los contemporáneos más virtuosos en el terreno de las cuerdas. Ponty (n. Avranches, 1942), hijo de un profesor de violín, reforzó sus conocimientos musicales en el Conservatoire National Supérieur de Musique de Paris. En 1967, tras visitar el Festival de Jazz de Montreal, su interés por ese género fue en aumento, sobre todo después de escuchar las propuestas de Miles Davis y John Coltrane. Una vez que dominaba su instrumento, Ponty combinó su violín con cajas de distorsión, wah-wah y MIDI, logrando un sonido similar al de un sintetizador. Esa etapa de experimentación lo llevó a tocar con bandas como la de Stéphane Grappelli, la Mahavishnu Orchestra y con el músico Frank Zappa.
Aunque Juventino Rosas nació en Santa Cruz, Guanajuato (1868,) llegó muy joven a vivir a una vecindad del barrio Tepito, en el D.F. En la capital, Rosas fue campanero y cantor en la iglesia de San Sebastián, al tiempo que aprendía a tocar el violín, lo que le abrió la puerta para integrarse al grupo de los hermanos Elvira, que abandonó cuando su padre y hermano fueron asesinados en una riña ocurrida durante una fiesta que amenizaban. Rosas estudió en el Conservatorio Nacional de Música y fue, además de buen músico, un excelente compositor. Escribió un vals al que tituló “Carmen” para la señora Carmen Romero, sí, nada menos que esposa del presidente Porfirio Díaz. Pero la obra que lo llevaría a la inmortalidad fue la que escribió en 1888, “Junto al manantial”, que es mucho mejor conocida como “Sobre las olas”, la cual no tiene nada que ver con el mar sino con un río que cruza la delegación del pueblo de Contreras, hoy La Magdalena Contreras.
Una de las funciones principales del Centro de Música de Concierto (CMC), de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), es la promoción mediante convenios de reciprocidad, y las relaciones estatales, nacionales e internacionales con otros organismos culturales afines a la difusión de la música de concierto mexicana. El CMC cumple diversas tareas que apoyan directamente a este propósito, entre otras: • Temporadas de conciertos • Producción de discos compactos • Envío de material a México o/y el extranjero, ya sea a directores o intérpretes interesados en la obra • Interactividad y retroalimentación por medio de la página de Internet y redes sociales.
El próximo 13 de junio, el Palacio de Bellas Artes será la sede para el estreno de “Todas nuestras voces”, concierto para flautas de pico y orquesta de cuerdas, obra del compositor Eduardo Soto Millán de estreno mundial. Horacio Franco actuará como solista y la Orquesta de Cámara de Bellas Artes será dirigida por José Luis Castillo. De acuerdo con el compositor, la obra versa sobre “el anhelo de que la voz de todas las personas sea escuchada”. Para Soto Millán, a través de la historia de la humanidad han existido personajes “que se convirtieron en la voz de muchas otras personas para conseguir un bien común”. Dedicada a Horacio Franco, José Luis Castillo y Epigmenio Ibarra, “Todas nuestras voces” es un trabajo “de plenitud creativa”, según explica Soto Millán, “porque ahí están mis influencias, mis sonidos y mis silencios, y mi pasado musical”. (Con información de “El Universal”. Junio 5, 2013).
La música de concierto y el cine construyeron un binomio ahora indisoluble desde la aparición del séptimo arte. Se dice que fue Salvador Toscano el primero en adquirir un proyector de cine y todo lo necesario para montar una modesta pero vibrante sala de proyección a la que denominó “Cinematógrafo Lumiere”, ubicada entonces en la calle de Jesús María No. 17. Las proyecciones por lo general eran acompañadas de música en vivo a cargo de uno o varios instrumentistas. Pero si Salvador Toscano tuvo la visión de instalar una sala pre-moderna de cine –a la que dicho sea de paso sólo le faltaron las palomitas para lograr el concepto actual de sala de cine—, los músicos no se quedaron atrás en adivinar lo que venía con la aparición del celuloide. Alfredo Carrasco, Silvestre Revueltas y Carlos Chávez, entre otros, fueron en algún momento de su vida músicos de cine.
El Primer Festival Internacional de Música de Cámara de Musethica, que arrancó el pasado 11 de junio en Zaragoza, España, es un proyecto que busca la unión entre el mundo musical y lo social. Para lograr este objetivo se han programado 20 conciertos, tres abiertos al público y el resto en entidades sociales. La iniciativa es impulsada por el violista alemán de origen hebreo Avri Levitan, fundador y promotor de Musethica; así como de Carmina Marcuello, encargada del apartado social. La idea de que “la música es música en todos los lugares”, busca en realidad despojar del elitismo que circunda al género clásico. Por tal motivo, uno de los propósitos prioritarios de Musethica –y, por supuesto, de Avri Levitan— es crear un nuevo concepto de la música clásica en el que las actuaciones en centros sociales y accesibles a todo tipo de público se generalicen.
Calíope (“la de bella voz”) es la musa de la poesía épica y la elocuencia en la mitología griega. Se casó con Eagro y de esa unión nació Orfeo, quien poseía los dones de la poesía y de la música. Con el rasgar de su lira enamoró a Eurídice, con la que decidió casarse. Sin embargo, el día de la boda la joven murió por el piquete de una víbora. Acompañado por su lira, Orfeo bajó al infierno para rescatar a su amada. Con el sonido de su instrumento, logró convencer al Cancerbero y al dios Hades de que le regresaran a su amada. Así fue, pero con la condición de que no viera a Eurídice hasta que estuvieran fuera del averno. A punto de llegar a la salida, Orfeo vio el rostro de Eurídice, quien se transforma en una sombra. A partir de ese momento, Orfeo vaga con su lira pero no la vuelve a rasgar ni siquiera cuando unas ménades le piden que lo haga; al negarse, Orfeo es decapitado. La música también está presente en la mitología.
En 2008, una agencia alemana de recolección de impuestos (GEZ) sorprendió al mundo al ofrecer disculpas por haber enviado notificaciones a una persona para que pagara su licencia de radio y televisión. Lo interesante del caso no fue que la agencia se disculpara, sino que el destinatario de las notificaciones era Friedrich Schiller, el poeta romántico fallecido hace más de 200 años. Schiller es el autor de la “Oda a la alegría”; sí, la que el mismísimo Beethoven musicalizó en su Novena sinfonía. Con la tarifa anual de 280 dólares, Schiller “debía” a la agencia casi 29 mil dólares, desde 1805, año en que murió y en que se dio a conocer su último drama, “Guillermo Tell”. GEZ enviaba las notificaciones al “Sr. Friedrich Schiller”, a una escuela primaria que lleva su nombre en el pueblo de Weigsdorf-Koeblitz. Pero, como el director de la escuela respondió por escrito a la agencia, “el destinatario ya no puede disfrutar programas de radio o televisión”.
Cuando los biógrafos ensalzan a un personaje histórico, el sentido de lo cursi es ilimitado. Lea lo siguiente: “Una noche en que caminábamos bajo las estrellas, Benito hizo un gesto para que nos detuviéramos y dijo: ‘Me gustaría ser músico para fundir en un solo canto, en un solo himno, todas las voces y pálpitos del Universo’”. Quien escribió dicha epifanía en 1927 fue Raffaello de Rensis. El sensible personaje era Benito Mussolini, Il Duce, quien sentía pasión por el violín. El biógrafo De Rensis, que a piropear nadie le ganaba, escribió: “Cuando toca su violín es capaz de olvidarse no sólo de comer sino también de la política”. Quizá hasta se olvidó de lo aprendido en clases, porque, de acuerdo con la violinista Katia Chornik, en las fotos artísticas de Il Duce “Los dedos de la mano derecha no se encuentran en el lugar correcto y están completamente rígidos, lo que hace suponer que sus posibilidades eran muy limitadas”.
La música es una suma de emociones que se expresa a través del sonido. Por lo mismo, no es extraño que haya una música para todo tipo de momento… y una que escuchamos en casa, en la privacidad, sentados en nuestro sillón favorito, aunque nos duela, es la música triste. ¿Existe? ¡Claro! Y “esta está compuesta en tono menor, tiene un tempo lento, melodías ascendentes, y una articulación legato”, señala la violinista profesional María Roca. Por su parte, Petri Laukka, especialista en psicología musical de la Universidad de Estocolmo, explica que “la música triste imita la prosodia de una voz triste y sus características son bastante universales”. Aunque una respuesta interesante a la pregunta la ofrece David Huron, de la Universidad de Ohio; “La gente no se pone triste por la música que escucha, sino que en realidad lo que sucede es que cuando estás triste escuchas música triste para sentirte mejor”.
El ex beatle Paul McCartney, que hoy martes 18 de junio cumple 71 años, celebrará su aniversario en el contexto de la gira Out There! Tour, que arrancó el 4 de mayo. Como parte de ese periplo musical, el ex integrante del Cuarteto de Liverpool actuó el viernes pasado en el Bonnaroo, festival de música que se celebra en la ciudad de Manchester. Después de tocar un total de 38 canciones, McCartney interrumpió el concierto quejándose por el fuerte olor a marihuana en el ambiente. Lo que son las cosas: por muchos años, el rock fue sinónimo de consumo excesivo de drogas. Había razón en esta asociación, pues recuérdese que muchas de las estrellas de este género se apagaron prematuramente. Uno de los primeros en poner freno a los excesos de ese tipo durante las grabaciones fue el músico todo terreno Frank Zappa, quien era intransigente al momento de prescindir de los servicios de quien llegara drogado o se drogara antes o durante la grabación del material en turno.
En 2008, un programa de televisión germano atizó la hoguera de las vanidades al presentar una lista de los mejores alemanes, la cual incluía a Wolfang Amadeus Mozart, quien nació en Salzburgo. Al embajador de Austria en Alemania, Christian Prosi, no le pareció nadita esa tesis y se unió a la controversia, señalando que como Salzburgo pertenece a la Austria contemporánea, no hay que buscarle más: Mozart es austriaco y no alemán. Los productores del programa defendieron su hipótesis afirmando que el propio músico se identificaba como alemán. En ese debate similar al de qué fue primero, el huevo o la gallina, afortunadamente salió al quite la portavoz de la embajada austriaca en Londres. Sin despeinarse aclaró que Mozart no era austriaco pero tampoco alemán. ¿Por qué? Ah, porque en ese entonces, cuando el célebre músico hacía de las suyas, Salzburgo era una Ciudad-Estado. Así de sencillo.
Pocos músicos desatan tanta controversia como el compositor alemán Richard Wagner, quien ha sido acusado en innumerables ocasiones de antisemita y de ser uno de los padres morales del nazismo, aunque hay que aclarar que el artista ya tenía muchos años de muerto cuando el Nacionalsocialismo llegó al poder. Pero también, por otro lado, pocos músicos son motivo de festivales como el que se celebra anualmente en Bayreuth, donde se representa un catálogo de óperas al que se le ha denominado Canon. El Festival de Bayreuth fue fundado por el propio Wagner en 1876 y se ha mantenido vigente bajo la batuta de sus familiares, quienes en julio y agosto de cada año agasajan a los fieles simpatizantes wagnerianos, que llegan, muchos de ellos, de diferentes partes del mundo y en una especie de peregrinación al Festspielhaus, el teatro de ópera construido para el primer festival.
A finales de septiembre de 2008, el cuarteto de cuerdas de la Universidad Quatuor Danel, en el Centro Martin Harris, Manchester, ejecutó un movimiento completo de Beethoven. Y qué tiene eso de raro, preguntará usted. Pues bien, se trata del movimiento lento para su cuarteto de cuerda Opus 18 número 2 que escribió en 1799, para luego descartarlo y redactar una nueva versión un año después. El original se perdió, pero los bocetos preliminares sobrevivieron a 74 barras del movimiento, los cuales, por tenacidad de Brian Cooper, profesor de la Universidad de Manchester, fueron montados nuevamente para luego completar las partes de los instrumentos faltantes, ya que la mitad de las barras fue escrita para un solo instrumento. El documento original fue entregado en 1799 al príncipe Franz Joseph Maximilian von Lobkowitz. Tiempo después, el propio músico entregó una versión de reemplazo. Cosas de genios.
Mientras que en Europa, los salones de la corte recibían a los compositores, directores y e instrumentistas de música clásica, en México, los cafés y estaciones de radio albergaron el talento artístico de una legión de músicos, en su mayoría de entornos rurales. Fue el caso de José Pablo Moncayo, quien, por actuar en escenarios de contacto estrecho con la gente, tuvo acceso a rasgos culturales diferentes a los suyos, no circunscribiéndose así al contexto local de su ciudad natal, Guadalajara, Jalisco, en la estructuración e inspiración de sus composiciones. De hecho, su obra más famosa, “Huapango”, es un arreglo para orquesta sinfónica en el que convergen tres sones representativos de la exuberante tradición armónica del estado de Veracruz: “El Siquisiri”, “El Balajú” y “El Gavilancito”.
La muerte en la pobreza parece ser el guión obligado para la mayoría de los artistas que rayan en la genialidad. Es el caso de Silvestre Revueltas. Por la proyección y originalidad de su música de cámara, y por obras que a la fecha son medulares en el repertorio orquestal mexicano, Revueltas es considerado el compositor mexicano más influyente de todos los tiempos. Sin embargo, la música de Revueltas despertó el interés de especialistas y académicos sólo 50 años después de haber muerto. Ahora, los estudios desvelan a un autor al que no se debe encasillar en la estética del nacionalismo mexicano, ya que sus partituras estuvieron en contacto con las vanguardias de su época. Para algunos críticos, Revueltas ha sido el único músico genio que ha dado México y Latinoamérica. ¿Por qué, el menosprecio? Su simpatía con la izquierda y los preceptos socialistas contribuyeron a que la Academia lo tratara como un proscrito durante en vida y años después de su muerte.
Aunque el pianista polaco Frédéric Chopin falleció a los 39 años a causa de una enfermedad pulmonar, la vida del célebre músico estuvo plagada de diversos males. Por ejemplo, y de acuerdo con médicos españoles, el compositor padeció alucinaciones gran parte de su existencia, al parecer como consecuencia de la epilepsia. Los especialistas se basaron en varias de las cartas escritas por el propio Chopin, así como los testimonios escritos que dejó la gente que lo conoció, para llegar a esa conclusión. La misma George Sand se refiere en sus memorias a las alucinaciones de Chopin durante el trayecto a un monasterio, un periplo “lleno de fantasmas”, según la escritora. El pianista también menciona en una carta a la hija de Sand, en la que durante un ensayo dice haber visto criaturas salir del piano.
En 1975, Dimitri Shostakovich era considerado por muchos críticos el compositor ruso más grande del siglo XX, un artista sólido que vivió toda su vida bajo el comunismo soviético y muchos años bajo el duro yugo que Stalin impuso después de la Revolución de octubre. De forma aparente, la relación entre el músico y la burocracia soviética era hasta cierto punto tersa. Sin embargo, la Nomenklatura de repente mostraba su lado áspero y obligaba a los medios que las palabras de Stalin hacia Shostakovich se hicieran del conocimiento público, aclarando, por ejemplo, que las creaciones del artista eran “Desorden, no música”. Tras la muerte del músico apareció un recuento del propio Shostakovich titulado Testimonio, en el que el compositor explaya el odio que sentía a Stalin y al sistema soviético, y cómo escondió en sus obras signos de disidencia.
¿Existen escuelas que preparan a sus alumnos para ser millonarios? La respuesta seguramente incluirá una gran cantidad de colegios y universidades que pueden cumplir bien su papel de fabricantes de potentados económicos. Pero lo cierto es que la London School of Economics ha contado entre su matrícula varios alumnos que con el tiempo amasaron grandes fortunas como Stellios Haji-Ioannou, fundador de la aerolínea Easyjet; la millonaria gala Delphine Arnault y el controversial hombre de finanzas George Soros. Sin embargo, otro de los egresados de esa universidad británica, millonario ahora, a contracorriente de la imagen ortodoxa del hombre de empresa, es nada menos que Mick Jagger, cantante de los Rolling Stones, cuya fortuna, estimada en unos 250 millones de dólares, no provino, como se cree, de la elaboración de discos o de las regalías, sino, como lo afirma el propio Jagger, el gran negocio para los Rolling Stones siempre ha sido la venta de boletos de sus conciertos.
Pierre Boulez fue un elemento medular en la denominada Vanguardia Histórica en la década de los 50 junto con compositores seminales como Berio, Stockhausen, Nono y Ligeti. Para Boulez, quien como pocos combina la capacidad del artista con el pragmatismo del empresario, la música y la ciencia se ubican en un mismo plano. “Música y ciencia son, al fin y al cabo, dos formas de pensamiento y siempre he estado a favor de su unión”, señala. Artista en toda la extensión de la palabra, Boulez ha participado al frente de orquestas en los festivales de Bayreuth, Donaueschingen, Salzburgo, Berlín y Edimburgo, y ha sido director de las orquestas de Cleveland, BBC de Londres, Filarmónica de Nueva York y de Chicago. Como gestor institucional, cómo olvidar su papel en la generación de proyectos de investigación y desarrollo musical, como el Institut de Recherche et de Coordination Acoustique/Musique, el Ensemble Intercontemporain, la Cité de la Musique y la Ópera Bastilla.
Durante más de 40 años, Humberto Hernández-Medrano (Chihuahua, julio 2 de 1941-Ciudad de México, febrero 15 de 2016) formó a centenares de profesionales en su Taller de Estudios Polifónicos. Fue integrante de la primera generación de alumnos del taller de composición que Carlos Chávez fundó en el Conservatorio Nacional de Música en 1960 y que por un tiempo estuvo en las instalaciones de la SACM. En 1973, fundó en la Ciudad de México su Taller de Estudios Polifónicos, que, en su método y sus contenidos, sintetizó el sistema de Chávez y el histórico sistema soviético de aquella época
Si de algo pudo presumir Salvador CHAVA Flores fue de haber vivido en varias de las colonias más populosas del Distrito Federal. Nació en la calle de La Soledad, en el barrio de La Merced, y después como buen capitán de fragata que fue, su padre trajinó, junto con su familia, por las colonias Doctores, Roma, La Romita, Cuauhtémoc, Peralvillo, Tacubaya, San Rafael, Santa María la Redonda, El Carmen, Coyoacán, Santa María la Ribera e Hipódromo Condesa. Al respecto, Chava Flores solía bromear cuando señalaba que si el Castillo de Chapultepec hubiera tenido disponibles dos cuartos con baño y cocina, su padre hubiera hecho lo imposible por habitarlo. Y en cuanto a empleos, antes de ser compositor, Flores fue dueño de una camisería, cosió corbatas, fue mensajero, cobrador, se empleó en una salchichonería, fue ferretero. Esa gama de desafíos cotidianos, Chava Flores los plasmaría más adelante en la picaresca de sus composiciones netamente urbanas.
Con la utilización de un escáner de alta resolución, científicos holandeses analizaron un violín Stradivarius de 300 años de antigüedad, para llegar a la conclusión de que el sonido excelso de ese de instrumento quizá se debe a la densidad de la madera con la que fue fabricado. De acuerdo con el doctor Berend Stoel, quien estuvo al frente de la investigación, la madera de los Stradivarius mostraba evidencia de árboles cuyo crecimiento era más parejo en invierno y verano. ¿Cómo sucedió eso? El especialista señala que la Pequeña Edad de Hielo (que ocurrió del siglo XIV al XIX), caracterizada por una reducida actividad solar, provocó que los árboles de la época crecieran más lentamente y con menos diferencia entre estaciones. Lo anterior significa que el Stradivarius es un instrumento único en su especie, pues las condiciones en las que crecieron los árboles que abastecieron la madera con la que fueron fabricados los famosos violines no se repetirán.
Ahora que Natalia Lafourcade dio a conocer su versión de “Alfonsina y el mar”, recordamos que la canción que fue compuesta por el pianista Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna, ambos argentinos, como un homenaje a la poetisa argentina Alfonsina Storni. Fue publicada por vez primera en el disco de Mercedes Sosa “Mujeres argentinas” (1969). Storni fue una poetisa y escritora vinculada con el modernismo, que se suicidó en 1938 en Mar del Plata, saltando al agua desde una escollera. La pieza ha sido interpretada por muchos cantantes de renombre como Valeria Lynch, Andrés Calamaro, Miguel Bosé, Tania, Libertad, Alberto Cortez y Diego el Cigala
Aunque Django Reinhardt vivió en la periferia de la sociedad francesa, su forma de interpretar la guitarra trascendió hacia las capitales del jazz al otro lado del Atlántico. El guitarrista creció en los años posteriores a la I Guerra Mundial en los campamentos gitanos de París, donde sus habilidades afloraron en la interpretación del musette, la música popular francesa de la época. Sin embargo, su estilo fue influenciado al escuchar el jazz de Estados Unidos interpretado por bandas encabezadas por músicos expatriados de Norteamérica, como la Novelty Jazz Band de Billy Arnold. En 1934, alentado por los fundadores del Hot Club de Francia, Reinhardt y el violinista Stephane Grappelli formaron La Quintette du Hot Club de France, iniciando una serie de grabaciones que permitieron a Reinhardt rotular su nombre en los anales del jazz. Para 1946, la carrera de Reinhardt iba en picada, pues los parisinos identificaban su música con el sonido de la ocupación alemana en París.
De los elementos que el cine ha agregado al mito de la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart, ninguno como el de su entierro. A partir de la película AMADEUS (1984), de Milos Forman, mucha gente cree que el compositor austriaco fue arrojado de forma inmisericorde a una fosa común, envuelto en una sábana y que su ataúd se volvió a utilizar. Desafortunadamente para los neorrománticos, las cosas fueron diferentes. De acuerdo con las disposiciones del emperador José II, por razones sanitarias los cadáveres debían ser envueltos en bolsas de tela, transportarse en ataúdes reutilizables y ser arrojados en una fosa común. No fue el caso de Mozart, que si bien tuvo un sepelio poco concurrido, al menos libró la fosa común. De hecho, el músico fue enterrado a los 35 años en el cementerio de St. Marx, en su propio ataúd, totalmente vestido y en la ruina, lo que quizá explica, al menos parcialmente, que haya recibido sepultura en una tumba comunitaria, no en una fosa común.
Tenía 12 años cuando Luis Demetrio compuso su primera canción, “Felicidad”. En 1948 llegó a la ciudad de México para cursar la carrera de contador, al tiempo que se introdujo en el mundo de la música, donde comenzó a triunfar tras componer en 1950 “Yo no sé qué siento aquí”, pieza que llamó la atención de Dámaso Pérez Prado, el Rey del Mambo, quien la renombró como “La cerveza”. Los temas de Luis Demetrio fueron interpretados por las mejores orquestas de su época, entre ellas la de Luis Arcaraz, quien convirtió en un éxito la pieza “Eres todo para mí”.
Después de 43 años de su ruptura, The Beatles es una fábrica de hacer dinero. ¿Cuánto genera al año esta marca musical? El común de los mortales sólo se entera de lo poco que se asoma entre la montaña de las finanzas del Cuarteto de Liverpool. Un par de ejemplos sirven para darnos una idea del monto que The Beatles produce. Apple Corps, la principal compañía de la agrupación, controlada por Sir Paul McCartney, Ringo Starr y los herederos de John Lennon y George Harrison, administra las ventas por más de 600 millones de discos, cintas y compactos. En el mismo contexto, la empresa posee los derechos de licencia de la marca y la música, así como los de derechos de aprobación de las grabaciones originales. Y, para los que gustan de la serie MAD MEN, uno de los capítulos cierra con el tema (original) Tomorrow Never Knows, de The Beatles. La licencia por un éxito en EUA cuesta 100 mil dólares. Por Tomorrow Never Knows, los productores pagaron 250 mil dólares.
Para quien comparte hogar con sus dos padres y 18 hermanos, quizás le sea más difícil hacerse de un lugar en el mundo. Julián Carrillo lo logró, pese a que en apariencia traía todos los pronósticos en contra. Sólo que Carrillo siempre tuvo en claro que la música era lo suyo y prefirió abandonar los estudios primarios antes que los musicales. Más adelante dejó su natal San Luis Potosí y llegó a la Ciudad de México, donde ingresó al Conservatorio Nacional de Música. El 13 de julio de 1895, después de una clase de acústica, hizo un experimento por cuenta propia: utilizó el filo de una navaja para presionar la cuerda en el punto exacto de entre las notas sol y la de su cuerda de violín, con lo que obtuvo 16 tonos nítidamente diferentes. Llamó Sonido 13 al intervalo de un dieciseisavo de tono, cuyo valor matemático es de 1.0072. Años más tarde, Carrillo utilizó el término para denominar así a su sistema microtonal en su totalidad.
El 22 de noviembre de 2021, autoridades de México y Estados Unidos develaron la placa Mexico-Tenochtitlan Avenue, en la intersección de la calle 116 y la segunda avenida del barrio East Harlem, en Manhattan. La iniciativa reconoce “los esfuerzos y las contribuciones de la comunidad mexicana en Estados Unidos”, señaló el canciller de México, Marcelo Ebrard. Mientras que el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, explicó que “Nueva York es una ciudad mexicana también”. La inauguración estuvo acompañada por los acordes del mariachi, que interpretó canciones como Cielito Lindo y Viva México, Viva América. La nueva avenida refuerza la presencia de México en la Gran Manzana, indicó la cancillería mexicana en un comunicado.
En 1967, el quinteto británico The Moody Blues dio a conocer su sencillo NIGHTS IN WHITE SATIN, pieza en la que fusionó la psicodelia del momento con el rock sinfónico que entonces apenas se insinuaba. En poco más de siete minutos, el tema compuesto por Justin Hayward integra música clásica, armonías tradicionales del Reino Unido y alcanza algunos escarceos electrónicos. Asimismo, en la elaboración de este corte la agrupación utilizó como base melódica de apoyo el mellotrón, un teclado que crea una atmósfera orquestal, sinfónica, y que a partir de entonces fue ampliamente utilizado por las asociaciones de rock progresivo, que en los años 70 se multiplicaron como peces. *Noches de satín blanco que nunca terminan, cartas escritas que nunca llegan, ojos hermosos que se van muy lejos, sentimientos que se olvidan, traiciones que se perdonan*, dice la letra. Y así es, la Noche de Satín Blanco de Moody Blues parece, también, que no tiene fin.
Fueron los griegos antiguos los primeros en ponderar la importancia de la música en la vida de los individuos y en registrar por escrito los cambios que la armonía producía en el comportamiento de la gente. Y si por un lado llamaban hombre musical al ciudadano culto y distinguido, por otro sabían perfectamente que hay combinaciones de sonidos que provocan comportamientos negativos, como la melancolía, la pereza o la violencia. Platón, en La República, en su rechazo a los músicos que tocaban o componían obras insanas, llega al extremo de solicitar que se destierre a algunos artistas y así evitar que contaminen de inmoralidad al resto de sociedad. ¿Hay música buena y música mala? ¿Culta e inculta? ¿Buena o mala? Como se puede constatar líneas arriba, el debate en torno a ciertas características de la música tiene siglos de haber comenzado y no hay visos de que algo cambie en los próximos años.
La Escuela de Música del Estado de Hidalgo (EMEH) anunció la entrega de la presea Gerardo Tamez, que reconoce el mérito de músicos hidalguenses abocados en la música académica. Lo anterior fue anunciado por el director general de la EMEH, Alejandro Moreno, quien presentó en ceremonia oficial el programa del primer Festival San Francisco de Música de Cámara, del 22 al 25 de julio. El encuentro albergará la primera edición del Concurso Nacional de Ensambles, cuyo máximo premio reposará en la referida presea. E premio, que constará de una medalla de dos onzas de plata, es una manera de inmortalizar el reconocimiento y posicionar el festival; ya que los estímulos económicos resultan efímeros y no trascienden de la misma forma. Gerardo Tamez es un compositor y guitarrista mexicano. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela Nacional de Música de la UNAM, el Centro de Investigación y Estudios Musicales y el California Institute of the Arts.
A principios de los 70, el cineasta Francis Ford Coppola y el compositor Nino Rota conversaron acerca de un proyecto que estaba por arrancar. Rota, casi 30 años mayor que Coppola, era un viejo lobo de mar en la industria del cine y su obra musical se conocía internacionalmente. En pocas palabras, Rota estaba para dar instrucciones al joven director que estaría al frente de una película llamada El Padrino. Pero fue al contrario: Coppola tenía perfectamente claro qué música deseaba para su personaje de la Mafia, y así se lo hizo saber al músico. Rota se puso manos a la obra y captó de Sicilia la música melancólica, nostálgica, la cadencia de un lugar donde la muerte baila mientras cumple su tarea. El vals, en el que don Corleone baila con su esposa, el tema de amor, la tarantela, todo se acrisoló para que el espectador disfrutara una de las grandes obras de la cinematografía mundial. Pese a todo, en el apartado musical, El Padrino no obtuvo el controversial Oscar.
El México antiguo ha fascinado a propios y extraños. Es el caso de Federico II de Prusia, quien, además de que la ciudad Tenochtitlan la consideraba mágica y de que admiraba a sus guerreros, sentía una especial curiosidad por el destino trágico de Moctezuma. Era tal la estima que sentía por esa antigua cultura que el monarca europeo escribió un libreto para una ópera llamada MOCTEZUMA, la cual se estrenó en septiembre de 2010 en los Teatros de Canal en Madrid, aunque hay que especificar que se presentó por vez primera en 1755 en Berlín, con música del compositor alemán Carl Heinrich Graun. Moctezuma se estructura en tres actos que narran la nobleza del emperador mexica, cuya caída es propiciada por un conquistador cristiano llamado Hernán Cortés. Debido a su estreno en España, la temática se tuvo que matizar, incorporando a La Malinche, quien representa la facción indígena que por voluntad propia se unió a los españoles.
Después de graduarse en el Conservatorio de Moscú, al que ingresó a los 16 años, Mstislav Rostropovich arrancó una serie de giras a países de occidente, algunas de ellos con una ideología antagónica a la de Stalin. Su gran calidad como violonchelista sirvió de poco al momento en que el Estado soviético decidió excluirlo de las principales orquestas del país, además de que se impidió su salida al extranjero. Este par de medidas de censura, al parecer no quitaron el sueño a Rostropovich, quien no sólo hizo caso omiso a las advertencias stalineanas, sino que apoyó vigorosa y públicamente al escritor disidente Alexander Solzhenitsin. En 1974, el músico pudo viajar a Estados Unidos, país en que permaneció muchos años, destacando ahí su labor musical. Fue hasta 1991 que Rostropovich decidió regresar a la Unión Soviética, justo cuando las acciones tomadas por Mijáil Gorbachov aceleraban el derrumbe de la Cortina de Hierro.
En 1912, el zacatecano Manuel M. Ponce estrenó un concierto a partir de una serie de obras que destacaban por ser genuinamente mexicanas, con lo que arranca lo que se denomina el movimiento nacionalista en la música de nuestro país. Maestro de Carlos Chávez –quien precisamente consolidó dicho movimiento—, Ponce partió del principio de que los compositores debían tener como inspiración la música y los cantos populares mexicanos. Sin embargo, pese a que señalaba que el refinamiento de las armonizaciones de los cantos populares rescatarían y ennoblecerían a la música nacional, evitó integrar en su concepción las raíces melódicas indígenas, porque, decía, carecían de refinamiento. Por lo mismo, el compositor prefirió enaltecer el mestizaje en sus obras. No obstante, en Ponce hay que reconocer su visión de reconocer las características particulares de nuestra nación y con base en esta tendencia inaugurar una escuela mexicana en el arte de componer.
Fue el tenor más grande de su época y es uno de los cantantes de ópera más famosos en el mundo. Además, fue el primer vocalista en realizar grabaciones sonoras de algunas, sólo algunas, de sus canciones. Aun así, Enrico Caruso realizó cerca de 260 grabaciones y ganó millones de dólares con la venta de sus discos, registrados en las ya hace mucho olvidadas 78 revoluciones por minuto. Con una trayectoria más parecida a la de una estrella pop de la actualidad que a la de un cantante de ópera de finales del siglo XIX y principios del XX, la voz de Caruso se escuchó en distintos escenarios del mundo. Alegre y vivaracho, extrovertido, talentoso para los papeles dramáticos, el napolitano fue un fenómeno mediático, amo de las multitudes, carisma que hizo de Caruso el cantante mejor pagado de su tiempo. Pero en una regla no escrita de la vida, lo bueno dura poco. Con Caruso no fue la excepción. Joven, a los 48 años, murió en 1921 a causa de una complicación de pleuresía..
George Frideric Handel se dio muchos lujos en su vida, pero quizás el mayor de ellos fue no haber dependido de un mecenas. Todo lo contrario: de haberlo querido, este compositor –que nació en Alemania y que entre 1710 y 1714 se mudó a Londres—, con el dinero que ganó como empresario e inversionista, habría pagado la carrera de cualquiera de sus colegas contemporáneos. Así lo demuestra un descubrimiento en un libro de registro del Banco de Inglaterra. El músico logró amasar una fortuna equivalente a los 4.5 millones de dólares actuales. Al parecer, la clave de su fortuna es la audacia. Arriesgó su capital en óperas y oratorios, es cierto, pero sobre todo fue un lobo de los negocios, invirtiendo pero, sobre todo, especulando en mercados financieros nuevos y emergentes. Una de las empresas en la que invirtió en acciones fue la South Sea, que quebró en 1720, aunque cuando esto sucedió hacía cuatro años que Handel había roto su relación con la compañía.
En más de 50 películas, El Santo, enfrentó a una caterva de pelafustanes de lo más variado: vampiros, momias aztecas y de Guanajuato, cerebros del mal, vampiras de muy buen ver y kilitos de más, hombres lobo (u hombres perro, no queda muy claro), hachas asesinas de la época colonial, extraterrestres de toga romana liderados por Wolf Ruvinskis y científicos locos, entre muchos psicópatas más bien de medio pelo. Las cintas de ese héroe son quizá el ejemplo más depurado de que en el universo de lo kitsch el exceso nunca es suficiente. Botargas, transformaciones hombre-monstruo-hombre en tomas diluidas o con ediciones realizadas a filo de machete, computadoras con cajas de galletas, y la música… qué decir de la música. Pues no mucho: de acuerdo con una respuesta encontrada en yahoo!, el género se llama surf y el Güero Carrión (integrante de Los Hermanos Carrión) fue el amo y señor del surf que acompañaba casi nunca de forma sincronizada a las películas de El Santo.
El 21 de junio de 1994, en Gibellina, Sicilia (Italia) se estrenó de la ópera-película Bella y la Bestia de Philip Glass. La obra, dividida en 19 secciones, se montó sobre la película original en blanco y negro de Jean Cocteau, a la que se le despojó de sonido. Sobre las imágenes silentes los cantantes sincronizaron su voz, acompañados por el ensamble de Glass. Como obra literaria, Bella y la Bestia fue escrita por Gabrielle-Suzanne de Villeneuve en 1740. Como otros cuentos de la época, aborda temas que eran de interés para las mujeres. Bella y la Bestia, en este caso, es una crítica severa a un sistema de matrimonio en el que las mujeres —sin respaldos legales— no tenían derecho a elegir siquiera su propio marido. Las historias de noviazgo animal –y Bella y la Bestia es una de ellas— corporizan los miedos de aquellas mujeres que eran obligadas a casarse con un perfecto extraño, sin saber qué se encontrarían en su nueva casa: un amante o una temible bestia.
Además de ser un maestro de la novela, Vladimir Nabokov, autor de la controversial LOLITA, también era una autoridad en el tema de los lepidópteros (mariposas) y en la creación de problemas de ajedrez. Pero, en el tema de la música, el escritor se mantuvo a raya. En el artículo ESE NABOKOV QUE ODIABA LA MÚSICA (El País, 8 de agosto de 2009), Luis Suñén se remite al capítulo segundo de HABLA, MEMORIA, en el que Nabokov expresa: “La música, siento decirlo, me afecta sólo como una sucesión arbitraria de sonidos más o menos irritantes. En determinadas circunstancias emocionales, llego a soportar los espasmos de un buen violín, pero los conciertos de piano, así como todos los instrumentos de viento, me aburren en dosis pequeñas y me desuellan vivo en las mayores”. Nadie tiene obligación de que le guste cada una de las disciplinas artísticas, lo que llama la atención acerca del escritor de origen ruso es su total desapego a los sonidos armónicos.
Aunque su nombre carece de la fama de otros compositores nacionales, Aniceto Ortega es un músico importante en la construcción del sólido edificio de la música mexicana. Ortega (1825-1875) nació en Tulancingo, Hidalgo, y por decirlo de alguna manera, de día era médico de profesión, y de noche compositor y pianista. ¿Era bueno en la consulta? No lo sabemos. Pero en su faceta de compositor escribió la ópera nacionalista Guatimotzín, y Marcha Zaragoza y Marcha Republicana, que se estrenaron en 1867 en un concierto patrocinado por la Sociedad Filarmónica Mexicana, al que asistió el mismísimo Presidente de la República: don Benito Juárez. Debido al éxito que tuvieron las marchas, días después se volvieron a tocar, esta vez por una banda militar y una orquesta de ¡diez pianos, tocados a cuatro manos cada uno! Ortega también escribió varias piezas para piano, y por conocer de forma muy cercana algunos medios musicales europeos, fue llamado “El Chopin mexicano”.
Aunque comenzó su carrera de actor a los cuatro años, las cosas no fueron fáciles para Joaquín Pardavé. Las necesidades económicas estuvieron siempre presentes en su familia, pese a que no siempre eran apremiantes. Aun así, a los 17 años, cuando ya había compuesto Carmen (en honor a Carmen Delgado), Pardavé mudó su residencia de Pénjamo a Monterrey, donde obtuvo un puesto como ayudante de telegrafista de Ferrocarriles Nacionales. Sólo duró dos años en ese puesto, ya que en 1919 su tío Carlos lo invitó a unirse al elenco de la obra Los hijos del capitán Grant, arrancando así, de manera oficial, una trayectoria pletórica de triunfos y reconocimientos en los ámbitos nacional e internacional. A la par de su éxito como actor, Pardavé mantuvo su actividad musical, donde también destacó… y lo hizo con creces. Fue autor, entre otras, de Negra Consentida, Falsa, No Hagas Llorar a esa Mujer, La Panchita, Pénjamo y Varita de Nardo.
Hijo de padres de origen italiano, Mario Lanza (n. 1921, Alfredo Arnoldo Cocozza) destacó desde muy temprano en el mundo del canto. Lanza tuvo un prodigio de voz, que lo llevó a una apretada gira entre 1947 y 1948 de 86 conciertos en Estados Unidos, Canadá y México. Asimismo, su voz y presencia contribuyeron a que Lanza se convirtiera en una estrella de cine, destacando entre sus caracterizaciones la de Enrico Caruso en THE GREAT CARUSO, de 1951. Sin embargo, el cantante tendía a ganar sobrepeso y al parecer unos kilos de más fueron suficientes para que terminara la carrera cinematográfica de Lanza. Aunque muchos estudiosos señalan que la verdadera causa del despido de Lanza fue una discusión con el director del film, Curtis Bernhardt, quien decía que la voz de Lanza era demasiado emocional. Tras su salida de la industria del cine, el cantante se volvió introvertido y comenzó a abusar del alcohol. En quiebra económica, murió en 1959 de una embolia pulmonar.
La Noche de Walpurgis, que se celebra en la transición del 30 de abril al 1 de mayo en gran parte de Europa central y norte, es mejor conocida como la noche de brujas. Antiguamente, la fecha señalaba el cambio de primavera a verano. La celebración de este acontecimiento se llamaba Beltane, y con ella se honraba a Belenos, dios del fuego. La festividad fue adoptada por los brujos y con el paso de los años la celebración se llenó de supersticiones. Por ejemplo, en esa transición equinoccial, brujas y hombres lobo se reunían en los bosques, y los muertos salían de sus tumbas. En lo que concierne a la música, Walpurgisnacht es un ballet ruso del Teatro Bolshoi, con coreografía de Leonid Lavrovsky y música de Gounod. Die Erste Walpurgisnacht es un oratorio coral dramático del compositor romántico Felix Mendelssohn. Finalmente, la secuencia penúltima de Fantasía (1940) de Walt Disney es la Noche de Walpurgis de acuerdo con Una noche en la Montaña de Modest Mussorgsky.
Un disco nada más. Fue el que grabó Mario Morenos Reyes (Cantinflas), de quien se cumplen 102 años de su nacimiento. El registro en cuestión, llamado CANTINFLAS CON LOS NIÑOS DEL MUNDO, estuvo listo el 9 de septiembre de 1983, de acuerdo con Carlos Ávila, integrante del grupo musical Los Baby’s, quien realizó el trabajo de producción del fonograma. Ávila explica que convencer al mimo mexicano distó mucho de ser una tarea sencilla, y fue la intermediación del empresario Carlos Amador lo que finalmente despejó el camino para la grabación del acetato. El proyecto estaba planeado para tres meses… se prolongó a un año. Cantinflas era un perfeccionista y la atención a los detalles alargó el tiempo de producción. Son 12 temas, en los que musicalmente participaron, entre otros, el propio Carlos Ávila y los coros de los Hermanos Zavala. De los autores, destacan Raúl Vale, Pedro Cruz Mendoza, F. Canavati, R. Ceratto, Eduardo Magallanes y el propio Cantinflas (M. Reyes).
A pesar de que fue estrenada en 1992, DRÁCULA DE BRAM STOKER aún despierta polémica. Para muchos espectadores, la cinta es una obra de arte; para otros, es necrofílica, pretenciosa, vacía… Independientemente de gustos y opiniones, es indudable que el trabajo de Wojciech Kilar, el compositor polaco que estuvo a cargo de la música para la versión dirigida por Francis Ford Coppola, es de gran calidad, al atrapar en sus temas el horror gótico y el romanticismo decadente, sofocante, de una sociedad cuyos vicios eran más interesantes que sus virtudes. Kilar había trabajado para los más prestigiosos directores polacos, incluyendo, por supuesto, a Krzysztof Kieślowski, Krzysztof Zanussi, Kazimierz Kutz y Andrzej Wajda. Su participación en DRÁCULA DE BRAM STOKER representó para el director su debut en lengua inglesa. Y vaya debut, el del señor Wojciech Kilar. El soundtrack de la cinta de Coppola es, por su alto valor estético, una obra de arte por sí sola.
El gusto por la música del filósofo alemán Friedrich Nietzsche es conocida por la mayoría de sus lectores y especialistas. Pero también es cierto es que, pese a ser un músico autodidacta, el pensador fue también compositor. De acuerdo con algunas de sus biografías, Nietzsche libró una batalla moral interna para no dedicarse de lleno a la disciplina musical. Eso, sin embargo, no significa que la armonía quedara relegada de su vida. El filósofo compuso varias obras, de las que destaca la orquestal escrita en 1864 EINE SYLVESTERNACHT, de la que diez años más adelante hizo una réplica a la que tituló NACHHALL EINER SYLVESTERNACHT. Los músicos Richard Wagner y Hans von Bülow dejaron testimonios escritos acerca de la audacia musical del autor de ASÍ HABLABA ZARATUSTRA, entre otras obras, la cual era muy superior en ideas, creatividad y fantasía a lo que dejaba plasmado en la partituras escritas.
Hoy, 28 de agosto, se celebra en México el Día del Abuelo. Qué mejor pretexto para escribir sobre el autor de esa canción infantil que comienza con la estrofa “¡Toma el llavero abuelita/ y enséñame tu ropero!/ Con cosas maravillosas/ y tan hermosas que guardas tú.” Nos referimos a EL ROPERO, de Francisco Gabilondo Soler Cri Cri, el compositor nacido en Orizaba, Veracruz, quien tenía varias pasiones en su vida, entre ellas la música y la astronomía. Ambas disciplinas las cultivó de manera brillante, algo que sorprende si consideramos que el señor Gabilondo Soler cursó sólo hasta sexto de primaria. La faceta musical es ampliamente conocida por el público, pues sus piezas trascendieron el tiempo y las fronteras. Lo que no es muy del dominio popular es que Cri Cri era un entusiasta astrónomo aficionado que construyó, incluso, un observatorio en el pueblo de Tultepec, al que acudían los miembros de la Sociedad Astronómica de México a hacer sus prácticas.
Hoy, 28 de agosto, se celebra en México el Día del Abuelo. Qué mejor pretexto para escribir sobre el autor de esa canción infantil que comienza con la estrofa “¡Toma el llavero abuelita/ y enséñame tu ropero!/ Con cosas maravillosas/ y tan hermosas que guardas tú.” Nos referimos a EL ROPERO, de Francisco Gabilondo Soler Cri Cri, el compositor nacido en Orizaba, Veracruz, quien tenía varias pasiones en su vida, entre ellas la música y la astronomía. Ambas disciplinas las cultivó de manera brillante, algo que sorprende si consideramos que el señor Gabilondo Soler cursó sólo hasta sexto de primaria. La faceta musical es ampliamente conocida por el público, pues sus piezas trascendieron el tiempo y las fronteras. Lo que no es muy del dominio popular es que Cri Cri era un entusiasta astrónomo aficionado que construyó, incluso, un observatorio en el pueblo de Tultepec, al que acudían los miembros de la Sociedad Astronómica de México a hacer sus prácticas.
De músicos, poetas y locos… la gente con profesiones creativas al parecer tiene un poco más de todo. De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, la creatividad puede considerarse en ocasiones una enfermedad mental. Tras aplicar su examen a un millón de personas, los expertos concluyeron que los escritores presentan un mayor riesgo a sufrir ansiedad y desórdenes bipolares, esquizofrenia, depresión unipolar y abuso de sustancias. Pero hay más: la gente que escribe tiene el doble de probabilidad de suicidarse. Los bailarines y fotógrafos también tienen lo suyo, por su marcada propensión a sufrir, más que otras personas, desórdenes psiquiátricos. El estudio no ahonda en el caso de los músicos. Pero ni falta que hace: es cuestión de utilizar algo más que los dedos de las manos para contar los músicos de diversos géneros que integran el así llamado Club de los 27, es decir, muertos a esa edad, y no precisamente de gripe.
Unsigned Only, el concurso de música diseñado exclusivamente para solistas, bandas y cantantes de todo el mundo que no han firmado con alguna compañía discográfica importante, dio a conocer a los finalistas de su edición 2013 de su Competencia Musical. Con un premio en efectivo de 10 mil dólares para el Primer Lugar, el concurso tuvo entre su jurado a músicos talentosos como Chrissie Hynde, de The Pretenders; Carly Simon; Iggy Pop; John Oates, de Hall & Oates; Cyndi Lauper; Robert Smith, de The Cure, y Black Francis, de The Pixies. Cabe destacar que la banda de raíces mexicano-irlandesas Simplifires está nominada a una Mención Honorífica por su tema Wrong. Unsigned Only Music Competition dio a conocer que recibió más de 9 mil solicitudes provenientes de más de 100 países del mundo. Los ganadores serán dados a conocer el sábado 31 de agosto de los corrientes.
Pues resulta que Gibson Guitars es ahora la empresa de la semana que enfrenta problemas relativamente ajenos a las dulces notas que producen sus instrumentos. En 2011, un grupo de agentes federales de Estados Unidos irrumpió en las instalaciones de la firma en Tennessee, donde se elaboran las legendarias guitarras, como parte de una investigación relacionada con la violación a una normatividad que tiene que ver con leyes ambientales internacionales y el uso de maderas de explotación prohibida. En particular, existen sospechas de que la compañía fabricante de guitarras utiliza ébano de Madagascar, una madera de comercio y explotación prohibida. El problema es compartido entre empresa y público consumidor, ya que de acuerdo con la Ley Lacey, que data de 1900, y bajo la cual se cobija el conflicto que nos ocupa, la utilización de la madera en cuestión comprometería a quien la vende tanto como a quien la compra, una medida que las autoridades buscan que sea retroactiva.
De acuerdo con Ana Zarina Palafox Méndez (El Violín en México. Fiddler Magazine, Vol. 5, Otoño 1998 y Revista del Encuentro de Dos Tradiciones, Vol. 2, marzo 1999), los sones no son comúnmente escritos en partitura, de ahí su gran mutabilidad. Para Palafox, cada son, en vez de ser una pieza musical definida, es un subgénero musical más cercano al jazz por su base rítmico-armónica, es decir, una melodía de entrada para el instrumento cantante y una figura de acompañamiento cíclica que se repetirá tantas veces como estrofas se deseen cantar. La especialista añade que el son más famoso mundialmente es el jalisciense, interpretado por el tradicional mariachi, un tipo de agrupación que hasta antes de los años 50 del siglo pasado estaba formado por dos violines, un arpa grande, la vihuela (guitarrilla para rasguear, afinada como la guitarra, pero sin la cuerda sexta) y la quinta de golpe (parecida a la vihuela, pero más grande y afinada una cuarta o una quinta abajo).
Si hay que buscar una música que corresponda a los filmes de ciencia ficción, no hay más: es la electrónica. De hecho, del binomio ciencia ficción-música electrónica surgió un nuevo género denominado música cósmica. Las bandas de sonido para las cintas futuristas prácticamente desechan de sus propuestas los sonidos acústicos. Por algo será. Sólo imaginemos, BLADE RUNNER, la aclamada película de Riddley Scott de 1982, con un soundtrack del músico country Willie Nelson en lugar del magistral Vangelis. Tan fuerte es el vínculo espacio-sonidos electrónicos que aun la NASA tiene una lista de proveedores musicales cuando se trata de sonorizar sus documentales con temáticas allende la atmósfera. Por supuesto, la música electrónica no es patrimonio exclusivo de la ci-fi, también ha ganado terreno en las películas de suspenso y, por supuesto, las de horror. Sólo como ejercicio piense en el tema de la cinta HALLOWEEN de John Carpenter.
María Teresa Rodríguez fue una intérprete de relevancia internacional. Oriunda de Pachuca, Hidalgo, tenía 90 años al fallecer el pasado 4 de septiembre. Comenzó a perderle el miedo al piano a los cuatro años. A los ocho, María Teresa debutó con una orquesta. A los 14 era concertista y fue la primera mujer en dirigir el Conservatorio Nacional de Música. Sus grandes maestros fueron Antonio Gómez Zanda, quien le inculcó el amor por la música de Frédéric Chopin; y Alexander Borovsky, uno de los más grandes pianistas del mundo, especialista en Bach, con quien la estudió en Estados Unidos y que a la poste se convirtió en el estandarte de su música. La sensibilidad, criterio musical y amplio repertorio pianístico, permitieron a María Teresa interpretar la obra de Bach, Beethoven, Chopin, Debussy, Shumann, Mozart, Carlos Chávez, Julián Carrillo y Manuel M. Ponce, bajo la batuta de directores como Carlos Chávez, José Pablo Moncayo, Arthur Fiedler y Kyril Kondrashin.
Ante las estadísticas sobre el envejecimiento de la población que afecta a diversas naciones en el mundo (México incluido), los hombres de ciencia intentan descubrir cuál es la mejor forma para que las personas lleguen a viejas con un cuerpo sano y libres de demencia. Al parecer, la fórmula infalible para alcanzar el objetivo es: ¡Mantente activo! ¡Encuentra o invéntate un pasatiempo! ¡La sociedad es lo tuyo: regresa a ella o no la dejes nunca! Por supuesto, la música cabe perfectamente en las anteriores recomendaciones. Así lo señala el artículo publicado en CNN México “Más que un Hobby: ¿La Música puede evitar la Demencia?” En él se señala que las investigaciones arrojan que mantener el cerebro activo puede retrasar la aparición de los síntomas de la demencia hasta en cinco años. ¡Excelente! Ahora es cuando. Así que alóquese, y sin importar la edad que usted tenga, forme su propia banda y reparta música a manos llenas.
Fueron cinco minutos emotivos que, además, sirvieron para entrar al libro Guinness de los Récords, cuando 700 mariachis, convocados por el Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería, realizado en Guadalajara, Jal., interpretaron al unísono y durante cinco minutos dos canciones. Lo más increíble de este episodio es que el récord anterior lo presumía, aunque ustedes no lo crean, la ciudad Pasadena, de Estados Unidos, a donde concurrieron 566 músicos vernáculos, quienes al final interpretaron un par de piezas. En Guadalajara, los mariachis eligieron “Guadalajara” y “Fiesta en Jalisco”, es decir, dos clásicos de la música mexicana. Entre las curiosidades de este Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería destacan que entre los mariachis que participaron estuvo un japonés. Asimismo, hubo mariachis representantes de todos los estados de nuestro país, pero también los hubo de Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Estados Unidos y… Canadá.
¿Qué los hombres duros no saben bailar? Es posible, y en esto tiene mucho que ver que su repertorio armónico es quizá más limitado que su biblioteca personal. En el artículo Los Dictadores y la Música (cubanet), Luis Cino señala que la falta de musicalidad y de sentido del ritmo incapacita a los dictadores como bailadores. Cino, sin embargo, nos recuerda que hubo un hombre duro que disfrutaba en grande raspar la suela: Anastasio Somoza, el fundador de la dinastía Somoza, la que impuso en Nicaragua un régimen de terror de varias décadas. El 21 de septiembre de 1956, el señor Somoza celebraba bailando su nominación para un nuevo periodo presidencial cuando el poeta Rigoberto López le disparó a quemarropa. En esa ocasión, Somoza tenía dos veces más probabilidades de morir que en cualquier otro día. Primero: no quiso ponerse su chaleco antibalas para no deformar su figura; y segundo: la bala disparada por López estaba envenenada con ferrocianuro.
La sinergia del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Sociedad de Autores y Compositores de México consolidan las Jornadas INBA SACM, encuentro de marcada presencia autoral, como lo expresa la serie de conciertos a inaugurarse el próximo 8 de noviembre en el Centro Cultural Roberto Cantoral, al que concurren más de 60 compositores y el lanzamiento de al menos 21 estrenos, piezas creativas elaboradas al calor del entusiasmo que genera la confluencia del talento de los compositores mexicanos, los grupos artísticos del INBA y solistas y agrupaciones de gran prestigio. Tres años y más de 300 creaciones de compositores mexicanos de las más diversas tendencias, técnicas y estilos, han sido suficientes para que este evento hoy sea un referente obligado en el ámbito cultural, al promover y difundir la música de concierto, que en nuestro país ha sido pródiga gracias a la inspiración y disciplina de nuestros autores en más de un siglo de esmerada construcción artística.
Uno de los mayores temores de los combatientes durante la Revolución mexicana era que su Adelita se fuera con otro. Cómo no habría de ser así, si esas soldaderas acompañaban a sus Juanes realizando labores lo mismo marciales que de cocina y enfermería, entre otras. Su participación en ese convulso escenario que arrancó en forma en 1910 fue tan importante que incluso merecieron un corrido por desafiar la violencia de su época en busca de un mejor futuro para ellas, sus familias, su nación. De acuerdo con versiones historiográficas y periodísticas fue Antonio del Río Armenta, quien, después de ser atendido de sus heridas de guerra por Adela Velarde Pérez, en Ciudad Juárez, y en agradecimiento por salvarle la vida, decidió inmortalizar a la mujer con música y estrofas de por medio. Adela Velarde simpatizaba con el bando insurgente comandado por Francisco Villa, y formaba parte de la Brigada de la Cruz, creada por la señora Leonor Villegas de Manón.
Rigoletto, el drama en tres actos musicalizado por Giuseppe Verdi con libreto de Francesco Maria Piave, está basado o en la obra teatral Le Roi s’amuse de Victor Hugo. Estrenada el 11 de marzo de 1851 en el teatro La Fenice de Venecia, se la considera una de las primeras obras maestras operísticas de mediados de la carrera de Verdi. Es una historia de pasión, engaño, venganza y monstruosidad contenida que tiene como protagonista un bufón jorobado de palacio. Aunque cuesta trabajo creerlo, los bufones fueron un gran negocio dentro de las cortes reales. Hay registros de comunidades que, por una suma determinada, abastecían de enanos a los palacios. Obviamente, los “fabricaban”, colocando al infante en una olla de barro de la cual sólo asomaba la cabeza del niño, método que les impedía crecer. Un bufón era un personaje de gran poder, no en vano era la alegría del soberano, aunque hubo casos en que el humor del bufón sobrepasaba la tolerancia del rey y era ejecutado.
En mayo de 2006, un teatro de Tel Aviv, en Israel, presentó un espectáculo musical basado en una serie de canciones rescatadas del gueto de Theresienstadt, cercano a la ciudad de Praga, que entre 1941 y 1945 albergó unos 160 mil judíos. Theresienstadt fue un poco menos brutal que sus similares de Polonia o Lituania. Pese a todo, las cifras de víctimas mortales y de personas remitidas a otros campos, son muy altas. Pero Theresienstadt quizá tuvo algo de diferente. En él, compositores como Viktor Ullman y Karel Schwenk –que habitaron y murieron tras las paredes de ese gueto— escribieron una copiosa cantidad de piezas que están muy lejos de parecer sentimentales. Todo lo contrario, son ejemplares del género de cabaret. Para rescatarlas fue necesario entrevistar a casi 20 sobrevivientes del gueto, solicitarles que cantaran las piezas y hubo algunos de ellos que las acompañaron con el piano, todos, respetando el estilo con que se interpretaban cuando sus autores vivían.
Béla Bartók (1881-1945) fue un destacado compositor y pianista, pero también un gran etnomusicólogo. El artista húngaro siempre mostró un marcado interés en las relaciones que unen la etnología y la música. Esa curiosidad derivó también en el estudio del folklore europeo, y uno de los frutos de esa investigación es precisamente El Castillo de Barba Azul, obra basada en el cuento de hadas La Barbe-Bleue de Charles Perrault. El libreto de El Castillo… estuvo a cargo de Béla Balázs, y tiene como protagonista al violento Barba Azul, quien, con su nueva esposa, Judith, habita un castillo en el que cada una de las siete habitaciones guarda celosamente un inenarrable secreto, uno de ellos el aposento de las mujeres del Barba Azul: las amantes de su mañana, de su mediodía y de su tarde. Escrita en 1911, El Castillo de Barba Azul tuvo muy poca difusión, debido a que dura poco más de una hora, pero sobre todo por sus grandes exigencias orquestales y escénicas.
Dice la consigna popular: de músicos, poetas y locos todos tenemos un poco… No siempre es así. La premisa, más bien, funciona al revés, es decir, los trastornos en el estado de ánimo, el suicidio, el internamiento en instituciones de enfermedades mentales fue 20 veces más común en los poetas británicos e irlandeses entre 1600 y 1800, según un estudio que de la psicóloga Kay Redfield Jamison. Para el psicólogo Gary Fitzgibbon, “La creatividad viene de no dejarse limitar por las reglas o aceptar las restricciones que la sociedad impone sobre nosotros”. El poeta Luke Wrigth, que ha experimentado en carne propia el dolor que causa ser un poco diferente a los demás, opina: “No creo que uno deba estar loco para ser poeta, pero si la mente está viva, entonces se puede producir tanto reacciones positivas como negativas. Eso puede ser maravilloso, pero también puede significar que encajar en la vida normal sea difícil”.
Nació con el sobrenombre de Ópera del Pueblo y por 70 años fue la competencia de la arrogante Metropolitan Opera. En 1965 debutó en su escenario a un todavía delgado pero ya talentoso tenor español Plácido Domingo. A principios de la primera década del siglo XXI recaudaba de sus donadores más de 50 millones de dólares. Hoy, cuando su derrumbe es inminente, la Opera de Nueva York es incapaz de recaudar 7 millones de dólares para continuar su temporada y dar a su público una débil esperanza de que sobrevivirá en el mediano plazo. En esta ocasión nadie acudirá en su ayuda, y no sucederá porque la confianza se puso en entredicho cuando el director general y artístico de la Opera del Pueblo, George Steel, se empecinó en marcharse de la sede tradicional del Lincoln Center y sacrificar una programación que se redujo de 17 representaciones a sólo cuatro. Aunque doloroso, hay que aceptarlo: el arte aún depende –y mucho—de los mecenas.
Si en la novela La Metamorfosis, del autor praguense Franz Kafka, el personaje central, Gregorio Samsa, se despierta una mañana convertido en un monstruoso insecto, en La Nariz, la primera ópera de Dmitri Shostakóvich, el mediocre funcionario Kovaliov, de San Petersburgo, se despierta una mañana y descubre horrorizado que ha extraviado su nariz. Basada en un relato de Nikolái Gógol, el compositor Shostakóvich ideó una obra absurda en la que el espectador se pregunta si está frente a una comedia o una tragedia. La nariz en cuestión es todo un personaje, literalmente: cobra vida, crece hasta alcanzar el tamaño de un hombre, aunque lo peor de todo es que viste un uniforme militar de rango superior al de su dueño. La Nariz, escrita por Gógol a principios de 1830, y convertida en ópera en 1928, no sólo ha recibido los reconocimientos que se merece sino que gusta tanto que en San Petersburgo existe un monumento erigido a la nariz del mayor Kovaliov.
Aunque para algunos teóricos evolucionistas, el origen de la música sólo puede explicarse como un ritual de pre apareamiento, para otros, que conducen sus estudios por el camino de la psicología, la música surgió para crear vínculos entre los individuos. Chris Loersh, investigador en psicología y neurociencia de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, quien, junto con Nathan Arbuckle, del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Ontario, desarrollaron un estudio con una base de 800 individuos en el que observaron las reacciones emocionales ante las marchas militares, la música que se escucha en los estadios y los tambores tribales. Quienes más se sintieron influidos con la música fueron los que tenían un mayor espíritu de pertenencia, de comunidad. Somos individuos gregarios y, con la música como vehículo de fusión, dejamos a un lado nuestra individualidad para formar parte de un todo. Un concierto de rock es un buen ejemplo.
Decía el escritor y cineasta italiano Pier Paolo Pasolini que Los sueños no terminan la noche en que comienzan. Para otro italiano, el violinista Giuseppe Tartini, uno de sus sueños se convirtió en legado para la humanidad y la posteridad, aunque no exactamente como el artista hubiera querido. Resulta que una noche de 1713, el músico soñó que tenía el diablo a sus pies. Todo lo que deseaba, el último de los rebeldes se lo complacía. En algún momento del sueño, Tartini pidió a su visitante que interpretara algo en el violín. El diablo no se hizo del rogar e tocó una sonata enérgica, inteligente, romántica. Fuertemente impresionado por sus propios devaneos oníricos, Tartini se despertó a replicar, al menos en parte, lo que había escuchado en sueños. La Sonata del Diablo como la llamó el compositor o El Trino del Diablo como la conocemos, es una gran obra, aunque Tartini siempre insistió que fue un trabajo menor a la interpretación que para él hizo El Maligno.
Es una pieza hermosa, pero para los mexicanos es difícil despojarse de los sentimientos que provoca Las Golondrinas, un poema triste que es sinónimo de despedida. Sin distinciones, Las Golondrinas han volado a ras de suelo para desear suerte, decir hasta luego o dar el adiós definitivo a vivos y también a muertos, pues por igual hay personas que dejan un vacío difícil o imposible de llenar una vez que se han marchado. Las Golondrinas –en realidad, La Golondrina— fue escrito en 1862 por Niceto de Zamacois, historiador, periodista, novelista y poeta español que nos hizo el favor de morir en México, país al que llegó para quedarse en 1840. Correspondió a otro nostálgico, Narciso Serradel –quien en ese entonces moría de aburrimiento en su exilio en Francia—, musicalizar la letra de Zamacois. Una vez que verbo y corchea se conjuntaron, Las Golondrinas han causado el llanto y la reflexión de miles de mexicanos, a los que de por sí casi ni se nos da el llanto fácil.
Héctor Quintanar Prieto (D.F. Abril 15, 1936) recordaba que a los seis o siete años de edad escuchó por vez primera obras de Chaikovski y Chopin. Su abuela tenía un radio arriba de un gran ropero, en el que sintonizaban la estación XELA. Fue ahí donde apreció la armonía de dos maestros europeos de la composición que despertaron en Quintanar el deseo de ser músico, un propósito que comenzaría a cristalizarse hasta que el niño cumplió 12 años y su madre pudo inscribirlo en la Escuela Superior de Música del INBA. Quintanar, quien falleció hoy 24 de octubre a los 77 años, fue un incansable compositor y uno de los más aventurados músicos que trazó importantes segmentos de la cartografía musical mexicana. La Sociedad de Autores y Compositores de México, de la cual el músico era socio, anunció que el “Concierto mexicano”, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Minería, programado para hoy en el Centro Cultural Roberto Cantoral, lo dedica al maestro Quintanar.
Aunque parte de sus estudios musicales los realizó en la Ciudad de México, Macedonio Alcalá regresó en cuanto pudo a su natal Oaxaca, donde fue miembro de la Orquesta Filarmónica de Santa Cecilia y después director de la Banda de Música del estado Alcalá fue un artista notable en el piano, chelo, viola y flauta, aunque fue el violín el instrumento de su especialidad. Pese a ser un músico de extraordinario talento, el dinero que ganaba era insuficiente para mantener a su esposa e hijos, además de que Alcalá tenía una inclinación fuerte por la bebida. Para empeorar la situación, el músico contrajo una enfermedad que casi lo mata. Mientras convalecía, una delegación de indígenas de Tlacolula lo visitó para encargarle un vals en honor a la Virgen María, patrona de la población. Por el trabajo, se dice que Alcalá recibió 12 monedas de plata. Así, en 1868 Macedonio Alcalá compuso el vals DIOS NUNCA MUERE. Un año después, a los 37, el gran músico murió.
Son artistas, son maestros, son harina de otro costal, sobre todo en los asuntos del corazón. Luciano Pavarotti no fue la excepción. Muchos sabían que en 1996 el tenor había dejado a su esposa Adua –con quien estuvo casado 35 años y procreó tres hijas— por una mujer más joven, Nicoletta Mantovani, quien fue su asistente y con la que también se casó. Sólo que al morir Pavarotti se presentó el problema del testamento, o mejor dicho, de los testamentos, porque al menos fueron tres. En los dos primeros deja la mayor parte de su fortuna (unos 500 millones de dólares) a Nicoletta. En el tercer testamento (escrito a mano), las principales beneficiarias son las tres hijas del primer matrimonio del tenor. El problema quedó solucionado con fideicomisos: uno para Nicoletta y la hija de Pavarotti, y otro para las tres hijas mayores. Pero no fue el dinero que todas esperaban: casi una tercera parte de la fortuna fue destinada a pagar deudas que en vida contrajo el tenor.
Fue un feroz opositor a la corriente operística italiana en México, pero apasionado de compositores franceses como Claude Debussy, Gabriel Fauré. Su crítica a los talentos italianos iba a la par de su fascinación por Wagner. Así era Gustavo E. Campa (D.F., 1863), autor musical destacado de su época, estudiante del Conservatorio Nacional y alumno de Melesio Morales. Junto con Felipe Villanueva, Ricardo Castro, Hernández Acevedo y Carlos J. Meneses, amigos de Campa con los que compartía su interés francófilo, aportaron una dinámica que sacó de su letargo a la anquilosada vida musical que imperaba en México. El ritmo crítico que Campa desplegó en sus actividades lo impulsó hasta llegar a la dirección del Conservatorio Nacional y más tarde a crear el Instituto Musical. Berceuse de I’enfant Jésus, de Gustavo Campa, es una obra trascendente al emplear armonías libres y sistemas de escalas alteradas que las generaciones anteriores no habían empleado.
Discípulo, entre otros, de Carlos Chávez, Candelario Huízar y Aaron Copland; fue parte de la tríada fundamental del nacionalismo mexicano en su expresión musical junto con Silvestre Revueltas y Carlos Chávez, además de ser pianista, percusionista, maestro de música, compositor y director de orquesta, el jalisciense José Pablo Moncayo creó la obra que con mayor contundencia refleja lo mismo las grandes aspiraciones nacionales que las contradicciones de ese México belicoso y convulso, patriota y chauvinista, que se construyó a como diera lugar en el siglo XX. Hablamos del Huapango, el Huapango Moncayo, tocado en innumerables ceremonias oficiales, casi un himno en la Hora Nacional y corte inefable en las coreografías del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández. Y quién lo fuera a decir: para ganar el pan de cada día, Moncayo, ahora elevado a la categoría de héroe nacionalista, fue pianista en cafés y aportó su música como fondo para programas de radio.
Contrariamente a lo que muchos pensamos, el mito de La Llorona no es exclusivo de México, por más que exista más de una propuesta en la Unesco para que el organismo nombre la leyenda patrimonio cultural intangible de nuestro país. No, la Llorona es un espectro sufriente del folclor hispanoamericano, un alma en pena que vaga por ríos y zonas lacustres de México, Guatemala, Costa Rica, Venezuela, Chile, Panamá y Colombia. En todos esos países, la narrativa en torno a esta adolorida aparición habla de que fue una mujer que asesinó o perdió a sus hijos y que vaga en la búsqueda perenne de sus vástagos. En México es tan poderosa la imagen de La Llorona que incluso fue compuesto en su honor un hermoso son del istmo de Tehuantepec (Oaxaca), que si bien se desconoce su autor la pieza ha alimentado sus estrofas con el correr de las décadas. Le letra de este son no es tan dramática como la leyenda, aunque sí es una historia de amor y pena.
Aunque se cree que el nombre del popular baile del sur de Italia, la tarantela, proviene de la ciudad de Tarento, al parecer tiene un mayor débito con la palabra Taranta, utilizada en los dialectos de las regiones sureñas para referirse a la Tarantella, es decir, la tarántula, la araña lobo, o Lycosa tarentula. Se especula que la danza de la tarantela funcionaba como terapia contra la mordedura de la alimaña, cuyo veneno tenía diferentes efectos en las personas afectadas, síntomas que podían ser melancolía, agitación, convulsiones, dolor físico, confusión mental y sufrimiento moral. El veneno de la sabandija provocaba en la víctima un dinamismo exagerado, por lo que se aplicaba una terapia musical lo suficientemente activa para que la persona sudara las toxinas. La primera fuente histórica que habla de la Tarantella se remonta a principios del siglo XVII, pero para el XIX la Tarantella ya era uno de los emblemas más conocidos del Reino de las dos Sicilias.
Durante el 2° Festival Artístico de Otoño, que arrancó el pasado 9 de octubre en el Centro Cultural Roberto Cantoral con el espectáculo Música de Altos Vuelos, dirigido por Alondra de la Parra, la música mexicana de concierto ha tenido una participación destacada, gracias a la presencia de artistas como el tenor Javier Camarena, la Orquesta Sinfónica de Minería y el Cuarteto Latinoamericano. La celebración de las Jornadas INBA SACM, que forman parte de las actividades del 2° Festival Artístico de Otoño, convocaron al menos a 60 compositores y fueron el contexto para el estreno de 23 piezas, lo que representó un 50por ciento de obra de estreno en salas que estuvieron llenas por un público que cada año atiende las propuestas de compositores y músicos. La clausura de las Jornadas estuvo a cargo de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, dirigida por el director huésped Manuel de Elías.
Las personas que se mueren por ir a bailar, ahora lo podrán hacer bajo la justificación de que ahora lo que en realidad buscan es vivir, y vivir mejor, pues la danza estimula muchas funciones del cerebro. Así lo considera un grupo de científicos, entre ellos Thomas Prohaska, del Colegio de Salud y Servicios Humanos de la Universidad George Mason, en Fairfax, Virginia, así como la neurocientífica Shula Strassfeld, que exploran los beneficios de la música y el movimiento en personas de la tercera edad. La aplicación terapéutica de las artes responde de alguna manera a la National Academies de Estados Unidos, que dio a conocer que el número de estadounidenses afectados de Alzheimer crece de manera preocupante, ya que casi 40 millones de estadounidenses, 13% de la población, tiene más de 65 años y 5.5 millones ha sobrepasado los 85 años. Por ello, Prohaska indica: “Yo creo que el arte tiene un papel importante. Cuán determinante, aún no sabemos”.
Hoy, 22 de noviembre, es el Día de la Música, y lo es en todo el mundo. La efeméride señala la muerte de Santa Cecilia, personaje del cristianismo que se la ha considerado la patrona de los músicos, al parecer porque algunos pintores del siglo XV la representaron tocando el arpa y en ocasiones otros instrumentos. El primer registro del festejo data de 1570, en la localidad francesa Evreux, en Normandía, a partir de la instauración de un torneo de compositores. Para 1695, en Edimburgo (Escocia) ya se celebraba el Día del Músico con regularidad, festividad a la que se unieron sin chistar Alemania, España y Francia. En América, Río de Janeiro, Brasil, introdujo esta conmemoración entre 1919 y 1920, de donde se extendió para todo el continente. ¡Música, maestros!
Para el concierto Samuel Zyman, Un mexicano en Nueva York, el compositor homenajeado viajó hasta la ciudad de México para estar presente en la Sala Telefónica del Centro Cultural Roberto Cantoral, lugar donde se realizó la interpretación de algunos fragmentos de sus obras. La modestia de Zyman fue evidente cuando, frente al público dijo: “¿Saben qué? No me la creo”. El compositor se refería a un momento mágico en el que la comunión entre los músicos de la Orquesta de las Américas –dirigida por Benjamín Juárez Echenique—y el público era total. Las piezas interpretadas el pasado jueves sólo confirmaron lo que desde hace mucho es un secreto a voces: Samuel Zyman es uno de los grandes compositores de México con reconocimiento internacional ganado a pulso.
Mario Kuri Aldana fue un compositor intelectual, al grado de contar entre sus amistades al gran historiador Miguel León Portilla. Porteño, oriundo de Tampico, Tamaulipas, estudió derecho y prácticamente a la par arrancó su matriculación en la academia de piano Juan Sebastián Bach, para años después obtener un posgrado en composición. Sí, porque Kuri Aldana fue un gran compositor, cuya primera obra, el bolero Gota en el Mar –en coautoría con su hermano Armando Kuri— no es sino un sólido antecedente de la pieza con la que hizo historia, Página Blanca, que escribió en sociedad con Guillermo Lepe, obra que al trascender su entorno temporal inmediato se hizo inmortal. Pero el compositor tamaulipeco que hizo de la Ciudad de México su ciudad fue sobre todo un gran ser humano, que opinaba: Intento mantenerme alegre y de buen humor, de no cometer ninguna injusticia en el trato con mis semejantes y de ser generoso hasta donde sea posible…
En días pasados, como parte de una ceremonia realizada en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, el investigador zacatecano Luis Adrián Díaz Santana Garza recibió una mención honorífica en el Premio Museo de Historia Mexicana 2013, Estudios Sobre el Noreste de México. El académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas participó con la obra Entre el Conjunto Norteño y el Conjunto Tejano-Mexicano: Música e Identidad en la Frontera (del Siglo XIX a 1970), en la que analiza el origen, evolución y difusión de la música de los conjuntos norteño y tejano, que son, invariablemente, representantes históricos de una identidad local que tras surgir en el noreste y norte de México, alcanzó notoriedad y presencia en los ámbitos nacional e internacional. Habrá que buscar la investigación, pues aborda la polca, el corrido, la canción y el bolero, así como su transformación, asimilación y aportación a otras culturas sonoras.
El pasado 7 de diciembre, el teatro de Milán, La Scala, inauguró su temporada lírica nada menos que con La Traviata, la ópera de Giuseppe Verdi, quizás para no dejar pasar inadvertido el aniversario 200 del nacimiento del autor italiano. El melodrama en tres actos fue dirigido por Daniele Gatti y la puesta en escena correspondió al director ruso Dmitri Tcherniakov. La soprano alemana Diana Damrau dio vida a la protagonista, Violeta, y el tenor polaco Piotr Beczala fue su enamorado Alfredo Germont. ¿A qué viene tanta alharaca? ¿Es que La Traviata no se había presentado en La Scala? Ése es exactamente el problema. Resulta que La Traviata es considerada un reto por su dificultad representativa. Y la razón tiene que ver con la legendaria soprano Maria Callas, quien en 1955 recitó el texto de La Traviata bajo la dirección de Luchino Visconti de forma tan magistral que, después de repetir la ópera en 17 ocasiones, la dirección de La Scala decidió no volver a representarla.
En el saldo negativo que rindió Alemania tras el gobierno nazi (1933-1945) destaca la violación sistemática a los derechos humanos y el nulo respeto a la opinión y expresión divergentes. Un ejemplo fue la campaña contra lo que los nazis denominaron arte degenerado (Entartete Kunst), un proyecto para desacreditar las expresiones artísticas que consideraban perjudiciales o decadentes. El término degenerado, los nazis lo aplicaron a placer: cualquier opositor al régimen, era degenerado; los simpatizantes de las tesis filosóficas marxistas, eran degenerados; ser de raza diferente al aria, sobre todo si se era judío o negro, era ser un individuo degenerado. Así, compositores de origen judío como Gustav Mahler, Felix Mendelssohn y Arnold Schönberg, entre otros, ingresaron a la categoría de degenerados. La música modernista, por ser inferior a la música clásica, era degenerada. Finalmente, el jazz, con sus raíces afroamericanas, fue un ejemplo de total degeneración.
El Mesías es la obra más popular de Georg Friedrich Händel, y destaca porque, a diferencia del resto de los oratorios del compositor, en los que hay una ostensible influencia italiana, en Der Messias se enraiza en las antiguas pasiones y cantatas alemanas. Compuesta en Londres en 1741, la obra se asocia con la Navidad, es decir, con el nacimiento de Jesús, pese a que este oratorio trata de la vida completa del hijo de Dios. El texto del oratorio correspondió a Charles Jennens, quien para el propósito utilizó fragmentos de la Biblia. Presentada en tres partes, la primera de ellas aborda el tema de la venida de Cristo. La segunda se adentra en la Pasión, la Resurrección y la Ascensión, teniendo como colofón el famoso Hallelujah. En la tercera el espectador escucha el relato de la victoria de Cristo ante la muerte, el Juicio final y la palabra Amen, que cierra con broche de oro de la obra.
En los años 40 del siglo XX, los cantantes de ópera en la Unión Soviética recibían un trato de sus seguidores similar al que hoy gozan las estrellas de rock. Y de ellos, Iván Kozlovski (1900–1993) era el que disfrutaba de mayor fama. En una ocasión fue invitado al Kremlin para acompañar en un banquete a Iosif Vissariónovich Dzhugashvili (mejor conocido por el sobrenombre de Stalin). El dictador pidió a Kozlovski que le interpretara la canción georgiana Suliko, petición a la que el cantante se negó aduciendo que le dolía la garganta y temía perder la voz. El silencio fue evidente en la sala. Nadie ignoraba lo que representaba negarse a un deseo de Stalin. Sólo que éste, sorpresivamente, dijo: “Bien, que el camarada Kozlovski cuide su voz, pero entonces tendrá que escuchar cómo cantamos Beria y yo”. Beria, el jefe de la policía secreta, y Stalin se pusieron de pie y entonaron su canción favorita, y de acuerdo con algunos testigos, no lo hicieron nada mal.
Aunque Pedro y el Lobo fue compuesta por Serguéi Prokófiev pensando en el público infantil, su obra es de cobertura amplia y una de las más conocidas en el contexto de la música clásica que se ha popularizado. Y lo cierto es que pocos se hubieran imaginado que detrás del gesto hosco del compositor ruso se ocultaba un hombre con la sensibilidad suficiente para disfrutar el encanto que producen las historias infantiles, a las que el artista asistía a conocer a mediados de los años 30 del siglo XX en el teatro Natalia Satz de Moscú. Fue precisamente la señora Satz quien propuso al compositor que elaborara una pieza para el teatro que la mujer administraba. La pieza –usted adivinó— fue Pedro y el Lobo, cuyo estreno se realizó con más penas que glorias. La aceptación de la obra y, por consiguiente su éxito, llegaron con el tiempo, cuando las notas de las cuerdas nos hacen imaginar a Pedro y los vientos al lobo, entre otros instrumentos y personajes.
Nació en Dolores Hidalgo, Guanajuato, pero aún no había terminado la primaria cuando José Alfredo Jiménez se mudó a la Ciudad de México, tras la muerte de su padre. Aunque desde pequeño José Alfredo compuso canciones dedicadas al campo y a los animales domésticos, lo cierto es que una vez que pisó la capital, el guanajuatense nunca más se quiso ir. La ciudad, y sobre todo la colonia Santa María la Ribera, le robaron el corazón. Fue ahí donde se estableció con su madre y sus hermanos, donde trabajo en La Sirena –un restaurante de comida yucateca—, de donde se iba a entrenar primero al equipo de futbol Oviedo, y más adelante al Marte, en el que compartió la portería con la leyenda Antonio La Tota Carvajal. Cuando su familia regresó a Guanajuato, José Alfredo decidió quedarse, alquilando una vivienda en la calle Chopo del mencionado barrio. Guanajuatense, sí, pero José Alfredo Jiménez encontró su nueva patria chica en la chilanguísima Santa María.
Pese a que Cenobio Paniagua (1821–1882) se le considera el padre de la ópera romántica de México, la formación académica de este compositor michoacano destacó por una serie de obstáculos. Tras aprender a tocar violín con su tío Eusebio Vázquez, director de la orquesta de la catedral de Morelia, Cenobio viajó primero al Estado de México y después al DF, donde intentó en vano formar parte de la cátedra de José Antonio Gómez. Lejos de que su ánimo decayera, el artista en ciernes continuó los estudios por su parte a través de libros, en su mayoría extranjeros. Y más aún: pese a carecer de maestro, Cenobio decidió escribir su primera ópera, a la que tituló Catalina de Guisa, estrenada el 29 de septiembre de 1859. Alentado por el éxito de su obra, Paniagua inauguró la Academia de Armonía y Composición, un esfuerzo loable que fue compensado cuando ahí estudió gente como Melesio Morales, Mateo Torres Serratos, Miguel Planas y Carlos J. Meneses.
Giovanni Rota, conocido mundialmente como Nino Rota, nació con una sorprendente facilidad para la composición, sobre todo para la música de cine. Oriundo de Milán, tuvo una relación muy estrecha al menos con dos de los gigantes del séptimo arte italiano: Federico Fellini y Luchino Visconti, aunque también aportó la música para los dos filmes que Franco Zeffirelli realizó en torno a historias escritas por William Shakespeare. Sin embargo, el trabajo de Rota recibió una gran difusión cuando colaboró en dos de los tres filmes que constituyen la saga de El Padrino, la obra inmortal que Mario Puzo escribió al parecer sin imaginar el alcance que lograría su novela con el tiempo. Fellini siempre recordó con un buen sabor de boca a su amigo Rota; de él escribió que tenía una rara cualidad que pertenecía al mundo de la intuición. Aunque también destacaba que, tan pronto llegaba Rota a los lugares de filmación, el estrés desaparecía y todo se convertía en una fiesta.
Ciudad de Nueva York 1944, los jóvenes mexicanos Alfredo Bojalil Gil y José de Jesús Navarro se reunieron con el puertorriqueño Hernando Avilés para así formar una agrupación musical, que derivó prácticamente en la invención del trío –tres voces, tres guitarras—, al que los amigos decidieron llamar Los Panchos, en honor al legendario guerrillero revolucionario mexicano Pancho Villa. A lo largo de una carrera que abarcó casi 50 años, Los Panchos compusieron más de 1,100 canciones y vendieron millones de copias de sus diferentes discos. Asimismo, Alfredo (El Güero Gil) creó el instrumento y el estilo del requinto, con la idea de reforzar las introducciones y los lapsos sin voz de las canciones. El instrumento, requinto, es una guitarra más pequeña, que con su sonido agudo, aporta un sonido ahora característico en los boleros. El Güero Gil es autor, entre otras, de las piezas Caminemos, Sin un amor y Un siglo de ausencia.
Julio Estrada (19 de abril de 1943) ha dedicado más de 30 años a buscar referencias sonoras en la obra Pedro Páramo, de Juan Rulfo. A partir de ahí, publicó en 1989 el libro El Sonido en Rulfo, y en 2006 estrenó mundialmente la ópera Los Murmullos del Páramo. Para el compositor nacido en la Ciudad de México, la novela Pedro Páramo es un festín de referencias auditivas y musicales; de ahí surgió, a mediados de los años 80, su interés por la literatura oral campesina, que está plasmada en su trabajo más importante, rebosante de descripciones musicales. La experiencia sensorial rescatable en Pedro Páramo, de acuerdo con Estrada, tiene como sustento conocimientos musicales, como el compositor lo ejemplifica en una entrevista publicada (La Jornada. Mayo 23, 2010): “Mi novia me dio un pañuelo con orillas de llorar”, frase que Estrada rescató de una canción del siglo XIX, además de que Doloritas Páramo ¡también existió! Fue una cantante michoacana siglo XIX.
Hijo de un actor y de una cantante de zarzuela, Joaquín Pardavé nació en Pénjamo, Guanajuato, el 30 de septiembre de 1900. Aunque el público en general recuerda a Pardavé por su trayectoria como actor, lo cierto es que comenzó a componer a los 16 años. Sin embargo, su paso por el escenario esperó algunos años, pues tuvo que dejar los estudios para trabajar y sostener a sus hermanos. Cuando parecía que su destino era ser telegrafista en Ferrocarriles Nacionales, un tío lo invitó a participar en una obra de teatro, cambiando así el rumbo de su vida. Y vaya cambio, pues Joaquín Pardavé, en vez de ser un modesto trabajador de oficina, fue actor, compositor, pintor, escritor de obras de teatro serio y de revista, así como de argumentos cinematográficos. Su gran inspiración fue su esposa Soledad Rebollo, a quien le compuso piezas como Plegaria, Bésame en la boca, Negra Consentida y Varita de nardo.
Bartolomé Moré supo luchar contra la adversidad. Hijo no reconocido por sus padres, creció al amparo de su abuela en Santa Isabel de las Lajas, Cuba. Pese a sus escasos estudios, a los 12 años compuso su primera pieza musical: El Bardo o El Desdichado. A los 17, ya en La Habana, Bartolomé Moré (la adopción del nombre Beny fue en honor a Benny Goodman) cantaba por las noches en las puertas de bares y lupanares, mientras que de día ganaba algo de dinero lavando coches y haciendo mandados. En 1945, el joven viajó a la Ciudad de México, uniéndose a una de las agrupaciones legendarias de Miguel Matamoros. La sociedad perduró hasta que el grupo fue invitado a Europa, viaje que Moré no realizó, al no poder cubrir el pasaje de su esposa. Pero su destino estaba en México, donde comenzó a figurar como solista. Tras una exitosa carrera, la empresa RCA lo contrató en exclusiva de por vida. En 1951 regresó a Cuba, donde vivió hasta el último de sus días.
Aunque México es potencia mundial en balada romántica, el género como tal nació en España, al derivar directamente de la fusión de la copla española de los años 40 con la música sinfónica suave de orquesta como la del canadiense Percy Faith, que en los años 60 era otro de los fantasmas que recorrían el territorio europeo. El sonido melifluo de los violines, arpa, pianos y cornos se adaptó perfectamente a las voces de las canciones suaves de los artistas estadounidenses que con sus piezas intentaban tamizar la herencia brutal de dos guerras mundiales. Una vez llegada a Latinoamérica, la balada romántica –de acuerdo con el etnomusicólogo Daniel Party— se convirtió en una “lengua franca” derivada de una sensibilidad común. Para Jesús Martín-Barbero, es una “integración” regional que estandariza los sentimientos y las emociones de los latinoamericanos. Con información de: Wikipedia. La enciclopedia libre.
Atzimba, opera en tres actos con libreto de Alberto Michel y música de Ricardo Castro se estrenó el 20 de enero de 1900. La representación más reciente de esta obra data de los años 50 del siglo XX, y correspondió a Rosa Rimoch llevar el papel principal. Desempolvada para la ocasión, Atzimba se reestrenará el 7 de febrero en el Teatro Ricardo Castro, de Durango. Arturo Márquez trabajó en la re-orquestación del segundo acto, tomando como base diversos apuntes y la grabación de Cristian Caballero, pues la ópera carece de la partitura completa. En la dirección de escena figura el dramaturgo, poeta y ensayista Luis de Tavira, quien dirige, entre otros grupos, al Centro de Experimentación Teatral del INBA. En cuanto a la dirección de la obra, está a cargo de Enrique Patrón de Rueda, considerado el mejor director de ópera en México. El reestreno es parte de las actividades con las que se conmemorarán los 150 años del nacimiento de Ricardo Castro.
Hoy se cumplen 150 años del nacimiento de Ricardo Castro Herrera (7 de febrero de 1864, Hacienda de Santa Bárbara, Municipio de Nazas, Durango-28 de noviembre de 1907), pianista y compositor mexicano, considerado “el último romántico del Porfiriato”. Su carrera como concertista de piano y compositor la inició incluso antes de terminar sus estudios musicales. A los 19 años, en 1883, terminó de escribir su primera sinfonía, a la que tituló Sagrada, aunque esta obra fue estrenada en 1988, a 81 años de su muerte. Su ópera más importante quizá sea Atzimba, que en tres actos aborda el tema de la conquista de Michoacán, y la cual le fue encomendada en 1896 para enmarcar la inauguración de la Sala de Conciertos de la Casa Wagner. Para el reestreno de Atzimba, que tendrá lugar hoy 7 de febrero en el Teatro Ricardo Castro, Durango, el compositor Arturo Márquez trabajó en la re-orquestación del segundo acto, pues la ópera carece de partitura.
Con una gira, que arrancará el próximo 22 de febrero y a la que ha llamado La última Maroma, el cantautor Joan Sebastian, originario de Juliantla, Morelos, se despedirá de los ruedos y jaripeos, aunque ha aclarado que en el terreno de la música hay todavía un buen trecho por recorrer. Gracias a ese periplo, el público de la ciudad de México tendrá la oportunidad de disfrutar al artista en su presentación programada para el 29 de marzo próximo en el Palacio de los Deportes. La despedida de esta actividad que tanto gusta a Sebastian se da mucho después de que los médicos le recomendaron dejar de montar, ya que eso podía agravar su estado de salud. Recordemos que hace 15 años, los especialistas advirtieron al músico acerca de la peligrosidad de montar. De hecho, dijeron que no viviría más allá de cinco o seis años si no dejaba de montar. Pues bien, ahora Joan Sebastian decidió hacer caso al médico y, después de más de 40 años en el ruedo, dar su última maroma.
¿Quién o qué era La Negra a la que se refiere el son mexicano, que por cierto es la pieza de mariachi más representativa de México, por arriba del Jarabe tapatío, de acuerdo con el especialista en música Jaime Almeida? (“A todos diles que sí, pero no les digas cuando…”. Milenio Diario, Febrero 9, 2014). Algunas versiones señalan que La Negra era una locomotora y que la frase HOJAS DE PAPEL VOLANDO se refiere precisamente a las banderas ondeantes que solían llevar al frente casi todas las máquinas. Otra versión, de Tepic precisamente (quizás por eso del “rebozo”), expresa que La Negra se compuso en 1920, inspirada en el amor que un hombre sentía por una dama a la que apodaban precisamente con el nombre del prominente son mexicano. Esta segunda versión es la menos consistente: La Negra, aún sin letra sólo con música, ya se interpretaba en los años inmediatos a la guerra de Independencia en la franja de oro del mariachi: Jalisco, Nayarit, Colima y Michoacán.
Un hombre que acompaña a un actuario para asistir el lanzamiento de una familia que debe la renta de un inmueble, y que a la hora de la hora prefiere ir a su casa, extraer dinero de la caja fuerte de su padre y liquidar con ese préstamo el adeudo de la familia a punto de ser echada, definitivamente no sirve para ser abogado. Fue el caso de José Guízar Morfín, nacido en el popular barrio de San Juan de Dios, en Guadalajara, Jalisco, el 12 de febrero de 1906, quien perfilaba su carrera hacia las leyes, una licenciatura que le había elegido su padre. Afortunadamente, Guízar enmendó el camino e ingresó al Conservatorio Nacional. Para 1930, teniendo como inspiración a Agustín Lara y a Tata Nacho, el joven compuso nada menos y nada más que Guadalajara (Tienes el alma de provinciana/ hueles a limpia rosa temprana), una pieza emblemática de nuestro folclor que sirvió de base para que Pepe Guízar sea llamado El pintor musical de México.
Un juego de palabras del artista español Salvador Dalí inspiró una de las canciones eróticas más famosas del siglo XX: Je t’aime… moi non plus (Yo te amo… Pero yo no), que en México conocemos como Yo te amo… Yo tampoco. El juego en cuestión era: “Picasso es español, yo también./ Picasso es un genio, yo también./ Picasso es comunista… yo tampoco.” Escrita por Serge Gainsbourg en 1967 para su entonces musa Brigitte Bardot, la pieza, sin embargo, fue grabada en 1969 teniendo en las voces, precisamente la Gainsbourg y la de Jane Birkin, quien ocupó la vacante dejada por la Bardot. Programada en la radio de forma comercial, lo cierto es que la canción fue censurada en muchos países por su alto contenido de jadeos de naturaleza sexual, lo que tampoco impidió que alcanzara el primer lugar en ventas incluso en las naciones en que fue prohibida. Para este 14 de febrero, no está nada mal recordar esta controversial creación.
Memorabilia de Consuelo Velázquez
Fecha y lugar de nacimiento: Cd. Guzmán, Jalisco, el 21 de agosto de 1916.
Edad a la que tocó en piano, de oído, el Himno Nacional: 4 años.
Edad de su primer recital: 6 años, en la Academia Serratos.
Fecha en que contrajo matrimonio con Mariano Rivera Conde, a quien conoció en la estación de radio XEQ: 25 de octubre de 1944.
Año en que escribió “Bésame mucho”: 1940.
Primer intérprete de “Bésame mucho”, pieza que se convirtió en un éxito mundial: Emilio Tuero.
Adaptaciones más aceptadas de “Bésame mucho”: las de The Beatles, Frank Sinatra y Pedro Infante.
Canción mexicana más tocada, grabada y traducida en el mundo: “Bésame mucho”.
Única mujer que ha ocupado el cargo de Vice Presidenta de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores, con sede en París: Consuelo Velázquez.
La gran aventura de Alfredo Núñez de Borbón comenzó en la calle Zarco, en el corazón de la colonia Guerrero del Distrito Federal, donde nació el 8 de agosto de 1908. Por su gran inclinación a la música, en una ocasión pidió un violín como regalo de su santo. A los 12 años compuso su primera canción. Cinco años después se fue de gira a Atlanta con la orquesta de Miguel Lerdo de Tejada, y lo hizo sin el consentimiento de su madre, pues su progenitor murió cuando Núñez de Borbón tenía ocho años. De Atlanta viajó a Nueva York, donde continuó sus estudios. Para cubrir sus gastos, tocaba el piano o el órgano en cines, acompañando la proyección de películas, que en ese entonces eran mudas. Núñez de Borbón nunca se ajustaba a la partitura que le enviaban, él prefería improvisar. Trabajó, en un barco de matrícula alemana y en el Club Mirador de Nueva York. Fue contemporáneo de Gonzalo Curiel y Agustín Lara, en una época rebosante de romanticismo.
Claudio Estrada Baez nació con el don de tocar la guitarra. Y lo supo desde niño, cuando, después de observar a alguien rasgar las cuerdas de ese instrumento, corría a casa, descolgaba la guitarra de papá, y repetía la melodía como la había escuchado. Hombre gentil, de sonrisa franca, para Estrada era igual de fácil tocar su instrumento que hacer amigos. En 1930, tras conocer a Mario de Valle y formar un dueto, comenzó a trabajar en la carpa Ofelia, donde conoció a María Victoria, el Chicote, Palillo y Clavillazo, aunque fue con Mario Moreno “Cantinflas” con el que trabó una gran amistad. Fue en una tertulia que Estrada coincidió con Los Panchos, a quien interpretó su composición “Contigo”. El trío quedó impactado y de inmediato aceptó colocar la pieza en un lugar especial de su repertorio. Pese a su virtuosismo, Estrada no fue un hombre de estudios musicales. “Interpreto mis melodías con todas las cuerdas, entorchadas. Soy empírico”, solía decir.
Editado por la Dirección General de Publicaciones y con la coordinación del historiador mexicano Enrique Florescano, recién se colocó en los anaqueles el libro “La música en los siglos XIX y XX”, que analiza, entre otros puntos, la producción, composición, creación y las colecciones que han dado vida a la música popular mexicana. El compositor Aurelio Tello y el musicólogo Ricardo Miranda coordinaron el apartado La música en los siglos XIX y XX, con base en una selección de textos que abordan el ámbito musical del siglo XIX, a partir del grito de Independencia, y del XX, a partir de la Revolución mexicana. Para Tello, nuestro país no se entiende si no es a través de su música popular. Y para apuntalar su tesis ofrece de ejemplos canciones mexicanas que han dado vuelta al mundo, como Cielito Lindo y Las Mañanitas. La obra, asimismo, incorpora a su estudio la creación de recintos escénicos como los teatros Juárez, Ángela Peralta y Principal de Puebla.
Fueron 66 años, pero, señoras y señores, pueden estar seguros de que el excelso guitarrista Paco de Lucía los vivió a tope. Nativo de Algeciras, la mayor ciudad del Campo de Gibraltar, a la que el cantautor Joan Manuel Serrat hace referencia en su tema Mediterráneo, De Lucía llegó a este mundo gentil el 21 de diciembre de 1947. Murió, como muchos ya lo saben, cerca del mar, en Playa del Carmen, Quintana Roo, donde tenía una casa en la que vivía gran parte del año. ¿Qué se va con De Lucía? Una obra consistente, sólida, rotulada en el flamenco. Y no sólo eso: la pareja que conformó con Camarón de la Isla, se hizo legendaria por el virtuosismo y purismo con que renovaron el flamenco, y que se tradujo en la grabación de más de una decena de discos de estudio. La muerte de Camarón en 1992 fue un golpe brutal para De Lucía, quien se recluyó más de un año, en el que contempló, incluso, el retiro de los tablaos.
El pasado 2 de marzo, la compositora y pianista mexicana Rosa Guraieb Kuri falleció a los 82 años. Nativa de Matías Romero, Oaxaca, Rosa Guraieb aprendió a tocar el piano a los cuatro años. Tiempo después, aún siendo niña, se mudó en compañía de su familia a la Ciudad de México, donde recibió clases particulares para perfeccionar su técnica en el piano. Además de estudiar en el Instituto Nacional de Bellas Artes, tomó cursos de piano, teoría y armonía en el Conservatorio de Música de Beirut, Líbano. Durante su estancia en el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, a donde ingresó en 1950, fue alumna destacada de José Pablo Moncayo, Salvador Ordóñez Ochoa y Carlos Chávez. Asimismo, asistió a cursos dictados por Rodolfo Halffter, Istvan Lang, Mario Lavista y Daniel Catán. Entre las obras compuestas por Rosa Guraieb destacan: Sonata, para violín y piano; Reminiscencias, para cuarteto de cuerdas, y Canto para la paz, para oboe, fagot y piano.
Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín y Pepe Domínguez integran la trilogía de grandes compositores yucatecos de la música romántica del México de los años 30. Guty Cárdenas (Augusto Cárdenas Pinelo), nativo de Mérida, Yucatán, fue un prodigio musical. Tocaba piano, saxofón, bajo y guitarra, este último, instrumento que, como buen bohemio que era, le dedicó tiempo y alma. A los 15 años, Cárdenas ya podía presumir que era compositor. Y una de sus primeras canciones, Flor, expresa un amor inocente a la primera mujer de la que el joven se enamoró y quien, pese a ser la musa original de Cárdenas, nunca regresó de un viaje por Canadá. En la Ciudad de México, el músico se graduó de contador privado. Pese a su carrera, el siguió del camino trazado por su talento artístico. Prolífico compositor, hombre alegre y simpático, bohemio a cual más, Guty Cárdenas murió asesinado el 5 de Abril de 1932 durante una riña en la cantina Bach, en el Centro Histórico del DF.
Fue hace 20 años, el 5 de marzo de 1994, cuando la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), tuvo a cargo el estreno de Danzón 2 del compositor Arturo Márquez, pieza que le comisionó la propia agrupación de la máxima casa de estudios. Para que la efeméride no pasé desapercibida, el próximo 11 de marzo, a las 20 horas, se ofrece un concierto en la Sala Nezahualcóyotl, donde la OFUNAM interpretará, además de Danzón 2, los danzones 7, 8 y 4 del compositor sonorense nacido en 1950, además de que se presentará un disco con las grabaciones de dichas piezas. De hecho, en el catálogo de Márquez figuran ocho danzones, aunque por el momento el compositor explica que una nueva pieza de ese género tendrá que esperar, pues Márquez está concentrado en otros proyectos, incluida una sinfonía y la exploración en la cumbia, como es el caso de una de sus obras recientes: Alas. (Con información de La Jornada).
DESPEDIDA, con letra del poeta meridiano José Peón Contreras y música de Cirilo Baqueiro Preve (Chan Cil), fechada en 1880, es considerada la primera canción de trova yucateca. Por lo mismo, el origen de esta expresión se remonta a finales del siglo XIX. La trova yucateca, que integra aires musicales mestizos típicos de ese estado, comprendes tres géneros que ahora le son propios: bambuco, de origen colombiano; bolero, de ascendencia cubana, y la clave. En cuanto a los compositores que abrieron camino figuran el mencionado Chan Cil, además de Ricardo Palmerín y Guty Cárdenas, quienes jugaron un papel fundamental en la difusión de la trova en diversas urbes. Por otra parte, el trío es la conformación tradicional de la trova yucateca. Guitarra rítmica, tololoche (guitarra bajo) y cordófono, es decir, una guitarra más pequeña de lo común y también de seis cuerdas, son suficientes para acompañar las coplas rebosantes de poesía que distinguen a esta música tradicional.
Fueron 15 años los que Leonor Xóchitl Pérez, músico y doctora en educación, dedicó a investigar la participación de la mujer en los grupos de mariachi. El fruto de ese esfuerzo se puede apreciar en Viva el Mariachi Femenil. Un tributo a la mujer en la música de mariachi 1903-2014, que se exhibe en el Glass Room Gallery de la San Gabriel Mission Playhouse, en San Gabriel, California, EUA. El periplo académico de la especialista comenzó al momento en que ella se planteó la pregunta ¿Desde cuándo las mujeres comenzaron a tocar con el mariachi? Poco documentada, esta historia sin embargo fue narrada de forma oral a Xóchitl Pérez. Así, Rosa Quiriño tocaba violín desde los 12 años y fue la primera mujer mariachi. En tanto que, de manera oficial, el primer grupo mariachi femenil en México –Adelita y sus Muchachas— surgió en 1948. En lo que corresponde a Estados Unidos, Las Rancheritas fue la primera agrupación de mariachi femenil, y se formó en Álamo, Texas.
Son 325 canciones las que compuso José Alfredo Jiménez en su trayectoria artística. En la mayor parte de esas piezas hay un tema central: la mujer. Las féminas fueron sus musas, pero también la fuente de dolores tan profundos que primero de la mano sin fuerza cae la copa antes de que su imagen se desvanezca del todo. Es cierto –como señaló Paloma Jiménez Gálvez, hija del célebre cantante y compositor—, Casi en cada canción podemos encontrar aspectos autobiográficos y culturales referentes a José Alfredo, pero no por mucho tiempo. Siempre aparecerán en sus canciones los dulces sortilegios de la mujer. Y, contrariamente a lo que pudiera creerse de este trovador, Era una persona muy tímida, a la que Le costaba vencer el miedo ante el público, explicó su hija en el contexto del Tercer Congreso Internacional: Mujeres, Literatura y Arte, realizado en la primera semana de marzo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Manuel Esperón González nació el 3 de agosto de 1911 en una de las zonas más bravas de la Ciudad de México: la colonia Guerrero. En su familia, si algo había eran músicos, por montones. Su padre, don Manuel Esperón Alcalá, por ejemplo, era ingeniero civil y nieto del reconocido compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá. La madre, Raquel González Cantú, por su parte, fue pianista de concierto. A ella correspondió, precisamente, heredar a Manuel la vocación por el piano y por la música en general. Por eso, llama la atención que con todo ese bagaje, Manuel Esperón haya siquiera intentado estudiar ingeniería en el IPN, donde duró menos de tres meses. La de Esperón es una deserción afortunada. De otro modo, quizás no hubiera compuesto piezas, entre otras, como Amorcito corazón –sí,. la del chiflidito que hizo famosa Pedro Infante—, ni hubiera creado la música de fondo de más de 500 películas. En cuestión de composición, Manuel Esperón es harina de otro costal.
Autor de valses, polkas, chotis, danzas y pasos dobles, la obra del hidalguense Abundio Martínez es celosamente resguardada en la biblioteca de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, pues representa, de acuerdo con la máxima casa de estudios, una etapa transitoria en la música mexicana. Para muchos especialistas, Martínez es un músico olvidado, relegado por la historia. Lo anterior, quizás tiene que ver con que Martínez fue uno de los compositores que más loas dirigió al entonces presidente Porfirio Díaz. Ahí está el ejemplo del vals Arpa de Oro, una cátedra de armonía y melodía, pero que ha pasado de noche para los estudiosos por estar dedicada al general oaxaqueño que tanta controversia despierta incluso a estas horas de la mañana de marzo de 2014. Amén de sus simpatías políticas, un hecho es claro: Abundio Martínez fue un extraordinario compositor de origen indígena y otomí, que irónicamente, está influenciado por un romanticismo típicamente europeo.
El Patito Feo, El Traje Nuevo del Emperador, El Soldadito de Plomo y La Sirenita, entre otros cuentos, son parte de la herencia narrativa al mundo del atormentado escritor danés Hans Christian Andersen. Portento de imaginación, las historias de este hombre han acompañado la infancia de decenas de generaciones en todo el planeta, sobre todo del mojón occidental. No es de extrañar, por lo tanto, que el legado de Andersen haya dejado su impronta incluso en los acervos musicales, pues este gran solterón siempre soñó con ser cantante de ópera, profesión que no se le dio como sí sucedió con la escritura. Pero su frustración por no ser cantante no fue suficiente para apartarlo de la armonía. Así, Andersen es autor de los libretos de las óperas Ravnen y Liden Kirsten, cuya composición, de ambas, correspondió a su amigo J.P.E. Hartmann. Asimismo, sus cuentos inspiraron el poema sinfónico Del Eterno Deseo y la suite sinfónica en tres movimientos La Sirenita.
Los bandoleros devenidos en revolucionarios siempre han resultado atractivos apara el público. Véanse nomás los casos de Robin Hood y el siciliano Salvatore Giuliano. México, en ese rubro, no canta mal las rancheras: Heraclio Bernal, y por supuesto Francisco Villa, ambos personajes de la Revolución mexicana, han merecido decenas de corridos. Bernal y Villa, dicen las crónicas, abandonaron su entorno social inmediato, el primero después de que un compañero minero lo acusa de haber robado unas herramientas, cuando en realidad quería quedarse con la novia del futuro Rayo de Sinaloa. Y el segundo porque defiende a su hermana de ser violada por uno de los patrones de la hacienda a la que los Villa prestaban sus servicios. Heraclio Bernal, cuyos corridos los hizo famosos Antonio Aguilar, murió en una balacera el 5 de enero de 1888, después de acabar con la vida de 22 soldados. Villa, como todos saben, fue emboscado en Parral, Chihuahua, el 20 de julio de 1923.
El 3 de abril de 1969, en el kilómetro 19 de la autopista México-Cuernavaca, un auto se accidentó, perdiendo la vida los tres ocupantes que viajaban en el vehículo, entre ellos el compositor Álvaro Carrillo Alarcón. La muerte de Carrillo significó para México una gran pérdida en su patrimonio artístico. El autor, nacido en Cacahuatepec, Oaxaca, fue prolífico en cantidad y temática al momento de hacer sus obras, aunque también hay que destacar que la calidad de su repertorio le significó a Carrillo que sus canciones conformaran un continente propio en la geografía musical del mundo. Lo más sorprendente de Álvaro Carrillo es el poderoso don creativo con el que nació. No existen antecedentes musicales en su familia, no fue necesario que aprendiera a tocar por nota, sus estudios en general no llegaron muy lejos, pero vaya capacidad nata la de este artista, que nos dejó obras de arte como: Sabor a Mí, Puedo Fallar, La Mentira, El Andariego y Un Minuto de Amor.
La fama no es sólo circunstancial, también es una cuestión de fechas. Los famosos de hoy no son los famosos de ayer, y muy pocos han mantenido su fama incólume con el paso de los años. En un artículo que no tiene desperdicio, publicado en malpensante.com con el título Los Compositores Olvidados, Jeremy Nicholas se refiere a Ludwig Spohr, un compositor que fue una especie de Elvis Presley en el siglo XVIII, no sólo en su natal Alemania sino allende las fronteras de su país. Para darnos una idea de la notoriedad de Spohr en la época en la que le tocó respirar, le diré que este autor estaba por arriba, en fama, del mismísimo Johann Strauss. El señor Nicholas también nos recuerda que las vacas sagradas de la música clásica no siempre tuvieron ese estatus. Es el caso de Johann Sebastian Bach, cuya obra tuvo que ser rescatada por Felix Mendelssohn. O de Mozart y Vivaldi, cuyas composiciones pasaron de noche durante su estancia en este mundo.
En el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, la Facultad de Derecho de la UNAM rindió homenaje al compositor Armando Manzanero por su obra musical y difusión del derecho de autor. Con el auditorio Ius Semper a tope de estudiantes, en un día dentro del periodo vacacional, la directora de la Facultad, María Leoba Castañeda, señaló que la Máxima Casa de Estudios aboga por las causas justas de los autores. Manzanero fue recibido por los estudiantes con más de 1 minuto de aplausos. Después de los discursos de cajón y de que el coro de la Facultad de Derecho interpretó Contigo Aprendí y Somos Novios, el compositor yucateco rememoró –mediante la interpretación de algunos de sus temas— sus orígenes en Yucatán, la severidad didáctica de su padre, sus primeras composiciones, sus primeros instrumentos. La nostalgia sirvió para crear, en esta fecha conmemorativa, un clima de arrobamiento para un público conmovido, joven, que brindó al autor un emotivo Goya.
En noviembre de 2011, la Conferencia General de la Unesco instituyó el 30 de abril como el Día Internacional del Jazz. ¿Por qué un día internacional para este género? Humberto Acciarressi, en su artículo Los Motivos del Día Internacional del Jazz, publicado el 28 de abril pasado en el diario argentino La Razón, señala en parte por qué la deferencia al jazz: fomenta la igualdad de géneros; facilita la integración de jóvenes marginados, y reduce las tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades, entre otras. ¿Son suficientes razones para la institución de la efeméride? Es el periodista quien señala el peso cultural que carga en las alforjas la música sincopada, desde la raíz africana, la fusión con las culturas europeas, su tránsito a los escenarios de Estados Unidos, su diversificación en otros ritmos, todo un abanico humanista que hace que el jazz esté más vivo que nunca.
Componer una canción, no es cosa sencilla. Componer un tema que sea elegido por un intérprete destacado, es un poco más complicado. Pero componer una obra de la que existan mil versiones, y por supuesto igual número de intérpretes, pocos, muy pocos autores, lo logran. El tamaulipeco Roberto Cantoral García no sólo logró ese récord: lo hizo en al menos tres ocasiones. Así es. El Reloj, La Barca y El Preso Número 9, cada una de ellas, tiene más de mil versiones, en diferentes idiomas, alrededor del mundo. Y conste que no contamos las veces que en noches bohemias, ya sea debajo del arbotante de la esquina, o en el sillón del departamento de interés social, cantamos con rostro inspirado y voz aguardentosa canciones como El Reloj, La Barca, El Triste, Regálame esta Noche, Soy lo Prohibido, en fin, una legión de temas de primer orden que convirtieron en vida a Roberto Cantoral en lo que hoy continúa siendo pese a su ausencia física: un patrimonio mundial de la composición.
Francisco José Gabilondo Soler, Cri Cri, gozó con plenitud su vida. Sabemos que es el más grande compositor de canciones infantiles que dado el suelo mexicano. Pero hay aspectos de la biografía de Cri Cri que no son de dominio público. Por ejemplo, don Francisco era bastante reacio a acudir a lugares o reuniones en los que hubiera más de cinco personas. Por lo mismo, no le gustaban los homenajes y mucho menos los festivales en su honor. Disfrutaba, eso sí, reunirse con Los Astrolocos, un grupo de amigos que compartían su interés en la astronomía. Asimismo, es casi desconocido que Cri Cri compuso tangos, danzones y fox trot, y que una de sus obras, Montecarlo, precisamente en ritmo de fox trot, fue grabada por una banda estadounidense en Nueva York. Finalmente, como otra curiosidad: Gabilondo Soler fue torero durante algún tiempo. Su sobrenombre era El Estudiante y en 1932 compartió traje de luces con los matadores como Homero González, Javier Chávez y Luis González.
Melesio Morales, quien nació en D.F. el 4 de diciembre de 1838, es considerado el músico mexicano más importante del siglo XIX. Su legado operístico, que se recupera paulatinamente conforme trascurren los años, sustenta tal afirmación. Como parte de ese rescate, en 2010 se estrenó la ópera Anita, y tres años después la Sinfonía Vapor. Morales estudió armonía y composición en la Academia del Padre Agustín Caballero. Tuvo como maestros a Felipe Larios, Antonio Valle y Cenobio Paniagua. La calidad de sus tutores dejó constancia cuando, a los 18 años, Morales compuso su primera obra: Romeo y Julieta. Diez años después, estrenó Ildegonda, con la que obtuvo una beca para estudiar en Europa. En Italia, rehízo y reestrenó Idelgonda, que lo colocó como un compositor mexicano vanguardista. Melesio Morales fue maestro de futuras figuras de la música de concierto mexicana como Ricardo Castro, Gustavo E. Campa y Julián Carrillo.
Un acróstico es una composición poética constituida por versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase. Jesús Monge Ramírez tenía un talento sin igual para los acrósticos, tanto que de niño los vendía entre sus compañeros de escuela para contribuir al gasto familiar. El gusto por la poesía acompañó toda su vida a Chucho Monge. Esa disciplina la vinculó con otra de sus pasiones, quizá incluso más grande que la propia poesía: la música. De hecho, Monge abandonó por completo los estudios en Escuela de Ingenieros Mecánicos Electricistas del ITI (hoy IPN) para dedicarse a la composición. El resto es historia. Chucho Monge es uno de los compositores medulares de nuestra música vernácula. Autor de varias piezas, fue, sin embargo, su vínculo con Lucha Reyes el que catalizó la gran calidad de Monge, excelsitud en orfebrería musical y lírica que quedó plasmada de forma perenne en esa joya del folclore mexicano: La Feria de las Flores.
Hollywood, la fábrica de los sueños, nos ha enseñado que cualquier tema es susceptible de convertirse en una historia de amor. Pocos son los filmes lanzados por esa poderosa industria en los que no late un corazón romántico. La tendencia parece haber alcanzado a Reino Unido, a juzgar por el estreno reciente en la cadena británica BBC de la melodía Last December, cuya letra se compuso a partir de un puñado de cartas de amor enviadas desde la soledad del frente por un soldado inglés a su esposa durante la Primera Guerra Mundial. Daisy Chapman, a quien correspondió componer interpretar el tema y que ha fungido como productora de PJ Harvey, supo explotar el sentimentalismo que siempre circunda a las historias entretejidas en contextos de lejanía y peligro. En este caso, las cartas describen cómo era el frente y las trincheras, pero también la nostalgia que James Brain, el soldado, experimentaba por su esposa, su hogar y su país.
Felipe Villanueva es uno de los pilares más sólidos de la música del siglo XIX. De origen humilde, nativo del Estado de México, comenzó sus estudios de piano con uno de sus primos, mientras que su hermano le enseñó violín y lo integró a la orquesta del pueblo, dirigida por el señor Hermenegildo Pineda. A los 10 años, Villanueva estrenó dos obras de su autoría: la cantata El Retrato del Cura Hidalgo y la mazurca La Despedida. Alentado por sus maestros y amigos, Felipe Villanueva llegó a la Ciudad de México para estudiar en el Conservatorio Nacional, del cual fue rechazado al parecer por discriminación, lo que no fue obstáculo para que el joven continuara sus estudios, apoyado por Valentín Hernández. Aunque la predilección de Villanueva por la música alemana y francesa era ostensible, ese gusto no le impidió aportar su conocimiento a la música mexicana, a través de la composición de motetes, zarzuelas, una ópera y algunos valses.
El compositor y director de orquesta mexicano Carlos Chávez, a 115 años de su natalicio (13 de junio de 1899), es recordado por haber alcanzado lo más alto de la música clásica a nivel internacional. El autor, quien es considerado una importante figura de la música nacional, además fue responsable de dar a conocer en este territorio a compositores como Ígor Stravinski y Arnold Schönberg. La música de Chávez destaca por tener un sello de constante evolución que se puede apreciar en obras como Energía (1925), El ballet H. P. (1926), Sinfonía de Antígona (1933) y Preludios para Piano (1937), entre muchas otras. Carlos Antonio de Padua Chávez y Ramírez, quien fuera el hijo más pequeño de seis hermanos, nació el 13 de junio de 1899 en Popotla, pueblo situado en las cercanías de la Ciudad de México. Asimismo, identificado con la juventud revolucionaria de la época, en 1915 fundó la revista “Gladios”, una de las más importantes en su género (Notimex).
Quirino Mendoza y Cortés nació el 10 de mayo de 1862, cuando aún no se celebraba el Día de la Madre. Su padre fue organista de iglesia y quien le enseñó a tocar varios instrumentos musicales como piano, flauta, violín, guitarra, y por supuesto, órgano. Con el correr de los años, Quirino se convirtió en organista de iglesia en templos de Milpa Alta y su natal Xochimilco. Amante de la música, comenzó a componer sus primeros temas, con ritmos como polkas, mazurcas, corridos, valses, huapangos, entre otros. Se dice que el amor es la gran musa, y al menos para Quirino Mendoza, la aseveración es cierta. Al enamorarse de Catalina Martínez, una mujer con un llamativo lunar junto a la boca, surgió la inspiración para que este compositor creara “Cielito lindo”, una pieza netamente mexicana que suena y resuena como himno de identidad del público nuestro que acude a los estadios brasileños donde se disputa el Mundial de Futbol.
Hace 19 años murió el compositor zacatecano Tomás Méndez Sosa, un artista de infancia realmente dura. Fue mozo y mandadero en una mina de Zacatecas. Más adelante trabajó en una hacienda cuyos dueños eran estadounidenses. Como parte de sus tareas cuidaba algunas horas al bebé de los patrones. El adolescente paseaba al infante en un carrito, al que jalaba con una manivela. Un día, el menor salió del carrito. Se desconoce cómo, pero el bebé cayó a unas vías y murió arrollado por la locomotora. Posteriormente, Méndez entró a trabajar a un hospital. Fue en esa época cuando comenzó a escribir sus primeras composiciones, que daba a un grupo local de Fresnillo para que las interpretara. De Zacatecas viajó a Ciudad Juárez y después a la Ciudad de México. En la RCA ingresó como compositor y pronto sus temas eran interpretados por artistas como Miguel Aceves Mejía y Lola Beltrán. Fue a Lola, precisamente, a quien correspondió estrenar la pieza Cucurrucucú Paloma.
El verdadero nombre de Lucha Reyes –fallecida el 25 de junio de 1944— es María de la Luz Flores Aceves. El Reyes lo tomó del segundo esposo de su madre, un hombre al que la joven siempre respetó. Fue en su natal Guadalajara donde Lucha comenzó su carrera como cantante. Al llegar a la Ciudad de México, ya era conocida como la Reina del Mariachi, aunque lo cierto es que en ese entonces su voz no sobresalía del montón. Tras una estancia de varios meses en Estados Unidos, la joven regresó a la Ciudad de México, integrando el trío Reyes-Ascencio, del cual la cantante fue separada por su fuerte adicción al alcohol. En una gira que realizaba por Berlín con el Cuarteto Anáhuac, Reyes sufrió una fuerte infección en la garganta. El reposo absoluto era obligado, pero la falta de dinero la obligó a retomar el canto de forma prematura, por lo que su voz se volvió rasposa, aguardentosa, desgarrada, lo que finalmente dio el sello distintivo a las canciones de Lucha Reyes.
Richard Wagner participó de forma activa en la Revolución de 1848 en Alemania, por lo que tuvo que huir primero a París y después a Zurich. Parte de sus 12 años en el exilio en Zurich los invirtió en escribir Arte y Revolución, Ópera y Drama, y La obra de arte del futuro, esta última un manifiesto en el que desplegó su nuevo sentido estético para comprender la ópera. Pero también fue en Zurich donde dio mayor forma a su tetralogía El Anillo del Nibelungo. Fue el caso de La Valquiria, que se basa en las hijas de Odín y la madre tierras, es decir, Erda. El tema más conocido de esta obra es la Cabalgata de las Valquirias, donde éstas cabalgan por los aires con los héroes muertos a sus grupas, quienes son conducidos a su última morada. La partitura entera de La Valquiria se terminó el 20 de marzo de 1856, lo que dio paso a la copia buena, para oficialmente considerar concluida la obra en Zurich el 23 de marzo de 1856.
El circo no ha estado exento de la música. Si bien es cierto que en el interior de las carpas los músicos interpretan lo mismo el tema de “Merrie Melodies” de la Warner Bros. que “Sobre las olas”, la inmortal de Juventino Rosas, varios compositores clásicos son parte del repertorio del arte circense. Claudia Domínguez, en “Lo clásico de ir al circo” (septiembre 22, 2013. Inkultmagazine.com), explica que la fusión de la cultura circense con la música clásica comenzó con Los Gladiadores, de Julius Fucik, cuyas armonías remiten a payasos y malabaristas, funámbulos y domadores, habitantes todos, de la luz del proscenio. La música de Dmitri Kabalevski, extraída del xilófono, remite a las travesuras de los monitos. Johann Strauss y Johann Strauss padre e hijo no pueden faltar al momento de los malabares. Y el extracto de Orfeo en los Infiernos, de James Offenbach, hace las delicias del público masculino, pues engalana el prominente baile del cancán.
Por las venas de Johann Sebastian Bach corría la sangre de una aristocracia de músicos notables. A él correspondió definir el estilo barroco, el cual por muchas décadas fue la fuente de inspiración de músicos de Europa. Hay una anécdota en torno al apellido Bach, que en alemán significa Arroyo. Pues bien, Beethoven alguna vez dijo: No Arroyo, Sino Mar Debía ser su Apellido. En la antigüedad era común que los títulos de obras literarias y musicales tuvieran nombres muy largos, aunque puede que el maestro Johann Sebastian Bach exagerar un poco en este rubro. Nada más veamos cuál es el nombre verdadero del que nosotros conocemos como Cuaderno para Órgano: “Librito para órgano, que servirá de guía a los principiantes para las diversas maneras de ejecutar un coral y les dará la posibilidad de especializarse en el manejo del pedal, pues en algunos de los corales que en él se encuentran, el uso del pedal es obligado. Para honrar a Dios y enseñar al prójimo”.
La Fonoteca Nacional alberga más de 439 mil soportes sonoros y 360 mil documentos catalogados provenientes de instituciones públicas, radiodifusoras y coleccionistas particulares. El usuario puede escuchar voces de personajes históricos de México, narraciones y crónicas de acontecimientos relevantes, y por supuesto, música de todo tipo. Instituciones como Radio UNAM, Televisa Radio, IMER y Radio Educación cedieron parte de su acervo a la Fonoteca Nacional. La Biblioteca Nacional de México de la UNAM inauguró en 1980 su fonoteca, mientras que la Escuela Nacional de Música de la UNAM cuenta con la Biblioteca Cuicamatini, con una de las colecciones de información musical más importantes en el país. Una colección de más de 18 mil soportes –desde discos de acetato, vinil, casetes, cintas de carrete abierto, discos compactos, DAT, carrete de alambre, hasta un cilindro de cera— resguarda la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Aunque “En Familia con Chabelo” arrancó su emisión el 6 de diciembre de 1968, Xavier López Rodríguez creó su personaje “Chabelo” en los años 50. La longevidad del programa y del personaje han representado para López Rodríguez diversos reconocimientos, entre ellos, dos Récord Guinness, por su trayectoria como conductor infantil durante 44 años y 53 haciendo un solo personaje. Xavier López nació en León, Guanajuato, lugar que dejó para mudarse a la ciudad de México, donde al tiempo que estudiaba medicina trabajaba como ayudante en Televicentro. Fue Ramiro Gamboa, el Tío Gamboín, quien en la personificación de un chiste llamó Chabelo a Xavier López, creando así un personaje hoy querido por el público mexicano. Un dato adicional: al principio y al final del programa se escucha “Yo soy Chabelo, amigo de todos los niños”, que es parte de la estrofa inicial de una canción del repertorio, ¿de quién más?, del propio Chabelo.
Por antonomasia, Las Golondrinas es el tema de despedida que lo mismo escucha el graduado de primaria que el de universidad. Provoca un nudo en la garganta del que se queda y del que se va. Las Golondrinas, que en realidad se titula La Golondrina, es melancolía pura, de ésa que tanto gusta a los mexicanos, por lo que desde el siglo XIX la hemos adoptado para que el adiós duela y el recuerdo amarre. La música corresponde al médico y compositor veracruzano Narciso Serradell Sevilla, seguidor del general Ignacio Zaragoza, que participó con tan mala suerte en el conflicto de la Segunda Intervención Francesa en México que fue capturado y llevado a Francia. Fue en esa nación donde Serradell compuso La Golondrina en 1862, que de inmediato fue emblemática para los exiliados mexicanos en tierras francesas. La letra estuvo a cargo del español Niceto de Zamacois, quien para entonces ya vivía en México.
Una imagen poderosa de la mujer durante la Revolución Mexicana es sin duda La Adelita. El cine se encargó de dibujar la figura de esta revolucionaria como mera comparsa de los valerosos hombres, pero las Adelitas estuvieron ahí no sólo para cocinar. Su gesta fue muy diferente. Fueron enfermeras, periodistas, espías, correos secretos, y guerreras. ¿Existió La Adelita a la que un soldado advierte que si algún día se va con otro tipo la seguirá por tierra y por mar? Se habla de que la Adelita original fue Adela Velarde Pérez, oriunda de Ciudad Juárez, que estuvo en las filas de la División del Norte, a las órdenes nada menos que del general Francisco Villa. En cuanto al corrido, Ana María Fernández Segovia explica que su tío Enrique Segovia fue el compositor de La Adelita. Sólo que no hay un documento que avale la afirmación. Pero, en el río revuelto del movimiento armado de 1910, La Adelita y su corrido son grandes herencias de la Revolución Mexicana.
Para Martín Martín Marizcurrena, ex delegado regional de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores y actual Consultor en la Asociación Brasileira de Musica y Artes, México ha sido uno de los países latinos más sensibles a la hora de legislar en materia de derechos de autor. Para Marizcurrena, en el desarrollo de esta normatividad tuvo mucho que ver el prestigio y tesón del maestro Roberto Cantoral. “Él solía tener un temperamento, que yo, por supuesto, no tengo: siempre trataba de persuadir. Nunca decía tener la verdad absoluta y exigir; al contrario; sacaba y obtenía cosas mediante la persuasión, el convencimiento”. De acuerdo con Marizcurrena, en las autoridades que el maestro Cantoral visitaba en otros países en su lucha por la defensa de los derechos de autor, era recibido por el prestigio que tenía como autor, compositor, como el artista que era.
Uno lo canta sobre todo en las ceremonias cívicas de la primaria y después en algunos partidos de futbol; de ahí para adelante muy pocas veces entonamos nuestro Himno Nacional. Lástima, porque es una obra de gran belleza, en letra y música. La versión escrita estuvo a cargo del poeta Francisco González Bocanegra y obtuvo el primer lugar de un concurso organizado entre 1853 y 1854 por orden del presidente Antonio López de Santa Anna. El tono bélico de la composición se debe a que recientemente se había librado la guerra contra Estados Unidos, explica el coronel Manuel Pacheco Moreno en el libro El Himno Nacional. ¿Y la música? La partitura fue montada el 12 de agosto de 1854, seis meses después de que la letra estuvo lista. En el retraso tuvo que ver el propio compositor, ya que tituló su obra Dios y Libertad y firmó simplemente: J.N. Fue hasta que la Secretaría de Fomento publicó un aviso para encontrar al ganador que se apareció el músico catalán Jaimé Nunó.
“Si no viví en el Castillo de Chapultepec, fue porque en ese tiempo, discriminatoriamente, sólo lo ‘alquilaban’ al Presidente de la República”, señaló en una ocasión Chava Flores, quien nació en 1920 en la calle de La Soledad, en el barrio de La Merced. Flores vivió en muchas de las colonias populares de la Ciudad de México: Doctores, Roma, Cuauhtémoc, Peralvillo, Tacubaya, San Rafael, Santa María la Redonda, El Carmen, Coyoacán, Santa María la Ribera e Hipódromo Condesa, de ahí la referencia al Castillo de Chapultepec. Después de probar en diversos oficios y empleos, se asoció con un amigo y levantaron una imprenta, que editaba el Álbum de Oro de la Canción. Sintió tanta admiración por los compositores que decidió ser uno de ellos. Lo que vino tiempo después fue la construcción, literalmente, de una leyenda urbana, pues compositor más urbano que Chava Flores no hay. En él vive la cultura cotidiana del habitante del Distrito Federal.
El 7 de febrero de 1888, el compositor guanajuatense Juventino Rosas vendió a la Casa Wagner dos de sus composiciones por 45 centavos. Se trató de las piezas Lazos de Amor, Chotis y Sobre las Olas. En el recibo que firmó se leía: “Les vendo por la presente, la propiedad, para que hagan de ella el uso que mejor convenga”. Y vaya que le convino a la casa de música. En seis meses, la empresa obtuvo 150 mil pesos por Sobre las Olas, la composición valsística mexicana por antonomasia, que se tutea con sus pares vieneses, y por supuesto, uno de los más escuchados en el mundo. El maestro Rosas nunca hizo fortuna con sus composiciones, vivió al día sus escasos 27 años. Por mucho tiempo se especuló que sus últimos días fueron de penuria en La Habana, donde se encontraba de paso en un viaje a Argentina, tesis que desmiente el especialista Juan S. Garrido, quien explica que, todo lo contrario, fueron días risueños y de reconocimiento para él y su obra.
La obra de Felipe Bermejo, prolífico compositor nacido en la Ciudad de México en 1901, fue generosa con el género ranchero, incluso en su versión cinematográfica. Destacan, de su aportación al cine, “Rancho alegre”, “El osito carpintero” y “Mía” (ésta última, con música de Manuel Esperón, interpretada magistralmente en “Dos tipos de cuidado”). Pero con Bermejo como compositor también estamos en los albores de la crónica musical urbana, que algunos años después irrumpiría con gran fuerza a través de los temas de Chava Flores. “Los camiones”, compuesta en 1939, es un ejemplo que retrata el mal servicio que ya desde entonces “brindaba” el transporte público popular. Y hay más: Felipe Bermejo no eludió dar su punto de vista en torno a la II Guerra Mundial y sus personajes principales, satirizando con sus letras, por ejemplo, al mismísimo Adolf Hitler, con cuyo bigote –señala el compositor—“voy a hacer un buen cepillo”.
Son 30 fotografías y siete bustos de leyendas musicales los que integran la exposición “Grandes Compositores de México”, que se inauguró ayer en la Sala de Exposiciones del Instituto Nacional de Derecho de Autor (Indautor). Los rostros de Manuel Esperón, Álvaro Carrillo, Tomás Méndez, José Alfredo Jiménez, Gonzalo y Guty Cárdenas, entre otros, pueden apreciarse en este reconocimiento a los artistas que han llevado el nombre de México a distintos rincones del mundo. El ingeniero Roberto Cantoral Zucchi, director general de la Sociedad de Autores y Compositores de México, señaló que en la exposición se incluyó a los compositores más importantes de México, de todos los géneros, pues es importante “conocer quiénes supieron llegar al pueblo con sus canciones”. La muestra permanecerá abierta al público hasta el 5 de septiembre, para después presentarse en el Centro Cultural Roberto Cantoral.
El pasado 14 de agosto, en ceremonia realizada en el Museo de la Casa de Bola en Tacubaya, se realizó la segunda entrega de los premios Noldi Scherck que otorga la revista “Glocal Design”, galardones que reconocen el talento nacional en diferentes categorías. En lo que corresponde al rubro Arquitectura Institucional, el primer lugar fue asignado a Broissin Architects por el Centro Cultural Roberto Cantoral. Noldi Schreck (1921-2009), de origen suizo y nacionalizado mexicano, fue un exitoso arquitecto que implantó un estilo propio en países como Italia, Francia e Inglaterra. Al llegar a Beverly Hills, California, su experiencia se tradujo en un sello artístico de inigualable. Pero fue en México, específicamente en Acapulco, donde Schreck consolida su obra. De hecho, el prestigioso arquitecto mexicano Luis Barragán señaló que Schreck es el creador del “Estilo Acapulco, con sus espléndidas palapas y sus detalles exquisitos, diferentes texturas y colores brillantes”.
La construcción de la sinfonía no fue un proceso que duró un par de días. Surgió en el siglo XVIII, y fueron Haydn y Beethoven quienes dieron perfección y madurez a esa composición musical. Beethoven, incluso quizá sin proponérselo, fijó en 9 el número del ciclo perfecto en la sinfonía. Schubert, Dvorak, Bruckner y Mahler intentaron rebasar esa cifra. Shostakovich y Allan Pettersson lograron superarlo: 15 sinfonías. Más allá de cualquier competencia aritmética, la sinfonía es una composición en la que cabe todo, sabiéndolo acomodar. Historia, celos, amor, poesía, guerra, heroicidad, todo el santoral de las emociones encuentra su representación en la sinfonía. Mozart, en su obra “Júpiter”, imparte una clase magistral sobre cómo esperar con el mejor talante la llegada de la muerte. Con “Fantástica”, Berlioz intentó un panegírico a su amada Henrietta Constance Smithson y lo que le salió fue un gentil sueño de opio que deriva en una horrible pesadilla.
El Bush Gardens de California, E.U., fue un parque de atracciones que incluía en sus instalaciones un santuario de aves. A la entrada del parque, un anuncio grande, con un ave dibujada, rezaba: “La extinción es para siempre”. Desafortunadamente, así es. Y esto viene a colación, porque de acuerdo con Cicerón Aguilar Acevedo, etnomusicólogo de la Universidad Intercultural de Chiapas, cuatro de cada 10 instrumentos empleados para interpretar la música tradicional de la región se han extinguido. ¿Las causas? Pérdida de raíces culturales, adopción de corrientes extranjeras o fallecimiento de la persona que ejecutaba un instrumento tradicional. Y no estamos hablando de un par de maracas. Aguilar Acevedo señala que son unos mil 600 instrumentos cuyo sonido no se escuchará más. Con ello, también decimos adiós a la forma y tipo de ejecución, así como a las variantes geográficas que entran en juego en la elaboración e interpretación de un determinado instrumento.
Menciona el nombre de Paul Bowles y es posible que alguien diga que fue un connotado escritor, autor, entre otras obras, de El Cielo Protector; quizás otra persona señale que Bowles fue un viajero incansable, que vivió en diferentes puntos del planeta; pero es muy probable que pocos sepan que el señor Bowles (Nueva York, diciembre 30, 1910 - Tánger, Marruecos, noviembre 18, 1999) fue un músico y creador excepcional, que compuso partituras para ballets, películas y obras de teatro. Tras una discusión con su madre, que concluyó cuando él arrojó a ella un cuchillo (no le dio), Bowles se embarcó a París, donde, por recomendación de la escritora Gertrude Stein, abrazó la música. Esta doble vocación fue la marca de fábrica de Bowles. Por ejemplo, en la Ciudad de México, donde residió por cuatro años, el escritor y músico se reunía con su pares beats como Wllliam S. Burroughs y Jack Jerouac, pero también con un músico mexicano excepcional: Silvestre Revueltas.
“Viene la muerte luciendo/ mil llamativos colores/ ven dame un beso pelona/ que ando huérfano de amores.” Tomás Méndez, a través de su pieza “La Muerte”, ofrece una divertida semblanza de la que el autor llama “pelona”, personaje tenebroso y de respeto que en México canta, se pasea entre las nopaleras, autoriza tiempo extra a sus protegidos para que éstos se diviertan un poco más en esta vida, o que está siempre a la espera de que algún enamorado no correspondido dé su brazo a torcer a través del adiós postrero. Veamos unas cuantas frases al respecto. “México lindo y querido/ si muero lejos de ti/ que digan que estoy dormido/ y que me traigan aquí”. ¿El autor? Por supuesto, Chucho Monge. Una más: “Cuatro cirios encendidos/ hacen guardia a un ataúd/ y en él se encuentra tendido/ el cadáver de mi amor”. Federico Baena es el autor de este memorable tema que muchos le dieron carácter de profecía cuando la interpretó Javier Solís.
Hoy, hace 100 años, nació Víctor Cordero Aurrecoechea, uno de los reyes del corrido mexicano, autor de más de 700 temas, entre ellos: “Juan Charrasqueado”, “Gabino Barrera” y “El Ojo de Vidrio”. La composición, en la mayoría de casos, es experiencia de vida del autor. Y, en el caso de la vida de Víctor Cordero, experiencias hubo en abundancia. Cordero nació el 10 de octubre de 1914 en uno de los barrios bravos de la ciudad de México: Peralvillo. En el movimiento revolucionario, y por cuestiones de seguridad, la familia Cordero se mudó constantemente lo mismo dentro de la ciudad de México como al interior de la República. Fue en Chihuahua donde Cordero se unió al ejército y al combate. La experiencia de la Revolución, la de los héroes anónimos y reconocidos que confluyeron en el movimiento armado, los hombres valerosos y las mujeres bravías, influyeron, en la temática de composición de Víctor Cordero.
Aunque el fuerte nacionalismo de Arturo Toscanini lo aproximó brevemente al naciente fascismo de su país, Italia, el director de orquesta nacido en Parma en 1867 fue siempre un símbolo en la lucha contra los tiranos y las tiranías. El patriotismo de Toscanini, asimismo, fue fundamental en la amistad que tejió con el poeta Gabriele D’Annunzio, también un acendrado patriota. D’Annunzio fue aún más lejos, pues al frente de un nutrido grupo de militares italianos, todos de segundo rango, tomó la ciudad croata de Fiume en 1919. Toscanini no fue ajeno a esa demostración de valor y, en reciprocidad, dirigió una serie de conciertos en Fiume. Como decíamos al inicio de este párrafo, Toscanini coqueteó con el fascismo, sólo que al darse cuenta de la belicosidad, megalomanía y expansionismo de Benito Mussolini, el director de orquesta lo pensó mejor y optó por vincularse con la intelectualidad que siempre se opuso al dictador, quien se hacía llamar a sí mismo Il Duce.
*El 17 de octubre se cumplieron 165 años de la muerte del virtuoso compositor y pianista Frédéric Chopin. *Su obra se caracteriza por el perfeccionamiento de las técnicas musicales, el refinamiento estilístico y su elaboración armónica. *Revolucionó la música clásica instrumental con mayores ritmos, sonidos épicos y la mezcla del piano con los sonidos tradicionales de las regiones eslavas. *Fue hijo de un maestro francés emigrado a Polonia y desde los seis años, empezó a frecuentar los grandes salones de la aristocracia y la burguesía, donde comenzó a practicar obras de Mozart y Beethoven *Tras el fracaso de la revolución polaca de 1830 contra el poder de los zares rusos se exilió en Francia, donde se dio a conocer como pianista y compositor. *En 1848, ya enfermo de tuberculosis, realizó una última gira de conciertos por Inglaterra y Escocia, que se saldó con un extraordinario éxito. Murió el 17 de octubre de 1849, a los 34 años.
La verdad duele, además de que incomoda. Y en lo que respecta a la música mexicana de concierto que se compuso en el siglo XIX, la sinceridad es altanera. De acuerdo con Ricardo Miranda, investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical, los prejuicios han dañado mucho a nuestros compositores del siglo XIX. ¿Por qué? Para el especialista “Pesó mucho el prejuicio gestado desde los años 30: pensar que su música era un epígono de la europea y que no valía la pena por no tener rasgos distintivos de lo nacional”. Y aunque ahora muchos piensan que en el rubro de la música el siglo XIX fue un terreno baldío, no es así. Fue el siglo de Juventino Rosas, Felipe Villanueva y Macedonio Alcalá, compositores, respectivamente, de Sobre las Olas, Dios Nunca Muere y Vals Amor. Además de que en ese lapso hay también más de 3 mil obras musicales de excelente calidad, no obstante que sus compositores y las obras en sí son desconocidos.
El 8 de enero de 1924, el poeta lírico, dramaturgo, y articulista mexicano Francisco González Bocanegra nació en San Luis Potosí. Gracias a sus padres comerciantes tuvo una vida desahogada, lo suficiente como para dedicarse al cultivo de las letras. A los 22 años, el joven decidió viajar a la Ciudad de México. González Bocanegra publicó varios poemas, fue administrador general de caminos, director del Diario Oficial, miembro de la Academia de Letrán e incluso fundó el Liceo Hidalgo. Sin embargo, el reconocimiento le llegó cuando el general Antonio López de Santa Anna lanzó la convocatoria para el Himno Nacional Mexicano (1853). Se dice que el poeta potosino no tenía interés en atender la convocatoria y que fue su novia Guadalupe la que lo obligó a escribir, encerrándolo en una habitación hasta que terminó la obra. Reticente y todo, pero fue el vate González Bocanegra el ganador del concurso, imponiéndose a otros 25 participantes.
No falta en ninguna cultura del mundo, siempre y cuando haya niños. Es la Nana o canción de cuna, una pieza musical de ritmo gentil, lo suficientemente suave para arrullar a un bebé y guiarlo por el camino del sueño. Cada Nana ha sido construida a partir de las estructuras rítmicas y melódicas del folklore musical de la región donde surge. Algunos compositores clásicos han sucumbido ante el sortilegio de la canción de cuna. Frederic Chopin compuso para piano su Opus 57. Para celebrar el nacimiento del segundo hijo de la joven cantante Bertha Faber, el músico alemán Johannes Brahms escribió su célebre Wiegenlied, op. 49, no. 4. Franz Liszt, Maurice Ravel, Mili Balákirev, Igor Stravinsky y George Gershwin son algunos de los maestros que incluyeron nanas en su repertorio. ¿Quién compuso la primera canción de cuna? A saber. Lo cierto es que hace 4 mil años un babilonio escribió una canción de cuna en la que pedía al chillón en turno no despertar al dios de la casa.
El 27 de enero de 1756, hace 259 años, nació el compositor y pianista austriaco Wolfgang Amadeus Mozart. Este artista excepcional logró abarcar todos los géneros musicales propios de su época. Y cómo no debía ser así si a los 5 años ya componía obras musicales, que presentaba ante la aristocracia y realeza europeas. A los 8 años, comenzó a escribir su primera sinfonía, una composición con influencia de la música italiana. Así, su obra incluye más de 700 creaciones. Su producción sinfónica e instrumental fue de 41 sinfonías; 27 conciertos para piano, cinco para violín y varios para otros instrumentos; sonatas para piano, para piano y violín; música de cámara; adagios, 61 divertimentos, serenatas, marchas y 22 óperas. De acuerdo con el crítico de música Nicholas Till, Mozart aprendía rápidamente de otros músicos, por lo que “desarrolló un esplendor y una madurez de estilo que abarcó desde la luz y la elegancia, a la oscuridad y la pasión”.
Su sonido está arrumbado en algún rincón de la historia. Pero alguna vez, la armónica de cristal deleitó a las audiencias con sus tonos celestiales. De acuerdo con un artículo de Miguel Pérez Martín, publicado el pasado 9 de enero en el periódico español “El País”, la armónica de cristal, inventada por Benjamin Franklin, “es una respuesta compleja al fenómeno ya mencionado por Galileo de que el cristal emite sonidos si se frota su borde con un dedo húmedo…”. Incluso Mozart y Beethoven compusieron piezas para este peculiar instrumento”. Sin embargo, con el paso del tiempo la armónica de cristal no sólo ocupó un lugar en los escenarios clásicos, también fue parte del mobiliario clínico que el doctor Franz Anton Mesmer utilizó en el tratamiento que él denominó magnetismo animal y que otros denominaron mesmerismo. La evolución de las ideas y prácticas del doctor Mesmer desembocaron en la aplicación de la hipnosis a partir de 1842.
Roberto Bañuelas, barítono, fue también compositor, escritor y pintor. Nada le regateó a su existencia, que comenzó el 20 de enero de 1931 en ciudad Camargo, Chihuahua. El maestro Bañuelas sentó un precedente importante en la ópera: ser el primer barítono mexicano en hacer carrera internacional. Durante 10 años fue parte de las dos casas de ópera más importantes de Alemania, la de Hamburgo y la de Berlín, y alternó con figuras prominentes del arte lírico mundial como Franco Corelli, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y Montserrat Caballé. De acuerdo con el especialista Mario Saavedra, Bañuelas fue dueño de un timbre y extensión de voz, que además de identificarlo como barítono, consentía especialidades como el lied o el oratorio. Pero hay más: Bañuelas fue compositor y formó parte del grupo Nueva Música de México. En 2010, la SACM le otorgó el Premio Trayectoria. Falleció el pasado 27 de febrero.
En el marco del 70 aniversario de la fundación de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), la Lotería Nacional emitió un billete conmemorativo que muestra la imagen del logo de la sociedad autoral, el cual salió a la venta hoy miércoles 11 de marzo de 2015. Lo que comenzó como una utopía en un grupo de compositores encabezado por Alfonso Esparza Oteo, Tata Nacho, Mario Talavera, y con la colaboración del empresario Emilio Azcárraga Vidaurreta, culminó con la firma, el 22 de marzo de 1945, de un documento histórico en la salvaguarda de los derechos autorales en nuestro país: el acta constitutiva del Sindicato Mexicano de Autores, Compositores y Editores de Música, antecedente inmediato de la Sociedad de Autores y Compositores de México. El sorteo número 3536, con una bolsa de 18 millones de pesos en tres series, se llevará a cabo el martes de 17 de marzo en el Salón de Sorteos de la Lotería Nacional.
La Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) y la Asociación Queretana de Hoteleros, A.C. celebraron un convenio de colaboración para el pago de derechos de autor por el uso de obras musicales en los establecimientos de hospedaje. La SACM estuvo representada por el Mtro. Martín Urieta Solano, vicepresidente ejecutivo del Consejo Directivo, y el licenciado Luis Cecilio Orozco Jacobo, director de Licencias y Recaudación; mientras que por la Asociación Queretana de Hoteleros estuvieron los licenciados José Alberto Barroso Liñán y Luis Signoret Luna, presidente y secretario de la asociación mencionada. El acto se celebró en el salón Acueducto III del Hotel Holiday Inn Querétaro, Centro Histórico. El instrumento firmado implica el reconocimiento expreso de la Asociación Queretana de Hoteleros a favor del derecho de los autores y compositores por el uso de sus obras musicales.
Casi una década después de la caída de la ciudad Tenochtitlan, creció el flujo de españoles que viajaban hacia la Nueva España. Llegaron soldados, es cierto, pero también artistas e intelectuales. Uno de éstos fue Hernando Franco, quien nació en Extremadura, España, en 1532. En su tierra natal, Franco recibió educación musical en la Catedral de Segovia. Sin embargo, no fue de músico como llegó a Guatemala, donde trabajó hasta 1574. Fue hasta que estuvo en la Ciudad de México que Franco puso en práctica su vocación, al ser nombrado maestro de capilla de la Catedral. El ilustre viajero que decidió quedarse en territorio americano escribió una copiosa cantidad de obras, de las cuales muchas se conservan completas. De acuerdo con los especialistas del trabajo de Franco, el lenguaje musical de este maestro de capilla es un ejemplo hermoso y original de la polifonía española del Siglo de Oro. El maestro Hernando Franco llegó para quedarse. Murió en 1585.
La carrera de compositor del maestro Gil Rivera comenzó a los 14 años, en 1969, con el tema “Envidia”. Tres años después incursionó como trovador, haciendo recitales, presentaciones en bar y programas de radio en vivo en difusoras de Oaxaca. En 1975, ya en la ciudad de México grabó sus primeros discos sencillos como intérprete para RCA, dirigido por Eduardo Magallanes. En 1977 participó como compositor en el Festival OTI, donde María del Carmen “Carmina” (q.e.p.d.) grabó su canción “Yo soy como tú”. Amante del blues, Gil Rivera ha obtenido grandes satisfacciones por sus composiciones, destacando “Los niños del mundo y yo”, tema que ganó el primer lugar para México en el Festival Internacional de la UNICEF, realizado en Holanda en 1991; “Bronco amigo”, por el arraigo popular que logró la canción; y “Ganapan y Legado”. El maestro Rivera tiene composiciones en coautoría con Jorge Massías, Jesús López, Enzo Malepasso, Lalo Schiffrin y otros.
El pasado 25 de junio, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) otorgó al maestro Arturo Márquez Navarro el grado de doctor Honoris Causa por su destacada trayectoria en el ámbito de las artes y soporte a la cultura musical de México y América Latina. La ceremonia, que tuvo lugar en el Aula Magna del edificio central de Rectoría, Lic. Adolfo López Mateos. Al recibir el reconocimiento, el compositor señaló: “Hoy quisiera decirles a los presentes que recibir el doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma del Estado de México ha sido el reconocimiento que más me ha sorprendido; si otros no los esperaba, esto no lo sospechaba, estoy verdaderamente emocionado por el honor y el privilegio al estar al lado de personalidades que admiro tanto”. Como colofón a la ceremonia, el maestro Márquez dirigió a la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Universidad Autónoma del Estado de México en la interpretación de Danzón No. 2.
Olvidado, ignorado o simplemente algo que pocos recuerdan es que los escritos fundacionales para la literatura occidental –es decir, los relatos épicos de Homero, los poemas de amor de Safo, las tragedias de Sófocles y Eurípides—fueron concebidos como piezas de música, para ser cantados en su totalidad o en parte, acompañados por la lira, flautas hechas de junco e instrumentos de percusión. ¿Qué fue de esa música, está perdida? Afortunadamente no, aunque es poco lo que se ha conservado. Sobre esa base mínima, el músico y profesor de Estudios Clásicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), el señor Armand D’Angour, trabaja arduamente para “revivir” armonías que arrancaron emociones hace más de 2 mil años. En cuanto a los ritmos en proceso de ser rescatados, debemos voltear a ver las tradiciones folclóricas no occidentales, como las de India y Medio Oriente, que son las que más parecido guardan con la música que acompañó el espíritu helénico.
En su interesante artículo “El rescate de la música cinematográfica mexicana”, Sibylle Hayem Laforet se pregunta por qué en México, país de gran tradición en la música de cine, no hay ninguna publicación al respecto. La especialista, quien no sólo conoce del tema sino que participó en el rescate de la música cinematográfica nacional, señala algo importante: “Muchas películas deben cobrar una nueva vida y no cabe duda que la música de fondo del cine mexicano merece también retomar el vuelo, independiente de la imagen, valiéndose por sí sola, como homenaje a todos los protagonistas técnicos y artísticos que participaron en nuestro quehacer cinematográfico”. Laforet explica que su labor la realizó sola, con los apoyos de Estudios Churubusco y Conaculta, es cierto, pero sobre todo con la idea alentadora aportada por la UNESCO de que debe ser prioridad absoluta de los gobiernos la preservación de los patrimonios culturales intangibles.
Joselo Rangel, guitarrista del grupo Café Tacvba, no sólo es músico y gran lector de libros: es un amante de la literatura. Y las letras le despiertan tal pasión que el músico acaba de publicar su más reciente antología de cuentos: “One Hit Wonder”. En esta obra, el guitarrista elabora una extraña mezcla entre músicos vanidosos y una nueva versión del encuentro bíblico entre Adán y Eva, el nacimiento del primer artista independiente, la relación de una pareja que convive entre sueños, el desconocimiento de los otros y el tedio por el futuro. La peculiar historia no es sino reflejo del eclecticismo del autor, quien señala: “Sé que parece broma, pero cuando tengo una guitarra en las manos se me ocurre una canción, y si tengo una computadora o un lápiz me viene a la cabeza un cuento. Mi método de trabajo es muy simple: tomo la guitarra y empiezo a tararear; con los cuentos dejo volar mi imaginación y no pienso en los escenarios”.
El 19 de diciembre de 2014 ingresó a la Fonoteca Nacional la colección particular de Felipe Valdés Leal (6 de agosto, 1899-17 de agosto, 1988): 1419 documentos sonoros que dan cuenta de las aportaciones a la música popular mexicana y a la formación de talentos del compositor, letrista y director artístico. El maestro Valdés Leal compuso varias piezas emblemáticas a partir de las experiencias que vivió y conoció en la Revolución mexicana, aunque una de sus canciones más emblemáticas y controversiales es “Por una mujer casada”, la cual, de acuerdo con algunos músicos, fue uno de los temas más solicitados en las fiestas del México rural post-revolucionario. También se cuenta que dicha canción estuvo prohibida en algunas rancherías, pues no era raro que al calor de las copas los hombres echaran mano a sus fierros como queriendo pelear. Hombre con pocos estudios musicales, Felipe Valdés Leal tocaba un solo instrumento: la armónica.
Originario de Rosario, Sinaloa, donde nació un 4 de septiembre, Horacio Palencia aprendió desde muy pequeño a ejecutar diversos instrumentos. A los 16 años, cuando estudiaba Administración de Empresas Turísticas, compuso su primera canción, “Quisiera ser un gorrión”. Por esa misma época, recibió el desaire de un artista al que admiraba, por lo que Horacio se planteó seriamente si debía seguir componiendo. Decidió seguir, y pronto comenzó la ruta de sus éxitos y reconocimientos. Desde los dos primeros temas de su inspiración que le grabó La Banda Santa Rosa de Guamúchil, “Nuestro ardiente amor” y “Perdóname”, Palencia siempre cargaba su teclado a donde fuera para tocar sus composiciones a las bandas locales. Hoy, Horacio Palencia cuenta con más de 200 grabaciones, realizadas por agrupaciones y solistas como Banda el Recodo, Huracanes del Norte, La Original Banda El Limón, Pablo Montero, y Lupillo Rivera, AK-7, entre otros.
La personalidad musical del compositor George Frideric Handel es de todos conocida: era un genio, un caudal de creatividad. Menos conocida es la gran habilidad que el artista tenía para las finanzas: era un lobo. De acuerdo con uno de los libros de registro del Banco de Inglaterra, el músico alcanzó una fortuna equivalente a 4.5 millones de dólares de hoy. Nacido en Alemania en 1685, Handel pasó gran parte de su vida en Londres, a donde llegó acompañando a quien fuera su patrón en la ciudad de Hanover, una vez que éste se convirtió en Jorge I de Inglaterra en 1714. En Londres, el compositor fue un empresario del espectáculo. Su fortuna creció a la par de la popularidad de la ópera y los oratorios. Aunque también especuló en los nuevos y emergentes mercados financieros a través de una empresa llamada South Sea. Así, contrariamente a la mayoría de los artistas de su época, Handel nunca dependió de un mecenas de la corte o de la iglesia.
El Hotel de Pachá, en Ibiza, España, recién estrenó la exposición Legendary, donde aparecen algunas de las estrellas de la música, el cine y la moda que han pasado ante la lente del fotógrafo británico Terry O Neill. En 1963, el diario londinense The Daily Sketch encargó al joven O Neill que fotografiara a los grupos que revolucionaban el panorama musical. O Neill se fue a los estudios Abbey Road y retrató a The Beatles en el patio trasero. Cuando el mánager de los Rolling Stones vio la fotografía llamó a O Neill para que retratara a la banda que representaba. En unos días, había fotografiado a las dos bandas más influyentes de la historia del pop. La carrera de O Neill como fotógrafo comenzó en 1959, cuando se encontró al secretario de Asuntos Exteriores británico durmiendo en el aeropuerto de Londres. La foto le cambió la vida. Entre muchas celebridades, O Neill es el único fotógrafo que ha retratado a todos los actores que han interpretado a James Bond.
En 1958, tras la muerte de José Pablo Moncayo, su viuda, Clara Elena Rodríguez, decidió reunir las pertenencias de su marido y guardarlas bajo llave. Al morir la señora Rodríguez, en 1998, la familia tuvo acceso al archivo del pianista, percusionista, maestro de música, compositor y director de orquesta. Rodrigo Sierra, el nieto menor y músico también, se armó de paciencia y comenzó a dar forma al rompecabezas. El resultado bien podría ser el final feliz de un cuento de hadas: la dedicación de Rodrigo Sierra y el interés entusiasta de Lázaro Azar derivaron en la protección de las partituras de Moncayo y en la recopilación, grabación y digitalización de la obra del músico, que en 2012, en correspondencia con el centenario del nacimiento del artista, salió al público como una Edición Conmemorativa. La obra se compone de nueve discos compactos con 29 de las 39 obras del mexicano, así como nueve volúmenes de partituras ordenadas temáticamente.
Originario de Halle, Alemania, Georg Friedrich Händel llegó a los 18 años a la ciudad de Hamburgo. Ahí conoció a Johann Mattheson, compositor, músico y cantante de ópera. Para el estreno de “La desgracia de cleopatra”, una representación que el propio Mattheson protagonizaba, invitó al joven Händel como segundo violín en la orquesta. El director de la orquesta tuvo que bajar del escenario a causa de su evidente ebriedad. Händel dejó el violín y asumió la dirección musical de la obra. Mattheson, quien no se percató de ese cambio, al cabo de unos minutos terminó la representación de su personaje y se dispuso a dirigir su orquesta. Pero ahí ya estaba Händel, quien se negó a ceder la batuta. Mattheson retó a duelo a Händel. El enfrentamiento se realizó fuera del teatro. ¿Qué salvó a Händel de la estocada mortal de Mattheson? ¿La partitura del estreno que guardaba bajo su chaqueta o fueron los grandes botones de latón los que amortiguaron el golpe?
México es identificado en el mundo por el Mariachi, que el Mariachi es expresión musical y símbolo de México en el mundo, y que la UNESCO declaró en noviembre de 2011 al Mariachi Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Sin embargo, la música de Mariachi no ha evolucionado en su sonido. El Mariachi está a punto de la desaparición en la industria discográfica y en el mundo del espectáculo. Para para promover acciones de rescate y auto sustento del género nació el Instituto Mexicano del Mariachi, el cual 1) Pugna porque se legisle en favor del Mariachi; 2) Financia a nuevos artistas; 3) Promueve que la iniciativa privada financie y lance nuevos artistas; 4) Asesora a artistas consagrados; 5) Busca benefactores para financiar la promoción de esta música en los medios de comunicación; 7) Comunica la importancia que tiene el Mariachi y su situación a entidades de gestión, marcas y editoras, para que promuevan nuevos artistas, compositores, y canciones.
Consuelo Velázquez (Agosto 21, 1916 - Ciudad Guzmán, Jalisco) es una de la grandes compositoras que ha dado nuestro país, autora, entre otros muchos temas, de “Bésame mucho”, un portento de creación, considerada “La Canción del Siglo”, la cual ha sido entonada por legendarios intérpretes como Pedro Infante, Pedro Vargas, Sara Montiel, Plácido Domingo, Elvis Presley, Los Panchos y Ray Coniff, e incluso por The Beatles, además de que ha sido traducida a más de 20 idiomas. La maestra Consuelo Velázquez, asimismo, fue socia fundadora, presidenta honoraria vitalicia, y presidenta del Consejo Directivo de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), además de vicepresidenta y presidenta honoraria vitalicia de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) con sede en París, Francia. En 1996, SACM otorgó a la excelsa compositora la Credencial de Oro, reconociendo así su trayectoria internacional.
Un día como hoy, pero de 1945, fue fundada la Sociedad de Autores y Compositores de México. Aunque la fecha exacta de su creación es el 7 de enero, fue hasta el 15 cuando ocurrió el registro oficial. Para conmemorar esa fecha se acordó que cada 15 de enero se celebrara el Día del Compositor en México, el cual se festejó de forma oficial por vez primera ese día pero de 1983. Así, creadores como José Alfredo Jiménez, Consuelo Velázquez, Álvaro Carrillo, Agustín Lara, Gonzalo Curiel, Luis Arcaraz, Jesús
El genio de Salzburgo, Austria, Wolfgang Amadeus Mozart, comenzó su carrera musical a los 5 años. A los 8, ya había compuesto su primera sinfonía, y a los 14 había completado su primera ópera. Mozart nació con prisa para componer, por lo que 33 de sus 68 sinfonías las escribió entre los 8 y los 19 años. Asimismo, los historiadores señalan que Mozart sentía una aberración especial por el sonido de la flauta, y si hay conciertos de este compositor en torno a la flauta, es porque fueron trabajos por encargo. En cuanto al número favorito del joven compositor, se dice que era el 3. Las tríadas siempre están presentes en su obra: en “La flauta mágica”, la obertura presenta tres acordes mayores, mientras que son tres los niños que guían al protagonista, tres instrumentos mágicos, tres pruebas y tres templos.. Se ha especulado que el número 3 es por su pertenencia a la francmasonería.
En el 2000, la Asamblea General de la ONU, a través de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, declaró el 26 de abril como el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. El objetivo de la celebración es conocer la función que tienen los derechos de propiedad intelectual y con ello valorar y fomentar dichas facultades. Esta disciplina de orden jurídico protege las innovaciones y creaciones artísticas, literarias y científicas, que pueden ser tangibles o intangibles. En caso de que cualquier obra creativa sea objeto de plagio será penalizada.
Algunas de las obras del compositor mexicano Arturo Márquez muestran la sensibilidad social del también actual vicepresidente de la CISAC. Es el caso de “Danzón No. 2” (estreno marzo 5 de 1994), que se realizó en un “contexto de esperanza y cambio” que en un inicio trajo consigo el levantamiento zapatista de 1994. En 2008, la OFUNAM estrenó “Marchas de duelo y de ira”, obra compuesta para conmemorar los hechos ocurridos la noche del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Y “Duelo ABC”, pieza dedicada a la tragedia de la Guardería ABC.
La directora de orquesta mexicana, Alondra de la Parra, fundadora y directora artística de la Orquesta Filarmónica de las Américas con sede en Nueva York, es un ejemplo del liderazgo que han asumido y consolidado las mujeres en el mundo. Lo mismo está al frente de la obra T.H.A.M.O.S”. con la Fura dels Baus en Salzburgo, Viena, que semanas después llega a dirigir “La flauta mágica” al frente de la Staatsoper Unter den Linden de Berlín, una de las orquestas más importantes en la escena internacional. Tanto T.H.A.M.O.S. como “La flauta mágica” son dos obras que Wolfgang Amadeus Mozart musicalizó, un creador al que la conductora considera “una de las mentes más brillantes y poderosas de la historia”. Para llegar al lugar que ocupa hoy, Alondra de la Parra trabajó como tramoyista, recaudó fondos, colocó sillas, envío correos, “en cierta escala he hecho todas las partes que conlleva hacer un concierto, una ópera”, señala.
El pasado 27 de enero, en la conmemoración del 75 aniversario de la liberación de Auschwitz –el complejo de campos de concentración y exterminio instalado en los territorios polacos ocupados por la Alemania nazi—, el pianista y director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim, así como la canciller alemana Angela Merkel clausuraron, con un concierto de gala en la Staatsoper Unter den Linden (uno de los teatros de la ópera de Berlín), una jornada triste enmarcada en el recuerdo a las víctimas del Holocausto. En un mensaje previo al concierto, Merkel señaló: “Si no nos colocamos firmemente del lado de quienes combaten el racismo, el recuerdo de lo ocurrido morirá”. Acto seguido, Barenboim interpretó “Un superviviente de Varsovia”, tema compuesto por Arnold Schönberg, estrenado en 1948, que aborda el levantamiento del gueto de la capital polaca y las deportaciones de judíos al campo de concentración de Treblinka.
Marco Aurelio Alvírez siempre tuvo una preocupación en mente: el tiempo que tarda una obra –desde su concepción y elaboración— en ser interpretada en el escenario. “A veces pasan años antes de estrenarla y tener la experiencia de escucharla en vivo, que finalmente es la razón de ser de las composiciones”, señalaba y lo hacía con mucha razón. Compositor, guitarrista y docente, el maestro Alvírez creó el proyecto “Música de cuarentena”, con el propósito de apoyar y alentar a compositores e intérpretes durante el confinamiento. Compuso piezas de un minuto de duración, a las que él llamó “miniaturas”. Convocó a 80 músicos de México, EUA y España. El intérprete que aceptara el reto asumía el compromiso de aprender, ensayar y grabar la pieza en cuestión. Al momento de su muerte (agosto 9, 2020), el maestro Alvírez logró componer 65 piezas, de las cuales 63 fueron grabadas. El resto, de las 70 “miniaturas”, estaba en proceso de elaboración.
Ludwig van Beethoven fue un compositor escrupuloso que preparaba su trabajo de forma concienzuda, empezando por el material e instrumental de escritura. De acuerdo con los registros de la época, utilizaba plumas de acero para la grafía de sus notas, aunque la mayor parte del tiempo lo hacía con las tradicionales plumas de ganso. Para escribir, el genio utilizaba papel industrial; adquiría o bien grandes pliegos o bien cuadernos de hojas rayadas. Antes de redactar una sinfonía, trazaba líneas con una regla, dividiendo cada página en tres grandes compases, los que subdividiría si lo consideraba necesario. Si la obra en curso requería una investigación acuciosa, Beethoven consultaba piezas similares de otros compositores o libros especializados en la Biblioteca Imperial o en bibliotecas privadas
David Anderson, bajista de la banda de rock progresivo DeeExpus, del noroeste de Inglaterra, lanzó una convocatoria para concienciar sobre la crisis y destacar el gran perjuicio, no sólo físico, si no también mental que ha ocasionado la pandemia a la gente y más aún a aquellos que han perdido a alguien por culpa de la pandemia. Para lo anterior, creó una “banda” de más de 100 voces para recrear la pieza emblemática de Pink Floyd “Wish You Were Here” (Ojalá estuvieras aquí). De acuerdo con Anderson, eligió “Wish You Were Here” porque “todo el mundo echa de menos a alguien, todos tenemos a alguien que nos gustaría que ‘estuviera aquí’”. En el vídeo final aparecen más de 100 rostros, de diferentes partes del mundo, no sólo del Reino Unido, sino también contribuciones de Alemania, Francia, Italia, Nueva Zelanda, América del Norte y del Sur, Grecia y Canadá
La letra “Página blanca fue mi corazón/ Donde escribimos una página de amor”… pertenece al bolero mexicano “Página blanca”. La canción fue escrita por Guillermo Lepe y Mario Kuri Aldana, este último, un hombre de gran cultura que se movió las áreas del derecho, la música y la investigación académica. Tuvo diversas coautorías, por ejemplo, con Ventura Romero, el historiador Miguel León Portilla, la bailarina Josefina Lavalle, el compositor y bailarín Guillermo Arriaga, el antropólogo musical Jorge Daher, Joaquín Guzmán y Felipe Pérez. Kuri Aldana incursionó lo mismo en la música popular que en la de concierto, por lo que fue miembro distinguido del FONCA y de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), la cual le otorgó en 2005 el Premio Trayectoria por 50 años como compositor.
“Madama Butterfly” es una ópera en tres actos, aunque originalmente estuvo conformada por dos episodios. La música de esta obra corresponde a Giacomo Puccini y el libreto en italiano fue escrito por Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Existen cinco versiones de esta ópera. La versión original constaba de dos actos y fue estrenada el 17 de febrero de 1904 en La Scala de Milán. La obra tuvo tan mala acogida que Puccini la reescribió, dividiendo el segundo acto en dos. Así, la segunda versión, ahora en tres actos, se estrenó en Brescia el 28 de mayo de 1904, conquistando a la audiencia. En 1906, una tercera versión se estrenó el 11 de febrero de 1907 en la Metropolitan Opera de Nueva York. En ese mismo año, Puccini hizo varios cambios para una cuarta versión, la cual se representó en París. También en 1907, el reconocido músico hizo la revisión final de su ópera, convirtiéndola en una quinta versión, la versión estándar, que es la que más interpreta en el mundo.
José Antonio Gómez y Olguín nació en 1805 en lo que ahora es la Ciudad de México. En 1823 compuso “Pieza histórica sobre la Independencia”, que “constituye un documento musical, literario e histórico y sin precedentes”, señala la Fonoteca Nacional. Correspondió a la pianista Lidia Guerberof Hahn recuperar la edición original de esta obra y actualizar la notación musical. Así, hoy podemos apreciar “la primera obra musical del México independiente”. Hacia 1839, Gómez Olguín creó una sociedad filarmónica que fue antecedente del segundo Conservatorio de México (el primero fue hecho por Mariano Elízaga), y en 1840 publicó, en el Mosaico Mexicano Tomo III, el vals Las Gorditas de Hornos Calientes, que en su parte final incorpora nada menos que el pregón de las vendedoras de gorditas, en lo que es una de las primeras utilizaciones de elementos populares en una composición de música clásica.
El pasado 25 de febrero se cumplieron 148 años del nacimiento de Enrico Caruso (Nápoles, Italia, 1873), el tenor más famoso del mundo en la primera mitad del siglo XX y pionero en las grabaciones de voz. En septiembre de 1919, el cantante visitó la Ciudad de México, donde ofreció varios exitosos recitales. El Gran Caruso cantó en Baile de Máscaras, de Verdi; Sansón y Dalila, de Saint-Saëns; Martha, de F. Von Flotow; Aída, de Verdi; I Pagliacci, de Leoncavallo; Manon Lescaut, de Puccini; Elíxir de Amor, de Donizetti, entre otras actuaciones que se realizaron en el Teatro Esperanza Iris (inaugurado en 1918), hoy Teatro de la Ciudad de México. También cantó en Carmen, de Bizet, realizada en la Plaza El Toreo, entonces ubicada en lo que hoy es El Palacio de Hierro Durango. En su estancia, el cantante napolitano se dio tiempo de colocar la primera piedra de lo que fue el Cine Olimpia, que ofrecía sus proyecciones en San Juan de Letrán (hoy Eje Central) y 16 de Septiembre
El tema “Román Castillo, que el maestro Óscar Chávez se dio a la tarea de rescatar, es en realidad el personaje de un romance español de 1551, tres décadas después de la Conquista y ya con la Nueva España establecida en tierra azteca. Román Castillo es un héroe “social” que enfrentaba a los ricos. Para la dramaturga, pianista, profesora e investigadora mexicana, Norma Román Calvo, la obra
Ricardo González Gutiérrez, “Cepillín”, tuvo un paso importante por el mundo de la música, donde obtuvo más de una decena de discos de oro e incluso una nominación al Grammy Latino en 2017. Varios de sus éxitos alegraron la infancia de los niños a partir de los años 70. Uno de sus grandes hits, precisamente, fue “La feria de Cepillín”, cuyo autor es el socio SACM Lázaro Salazar Gutiérrez, primo hermano del “Payasito de la Tele”. Los inicios del maestro Salazar Gutiérrez fueron a los 16 años como cantante del grupo Los Picapiedra, posteriormente formó La Banda Clásica y finalmente creó la agrupación El Tren, con la que grabó cuatro discos de larga duración. Sus primeras composiciones se dieron en una productora de jingles para la radio. Su ciudad natal es Monterrey, donde también nació “Cepillín”
Mario Stern (1936-2017) fue un compositor que dedicó gran parte de su vida al conocimiento. Estudió composición en la Universidad Estatal de Música de Múnich y maestría en composición musical en la Atlantic International University; cursos de Análisis compartido con Rodolfo Halffter y uno de Introduction to Music Synthesis and Programming using NeXT Workstations en la Universidad de Stanford, California. En 2001 obtuvo el título de doctor en composición musical por la Atlantic International University. Sin embargo, también estudió en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se tituló de químico industrial en 1964. Asimismo, griego antiguo, latín y las literaturas respectivas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; además de náhuatl en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Mario Stern (1936-2017) fue un compositor que dedicó gran parte de su vida al conocimiento. Estudió composición en la Universidad Estatal de Música de Múnich y maestría en composición musical en la Atlantic International University; cursos de Análisis compartido con Rodolfo Halffter y uno de Introduction to Music Synthesis and Programming using NeXT Workstations en la Universidad de Stanford, California. En 2001 obtuvo el título de doctor en composición musical por la Atlantic International University. Sin embargo, también estudió en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se tituló de químico industrial en 1964. Asimismo, griego antiguo, latín y las literaturas respectivas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; además de náhuatl en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Desde 2011, el 30 de abril ya no es sólo el Día del Niño. La fecha marca también el Día Internacional del Jazz, un género musical que desde su origen ha estado marcado por el reforzamiento de la dignidad y los derechos civiles. Los ritmos que conviven en el jazz, así como la diversidad étnica que caracteriza a las bandas que interpretan este género, han convertido al jazz en un ejemplo de lucha e impugnación contra el racismo. Por lo anterior, la UNESCO ha reconocido la contribución del jazz en la construcción de sociedades más inclusivas.
En octubre de 2014, la Fonoteca Nacional dio ingreso a más de mil documentos sonoros del compositor posrevolucionario Víctor Cordero, un proceso integral de salvaguarda en el marco del primer centenario del natalicio del autor de corridos como “Juan Charrasqueado” y “Gabino Barrera”. Pese a que no tuvo educación musical de academia, el maestro Cordero fue un compositor prolífico que narró tragedias populares en corridos como “El Ojo de Vidrio”, “Los combates de Celaya”, “La Silla Presidencial” y “Ahí viene Maclovio Herrera”. Cabe destacar que los cuadros que vivió Víctor Cordero durante la Revolución Mexicana le sirvieron para inspirarse y escribir sus temas, muchos de ellos basados en hechos y personajes reales, y otros que sólo fueron producto de su imaginación.
Picot es una sal de uvas efervescente con efecto antiácido contra las agruras, la acidez estomacal y la indigestión. En los años treinta del siglo XX, la empresa lanzó al mercado su “Cancionero Picot”, un cuadernillo gratuito que se repartía sobre todo en las colonias populares y que, de alguna manera, “retrató el paisaje sonoro y social de una época” (“¿Recuerdas al Cancionero Picot?”. Reyna Avendaño. El Universal, septiembre 3 de 2018). La publicación alternaba letras de canciones de autores mexicanos y extranjeros con productos y remedios contra malestares y enfermedades, aunque también promovía consejos para una buena apariencia estética. “Chema” y “Juana” eran los simpáticos personajes que fungían como anfitriones de este cancionero que, como señala el artículo mencionado, “promovió la identidad mexicana a través del estrecho vínculo que hay entre la música y las emociones”.
El maestro Ricardo Castro (Durango, 7 de febrero de 1864-Ciudad de México, 27 de noviembre de 1907) no sólo fue un compositor prolífico, también destaca por la amplia variedad de sus obras, pues las hay para piano, polonesas, mazurcas caprichos, música de cámara, dos conciertos, una sinfonía y cinco óperas, entre otras muchas. En 1902, el presidente Porfirio Díaz envió a Europa a varios artistas de diversa índole. El propósito era embellecer la imagen de México ante el mundo. Ricardo Castro tuvo la suerte de ser uno de los elegidos. En el viejo continente, logró hacer varias amistades, entre ellas Camille Saint-Saëns, quien apoyó al creador mexicano para que este ofreciera conciertos en prestigiosas salas europeas, donde la crítica aprobó como pianista al maestro Castro. Ejemplo de la influencia europea en la obra de Ricardo Castro es la ópera “Atzimba”, que destaca por sus tintes wagnerianos, tanto en su música como en la representación escénica.
Emiliana de Zubeldía nació en Navarra, España, en 1888. A los cuatro años comenzó sus estudios musicales, para posteriormente ingresar en la Schola Cantorum de París, donde estudió composición con Vincent d’Indy y se perfeccionó en piano con Blanche Selva. Llegó a México durante la Guerra Civil española, fijando su residencia definitiva en nuestro país en 1935 y adoptando la nacionalidad mexicana en 1942. En 1947 fundó la Academia de Música en la Universidad de Sonora, haciéndose cargo de la educación musical universitaria de dicho estado. Fue así el inicio de 40 años de actividad como maestra de música, directora coral, conferenciante y productora de programas radiofónicos, entre otras actividades. La maestra Zubeldía compuso varias obras, muchas de ellas de corte tradicional, pero con destellos contemporáneos. El 26 de mayo de 1987, a los 98 años, Emiliana de Zubeldía murió en el Hospital General del Estado de Sonora.
Una de las características de la música tradicional es que, generalmente, la enseñanza de la ejecución de los instrumentos es cultural, pues se transmite de generación en generación sin enseñanza académica de por medio. Aunque en una primera instancia pudiera parecer que los acordes tradicionales nos son desconocidos, baste mencionar que muchos de nosotros hemos estado errados, ya que algunos de los géneros en este apartado musical son: mariachi, nuestro sonido tradicional por antonomasia; surgió en el siglo XVI. Corrido, surgió durante la Revolución Mexicana; se caracteriza por narrar una historia o hecho sobre lo que acontece en nuestro país. Ranchera, es el conjunto de la cultura del folclor mexicano; inició en el siglo XIX. Banda sinaloense, se caracteriza por sonidos de trompeta, tambora, tarola, clarinete y trombón. Norteña, después de la Independencia de México este sonido tomó popularidad en la parte norte del país. Huapango, música de marimba y son.
“El baile de los 41” (México-Brasil, 2020), con la dirección de David Pablos, incorpora una banda sonora con piezas del periodo romántico de México, que destaca por ser la primera generación de compositores surgidos de un conservatorio en el país. Sin que se encimen en la trama, de forma discreta pero eficaz percibimos obras de Ricardo Castro, Felipe Villanueva, Ernesto Elorduy y un arreglo al tema “Sobre las olas” de Juventino Rosas. La música del soundtrack fue intervenida por Carlo Ayhllón y la cantante y pianista parisina Andrea Balency-Béarn. Asimismo, debido a que a Porfirio Díaz le importaba mucho la influencia europea, francesa e italiana, aparecen piezas del viejo continente como la ‘Habanera de la ópera “Carmen”, de Georges Bizet. Otro ejemplo es famoso lied de Franz Schubert, “Städchen”, del que Franz Liszt hizo un arreglo para piano
El organillo, el instrumento musical con un cilindro de madera con púas y puentes de bronce que conocemos en México es de origen alemán. Llegó a nuestro país gracias a una familia de migrantes alemanes que también fue la dueña de la casa de instrumentos musicales Wagner y Levien, que destacaba por su gran calidad en la fabricación de sus pianos. Sin embargo, la firma musical elaboraba otro tipo de instrumentos, como es el caso del órgano de tubos u organillo. Los organillos se solía rentarlos a las personas que deseaban ganarse un poco de dinero tocándolo en plazas públicas. Pese a que los organillos dejaron de fabricarse en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, el gran número de organilleros en México propició que esa tradición sobreviviera, ya que es un oficio que se trasmite de una generación a generación.
La pianista y compositora Emiliana de Zubeldía nació en Navarra, España, en 1888. A los cuatro años comenzó sus estudios musicales para después matricularse en la Schola Cantorum de París, donde cursó composición con Vincent d’Indy, además de perfeccionar su técnica en piano con Blanche Selva. Durante la Guerra Civil española, Zubeldía llegó a nuestro país para quedarse de forma definitiva, obteniendo la nacionalidad mexicana en 1942. Cinco años después, en 1947, fundó la Academia de Música en la Universidad de Sonora, a través de la cual estuvo al frente de la educación musical universitaria de dicho estado. Fueron 40 años de fecunda labor de Emiliana de Zubeldía como maestra de música, directora coral, conferenciante y productora de programas radiofónicos, amén de que compuso varias obras, sobre todo de corte tradicional. La maestra Zubeldía falleció el 26 de mayo de 1987 en el Hospital General del Estado de Sonora.
La Copa Oro dará inicio el próximo 10 de julio, fecha que marca el debut de la Selección Mexicana de futbol. Es en ese tipo de eventos que el público demuestra su orgullo mexicano entonando alguna canción. Por supuesto, la canción más entonada por nuestros connacionales, dentro y fuera del país, es “Cielito lindo”, tema inmortal compuesto por Quirino Mendoza, quien nació el nació el 10 de mayo de 1862 en el pueblo de Tulyehualco, Xochimilco. Aún era un adolescente cuando se inició como organista de iglesia, y durante muchos años tocó en los templos de Milpa Alta y Xochimilco. Fue su padre quien lo aconsejo que estudiara el magisterio, pues la música no dejaba para vivir. Maestro de primaria, músico y compositor, fue en una sierra a las orillas de la Ciudad de México donde conoció a la mujer que tenía un lunar junto a la boca, lo que lo inspiró para crear esa bella canción, “Cielito lindo”, cuyos acordes se escuchan en todo el mundo.
Rodolfo Halffter (Madrid, octubre 20, 1900-Ciudad de México, octubre 14, 1987) fue un renovador de los modelos de la arquitectura armónica. Músico autodidacta, en 1920 descubrió el “Tratado de armonía” de Arnold Schonberg, hallazgo que modificó su apreciación fundamental de la música, por lo que, desde entonces, lo consideró uno de sus maestros, junto con Claude Debussy y Manuel Falla. En sociedad con otros siete músicos, fundó el Grupo de Madrid, también llamado “Generación del 27”. Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939) se autoexilió en México, donde obtuvo su carta de naturalización en 1940. En 1939, con Anna Sokolov, alumna de Martha Graham, fundó la compañía de danza La Paloma Azul. En 1941 ingresó como catedrático del Conservatorio Nacional de Música. Entre sus obras, destacan “Concierto para violín y orquesta”; Primera sonata para piano”; “Once Bagatelas para piano” y “Sonata Opus 20 para piano”.
El Conservatorio Nacional de Música de México es uno de los primeros conservatorios que se fundaron en el Continente Americano. Además, forma parte de la infraestructura artístico-musical de nuestro país, sin la cual no pueden explicarse la presencia de personajes como Manuel M. Ponce, Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo y Mario Lavista, entre otros. El director de orquesta Gustavo Dudamel no ha sido ajeno a la calidad de la enseñanza musical de México, por lo que ha mantenido un contacto cercano con un gran número de instrumentistas jóvenes en los encuentros de orquestas con estudiantes de las tres escuelas profesionales de música del INBAL: Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey; Escuela Superior de Música, y Conservatorio Nacional de Música, el cual, creó la Cátedra Ricardo Castro, como uno de los proyectos de cursos de excelencia que el INBAL ofrece para el desarrollo artístico y académico de los jóvenes mexicanos.
De acuerdo con el blog Crehana, el acto de crear mediante la unión de distintos elementos es a que denominamos una composición. La composición musical, señala la publicación, es la práctica de crear una pieza musical o canción usando diferentes elementos musicales. Y continúa: en toda composición musical moderna, encontraremos tres elementos principales (ritmo, armonía y melodía) y cuatro secundarios (timbre, textura, dinámica y forma). Crehana explica que ritmo, armonía y melodía conforman las tres dimensiones base de la composición musical. El ritmo es elemento del tiempo. La melodía es la línea horizontal que incluye los diferentes tonos. La melodía puede tener notas graves o agudas. La armonía, al igual que el ritmo y la melodía, se puede describir por sus características. En el caso de la armonía, se puede categorizar por su dureza: armonía consonante, donde los acordes se perciben como suaves, y armonía disonante, donde los acordes se perciben como duros.